¡Petro a la cabeza! Colombia lucha por una crucial victoria para su futuro y el de América Latina.

Se quiere en esta segunda parte y final analizar varios temas que pueden ser decisivos para el balotaje del 19 de junio en la hermana Colombia.

En realidad, el bienio 2021- 2022, promete ser histórico para la Patria Grande. En los próximos meses América Latina enfrenta dos tremendas contiendas electorales, el balotaje en Colombia primero y las elecciones generales en Brasil después.

Los resultados de estas elecciones decidirán el balance de fuerzas en la región. Candidatos de la talla de Gustavo Petro y del gran LuizInacioLula da Silva, podrían unirse a las victorias presidenciales de Andrés Manuel López Obrador México (2018); Alberto Fernández en Argentina (2019); Gabriel Boric en ChileL; Xiomara Castro en Honduras; Pedro Castillo en Perú, y Luis Arce en Bolivia.

Estos gobiernos progresistas están comprometidos en la lucha por el desarrollo social, disminución de la desigualdad y contra las oligarquías locales y sus amos del Potomac.

No debemos olvidar que Colombia es uno de los países más desiguales del continente y por supuesto, esto se refleja en un movimiento político- social hacia la izquierda de los votantes con respecto a las elecciones de 2018, una “desviación hacia el rojo” del espectro político nacional.

En contraparte, el “Uribismo” aunque disminuido con respecto al 2018, aún posee un impresionante poder económico, mediático, de muchos sectores de la iglesia católica local, los latifundistas, los militares y el paramilitarismo- narcotráfico y el claro e indudable apoyo de los Estados Unidos.

Van tratar de volcar toda esa influencia en apuntalar a Rodolfo Hernández (quien quiere ese apoyo, pero no lo tiene que se sepa) con muy poco programa que ofrecer, a no ser promesas de luchar contra la corrupción de una forma indefinida y amorfa. No se puede cantar victoria hasta el 19 de junio, a pesar de que haya- a mi juicio- un ligero favoritismo de la coalición Pacto Histórico, encabezada por Gustavo Petro.

Factores que son de gran importancia para el electorado:

• La necesaria aplicación práctica y con garantías de los acuerdos con las FARC, la seguridad y el conflicto con el Ejército de Liberación Nacional (ELN) aún en el marco de un proceso de paz reiniciado en La Habana. La violencia ahora extendida a la frontera con Ecuador, la región del Catatumbo, fronteriza con Venezuela y otras áreas limítrofes. Paz vs Conflicto se enfrentan el 19 de junio.

• La situación de Venezuela siempre ha tenido en vilo a la opinión pública colombiana, esa preocupación es uno de los ejes de la agenda electoral. Uno de los temas es la migración de venezolanos (muchos de ellos de origen colombiano) hacia Colombia, provocada por la continua agresión contra el gobierno bolivariano.

¡Ojo!, los números que mencionan los medios anti- bolivarianos son exagerados para desprestigiar al gobierno del presidente Nicolás Maduro, pero las cifras reales son indudablemente altas, visibles y preocupantes para los colombianos.

• La vehemente polarización política del país, con el enfrentamiento por la izquierda colombianaal “Uribismo” y la oligarquía local. La confabulación de todas las fuerzas de la derecha y ultraderecha alrededor de “Fico” Gutiérrez fracasó estruendosamente, y ahora un tanto que ese sector improvisa su apoyo al contrincante de Petro.

• A todo ello se une el que cuatro millones de jóvenes colombianos llegaron a la edad de votar desde 2018, un aumento de más del 10 por ciento en las listas de votantes, la mayoría de los cuales prefiere un cambio representado por Gustavo Petro.

• En sentido general, podemos afirmar que en la segunda vuelta se verá cómo se “aprietan’ la cifras que separan a Petro y a su contrincante, ya que una cantidad de votantes se concentrará en tratar de evitar que Pacto Histórico gane.

Es muy probable que la diferencia entre ambos candidatos sea menor el 19 de junio que el domingo pasado, pero es realmente difícil que, a pesar de la aplastante ventaja en dinero, propaganda y falta de escrúpulos, la derecha logre (aunque lo proclama a diestra y siniestra) superar la ventaja obtenida por Petro en la primera vuelta.

Todo lo que sea legal o ilegal se va a tratar de utilizar contra la candidatura de Petro: Intimidación de paramilitares en áreas rurales, para que el pueblo no vaya a votar; intentos de fraude de todo tipo (72.9 por ciento de los colombianos creen que puede haber fraude en diferentes órdenes de magnitud); rumores de que si Petro gana “va a pasar algo grave” insinuando un golpe de estado militar, o que “los venezolanos están votando por Petro, usando cédulas falsas”, muchas otras cosas, que van desde lo criminal hasta la farsa más descarnada.

Un factor importante en la segunda vuelta deberá ser el apoyo de aquellos que no son partidarios de ninguno de los dos candidatos, pero su rechazo total a uno de ellos los lleva a votar por el otro.

Tanto Hernández como Petro, serán tanto favorecidos como víctimas de este voto en contra. Se ha producido y se incrementa cada día más una campaña dirigida a crear incertidumbre o incluso miedos falsos (confiscaciones de tierras y otras propiedades, subida significativa de impuestos a las empresas privadas, entre otros) en materia económica contra Petro; tratan de movilizar (lo que es imposible, como se verá abajo) a toda la derecha y el centro derecha alrededor de Hernández, la mayor parte de ellos saben o intuyen que todo eso es mentira, pero muchos quieren creer que es verdad.

Mientras, en el caso del líder derechista, muchos lo consideran más de lo mismo después de dos décadas de hegemonía uribista y, a pesar de sus frases biensonantes, mueve a los desencantados y deseosos de un cambio hacia la izquierda y Petro.

Lo que está en duda para algunos es cual de esos “antivotos” es más significativo en 2022. Hace cuatro años el “antipetrismo superaba por mucho al antiuribismo”, quizás le dio unos dos millones de votos extras a Duque entonces.

Colombia salía del segundo Gobierno de Juan Manuel Santos, que se había distanciado enormemente de Álvaro Uribe durante el proceso de paz con las FARC.

Iván Duque, pupilo del poderoso expresidente fascista y líder de Centro Democrático, aguijoneó a su alrededor a todas esas corrientes dispuestas a frenar la posible llegada al poder de un presidente de izquierda y por eso ganó las elecciones en 2018 en la segunda vuelta con el 54 por ciento de los votos frente a un casi 42 por ciento de Petro.

Estos cuatro años han cambiado el escenario. El Gobierno de Duque llega a su fin con una de las cotas de popularidad más bajas de la historia (un 83 por ciento del electorado considera negativamente su accionar presidencial).

La pandemia, unida a la falta de acción política que demostró el Ejecutivo, han impulsado el descontento social, han acrecentado la demanda de un cambio político en el país y han hundido al uribismo (caída no solo achacable al actual presidente, también contribuyó mucho su mentor Uribe con sus enredos judiciales y verbosidad cavernaria).

Un sondeo sobre la potencial segunda vuelta publicado el 16 de mayo pregunta precisamente por eso, ¿por quién no votaría de ninguna manera?

El 38 por ciento de los encuestados aseguraba entonces que no lo haría por Fico, frente a un 26 por ciento que se niega a apoyar a Petro. Si no hay victoria “en primera vuelta”, ese voto a la contra podría definir la presidencia en el balotaje.

Pero se produjo la sorpresa de que Hernández superó a Fico en toda la línea y clasificó como el segundo candidato en el balotaje. Realmente no se conoce cuantos dirían que de ninguna manera votarían por él, pero sin dudas es una cantidad considerable.

En el 2018, la asistencia a votar en primera vuelta fue de sólo un 54.22 por ciento de los electores habilitados, lo que fue casi exactamente igual ahora, y en segunda vuelta llegó al 53.93 por ciento, es decir que también existió un grupo que se negó a votar por alguno de los dos.

Se supone que la asistencia a votar en el balotaje del 2022 será al menos un cinco por ciento mayor que en 2018, sobre todo por la mayor capacidad movilizadora que posee ahora la coalición Pacto Histórico liderada por Petro.

Además de los candidatos presidenciales eliminados, otros políticos colombianos van a desempeñar un papel de importancia para definir el balotaje:

• A favor dePetro estarían el expresidente Ernesto Samper, Alejandro Gaviria, Claudia López (alcaldesa de Bogotá, pero de una forma tibia, ya que no pueden los alcaldes participar en política presidencial); su ex jefe de despacho Luis Ernesto Gómez; el destituido alcalde de Medellín Daniel Quintero; Humberto de La Calle, quien fuera el funcionario que representó al gobierno colombiano en las negociaciones y Acuerdos de paz en La Habana; el senador Jhonatan Ferney Pulido quien anunció que retiraba su apoyo a Hernández.

El senador Jorge Enrique Robledo, es quizás el líder de la coalición de Gutiérrez que pudiera desligarse de ese grupo y apoyar a Pacto Histórico.

Son muy grandes probabilidades de apoyo a Petro- o al menos no respalden a su contrincante- los expresidentes Cesar Gaviria y Juan Manuel Santos (de quien es muy cercano Luis Gilberto Murillo Urrutia, candidato vicepresidencial de Sergio Fajardo, que ya anunció su apoyo a Petro).

Una cantidad de grupos menores, ambientalistas, feministas, anti – discriminación, van a apoyar a Petro. Lamentable que la ex senadora Piedad Córdoba no apoye la candidatura progresista en Colombia.

• De otro lado, Hernández hará todo lo posible por NO TENER (al menos públicamente) el apoyo de Álvaro Uribe y de Iván Duque, el cual destrozó la candidatura presidencial de Fico Gutiérrez y quizás acabó para siempre su carrera política. El apoyo de sus seguidores es la más importante fuente de nuevos votos para Hernández. Varias otras personalidades son importantes para su candidatura, que no va a poder lograr el imaginado Toconpe (Todos contra Petro), por lo menos con el nivel de unidad anti- izquierda que el esperaba. Pero si muchos votos.

El crecimiento del voto a favor de Hernández para la segunda vuelta es probable que supere al de Petro en números absolutos, pero no hay que olvidar que Petro necesita un 9.7 por ciento más de votos para ser presidente, mientras Hernández requiere de un 21.8 por ciento más, lo que significa que debe aumentar en la segunda vuelta una cantidad 2.25 veces o más de los votos que Petro obtenga. Son muchos , muchísimos votos a conquistar, a pesar de todo el apoyo de la derecha y la ultraderecha.

La derecha y ultraderecha y sus medios están haciendo una ferocísima, sin escrúpulos ni limites morales, campaña anti-Petro, en algunas encuestas poco serias y sumamente parciales, en algunas de la cuales, Hernández le ganaría a Petro por un margen del 10 por ciento o que Petro sacaría solo un 39 por ciento de los votos, es decir bajaría casi un dos por ciento de lo alcanzado en la primera vuelta.

Aunque absurdas, muchos creen tales cábalas, sobre todo porque las quieren creer o están mesmerizados por periódicos, radio y televisión.

La unidad de la izquierda, centro- izquierda y de otras fuerzas y movimientos progresistas será definitoria para el triunfo que considero probable del candidato Gustavo Petro y su compañera de fórmula Francia Márquez, que estimo lo obtenga el 19 de junio por un margen pequeño, es decir entre doscientos mil y un millón de votos efectivos de ventaja sobre su rival derechista Hernández.

Esta victoria sería de una enorme importancia para el progreso de Colombia y para cambiar la correlación de fuerzas en toda América Latina. Junto con una potencial derrota del fascismo en Brasil en octubre de este año, proporcionaría un completo giro victorioso en el escenario político de América Latina en una nueva “oleada progresista” de la Patria Grande.

rm/jro