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jueves 30 de noviembre de 2023

Conflicto en Ucrania. ¿Cuál sería el próximo paso para lograr la paz? (I)

La guerra en Ucrania, una tragedia espantosa para el pueblo de ese desdichado país, fatídica también para muchos rusos militares y civiles, y amenazadora para todo el mundo, que dispone hoy de armas nucleares perfeccionadas de todos los tamaños y poderes destructivos, esperando en silos o submarinos el momento en que un desliz mental, un error garrafal, la provocación de un neofascista enloquecido, pueda desatar un suicidio planetario.

Otras menores, pero también aciagas consecuencias son las mayores divisiones que ha creado en todo el mundo dentro de los movimientos pacifistas y de izquierda, de por sí débiles y disgregados. ¿Quién debería cargar con la culpa? Para muchos como yo, la respuesta es una conclusión inevitable, los EEUU. y la OTAN. Para otros, esta trágica división de la izquierda es solamente una disputa interna crónica que entorpece la unidad necesaria para vencer al capitalismo (o evitar que este nos derrote otra vez). Para otro grupo, invariablemente el malhechor será Rusia (hoy corporizada en Vladimir V. Putin), para ellos la culpa siempre es del “totí”

Aunque personalmente no me queda ninguna duda de que la expansión hacia el este de la OTAN y los voraces deseos del Complejo Militar Industrial y Wall Street de apoderarse de los ingentes recursos naturales e infraestructurales de Ucrania desarrollados por la difunta Unión Soviética al costo de muchos cientos de miles de millones de rublos (de aquella época, mucho más valor que los actuales), mi limitada sapiencia literaria me recuerda una tragedia shakesperiana: El apuesto general africano Otelo, aunque profundamente enamorado de su bella y joven esposa veneciana Desdémona, la estrangula, un crimen brutal, inenarrable. Pero, escena por escena, W. Shakespeare nos muestra cómo su insidioso y embaucador enemigo Yago conspiró para causar esta tragedia, abusando de todo lo que lo rodeaba para hacer creer a Otelo que Desdémona traicionó su amor. ¿Las intrigas de Yago absuelven a Otelo? De ninguna manera. Pero revelan dónde se concentra realmente la culpa: el odio, la codicia, los celos y la concentrada maldad de Yago, combinados con su pérfida capacidad para disimular y engañar.

La OTAN entre otras muchas cosas, ha sido una especie de Yago (pero peor aún) en esta tragedia no literaria, sino del mundo real. Porque hizo todo lo posible por llevar la conspiración al nivel en que no había más remedio para Rusia y Putin que pasar a la ofensiva militar en febrero de 2022. Ciertamente V. V. Putin no es Otelo, la irresponsable expansión de la OTAN hacia el este era simplemente indetenible por medios pacíficos, y Volodimir Zelensky no tiene ningún parecido con Desdémona, ni remotamente una pura y angelical esposa. Pero volviendo a la OTAN ¿No ha sido su papel una larga serie de intrigas, engaños y también violencia al estilo de Yago (pero insisto, peor)? ¿No se centró desde el principio en derrotar a la URSS, que para el presidente Ronald Reagan era “el imperio del mal en el mundo moderno”?

Un artículo del periódico de Washington “The Hill” describió los métodos clave utilizados para derrotar a este “imperio del mal”: “… apoyo encubierto al movimiento Solidaridad en Polonia, un aumento de la diplomacia pública a favor de la libertad a través de instrumentos como el Fondo Nacional para la Democracia, una campaña global para reducir el acceso soviético a la alta tecnología occidental y un impulso para dañar la economía soviética haciendo bajar el precio del petróleo y limitando las exportaciones de gas natural a Occidente”. Esta “declaración secreta de guerra económica” obligó a la URSS, a gastar unos ocho mil millones de dólares al año para desviar su impacto.

A pesar de ello, la cruzada imperialista contra la URSS tuvo éxito. George H.W. Bush declaró: “Durante más de 40 años, Estados Unidos lideró a Occidente en la lucha contra el comunismo y la amenaza que representaba para nuestros valores más preciados… La propia Unión Soviética ya no existe. Esta es una victoria para la democracia y la libertad…”

Poco después de agradecer cortésmente a Gorbachov “por su intelecto, visión y coraje” al ayudar a hacer posible esta victoria, el favor de Estados Unidos se centró en Boris Yeltsin, el hombre que utilizó tanques contra la Duma electa para expulsar a Gorbachov y tomar el poder (y de paso abandonó a Cuba a su suerte). Bush dejó entonces claros los principios futuros: “Nos sentimos alentados por el compromiso del Presidente Yeltsin con los valores democráticos y los principios del libre mercado, y esperamos trabajar con él’. ¡Bye, bye, Gorbachov!

Ese capítulo de la historia que conocemos como la Guerra Fría parecía cerrado. En enero de 1990, el Ministro de Asuntos Exteriores de Alemania Occidental, Hans-Dietrich Genscher, declaró que “los cambios en Europa del Este y el proceso de unificación alemana no deben conducir a un ‘menoscabo de los intereses de seguridad soviéticos’. Por lo tanto, la OTAN debería descartar una ‘expansión de su territorio hacia el este… más cerca de las fronteras soviéticas’”. El 10 de febrero, el Canciller Helmut Kohl prometió; Si los soviéticos aprobaran la unificación alemana, la OTAN no se expandiría hacia el este. El Secretario de Estado James Baker aseguró tres veces al Ministro de Asuntos Exteriores Eduard Shevardnadze que “ni una pulgada de expansión” y le dijo a Gorbachov que “… también es importante para otros países europeos tener garantías… ni una pulgada de la actual jurisdicción militar de la OTAN se extenderá hacia el este”.

Pero (al mejor estilo de Yago) este compromiso no se puso por escrito, no hubo firmas. Al cabo de un año, el Ministro de Asuntos Exteriores de Polonia visitó la sede de la OTAN y el Presidente Lech Walesa (1) dijo que Polonia quiere «una Europa segura, garantizada por la OTAN». En marzo de 1992, el entonces secretario general de la alianza noratlántica, Manfred Wörner, aseguró a Polonia que “la puerta a la OTAN está abierta”. En 1999, la República Checa, Hungría y Polonia se convirtieron en sus miembros, seguidas en 2004 por Bulgaria, Estonia, Letonia, Lituania, Rumania, Eslovaquia y Eslovenia.

Yeltsin era un jefe de Estado débil, beodo y complaciente que abrió las puertas de Rusia a los capitalistas de cerca y de lejos (a los rusos se les llama oligarcas). En 2000, al pueblo ruso le habían robado el equivalente a cientos de miles de millones de dólares y la economía estaba al borde del colapso total, hasta que un nuevo gobernante resuelto asumió el poder. Vladimir V. Putin rescató la economía rusa en lo que parecía ser su último aliento y tomó la decisión de empinar a Rusia desde el tercer nivel al que había sido humillada y restablecerla como una potencia significativa a nivel mundial.

En Munich, en febrero de 2007, Putin recordó las promesas otanianas de “ni una pulgada hacia el este” y cuestionó “las llamadas bases estadounidenses flexibles de primera línea con hasta cinco mil hombres en cada una. Resulta que la OTAN ha puesto sus fuerzas de primera línea en nuestras fronteras… Creo que es obvio que la expansión de la OTAN no tiene nada que ver con garantizar la seguridad en Europa. Al contrario, representa una grave provocación que reduce el nivel de confianza mutua. Y tenemos derecho a preguntar: ¿contra quién se dirige esta ampliación? ¿Y qué pasó con las garantías que nuestros socios occidentales dieron tras la disolución del Pacto de Varsovia? ¿Dónde están esas declaraciones hoy? Nadie se acuerda siquiera de ellas”.

El plan de expansión de la OTAN para rodear a la Rusia europea, económica y militarmente, se centró en Ucrania. Ya en 2008, en un cable secreto hecho público por Julian Assange, el embajador estadounidense en Moscú, William Burns, envió una advertencia clarividente a Washington: “Tras una primera reacción silenciosa a la intención de Ucrania de buscar un Plan de Acción de Membresía de la OTAN en la cumbre de Bucarest, el Ministro de Relaciones Exteriores (Serguei) Lavrov y otros funcionarios han reiterado una fuerte oposición, enfatizando que Rusia consideraría una mayor expansión hacia el este como una amenaza militar potencial”.

“La ampliación de la OTAN, particularmente a Ucrania, sigue siendo una cuestión emocional y neurálgica para Rusia”, pero consideraciones de política estratégica también subyacen a una fuerte oposición a la membresía de Ucrania y Georgia en la OTAN. “En Ucrania, estos incluyen temores de que la cuestión podría potencialmente dividir al país en dos, lo que llevaría a la violencia o incluso, según algunos, a una guerra civil, lo que obligaría a Rusia a decidir si interviene”, decía el cable del embajador William Burns, quien fue ascendido y ahora dirige la CIA. Pero su sabia advertencia fue deliberadamente ignorada.

Esto quedó muy claro cuando Victoria Nuland, la subordinada de Hillary Clinton (pero muy superior a ella en talento, consagración y falta de escrúpulos) en el Departamento de Estado, gastó cinco mil millones de dólares o más para organizar una oposición al gobierno electo de Ucrania y luego derrocarlo en un sangriento golpe de estado en febrero de 2014. Una llamada telefónica pirateada reveló que ella incluso había seleccionado el próximo primer ministro, en alianza con bandas de hombres armados, muchos de los cuales portaban símbolos nazis, algunos hacían saludos hitlerianos y todos honraban a su héroe muerto Stepan Bandera, quien había instado y liderado el asesinato de miles de rusos, judíos, polacos y húngaros en 1941- 45 y después esporádicamente hasta su derrota completa en 1948.

En marzo de 2016, el destacado periodista australiano John Pilger advirtió que el gasto en ojivas nucleares “aumentó más bajo Obama que bajo cualquier otro presidente estadounidense… En los últimos 18 meses, la mayor acumulación de fuerzas militares desde la Segunda Guerra Mundial, encabezada por Estados Unidos, está teniendo lugar a lo largo de la frontera occidental de Rusia. Desde que Hitler invadió la Unión Soviética las tropas extranjeras no habían presentado una amenaza tan evidente hacia Rusia”.

Ucrania se ha convertido en un parque temático de la CIA. Después de haber orquestado un golpe de estado en Kiev, Washington controla efectivamente un régimen vecino y hostil a Rusia, un régimen plagado de nazis, literalmente. Figuras parlamentarias prominentes elogian abiertamente a Hitler y piden la persecución y expulsión de la minoría de habla rusa. En Letonia, Lituania y Estonia– al lado de Rusia– el ejército estadounidense está desplegando tropas de combate, aviones, tanques y armas pesadas. Quieren hacerlo también en el Cáucaso, sobre todo en Georgia.

De hecho, las primeras medidas tomadas por el nuevo gobierno de Kiev respaldado por Estados Unidos fueron suprimir los derechos tradicionales de las partes del país de habla rusa (lo que llevó a la escisión de Crimea y la región de Donbass) y a la guerra civil. Y si bien no fue posible una rápida membresía en la OTAN (por la preocupación de los miembros europeos de esa alianza y de Turquía), se llevaron a cabo una serie de maniobras navales y militares, entre otras provocaciones en las fronteras de Rusia.

Con todo ello, EEUU., la OTAN y los neo nazis ucranianos, lograron provocar la guerra que deseaban, y como le sucedió al “Aprendiz de Brujo” de W. Goethe y P. Dukas, ahora no saben cómo detenerla, ante la evidencia clara de que Rusia no puede ser derrotada sin llevar al mundo a una Guerra Mundial con armas de exterminio en masa. (Sigue).

Notas:

(1) Para más detalles sobre L. Walesa, ver:

https://firmas.prensa-latina.cu/lech-walesa-patriota-o-agente-de-la-ultraderecha-anticomunista-mundial-parte-i/

https://firmas.prensa-latina.cu/lech-walesa-patriota-o-agente-de-la-ultraderecha-anticomunista-mundial-parte-ii-y-final/

rmh/jro

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