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jueves 28 de marzo de 2024
Biden Israel y Arabia Saudita

Poderoso caballero es Don Dinero: Visita Biden Arabia Saudita e Israel

El presidente de Estados Unidos, J. Biden, planea una gira por varios países de la convulsionada región del Medio Oriente e hizo un intento de explicación de los motivos para efectuar, durante ese periplo de la semana que comienza, polémicas visitas a Israel y Arabia Saudita.

Sus “explicaciones” en un artículo de opinión publicado en el diario The Washington Post, son muy insinceras. El mandatario estadounidense asegura que su viaje, que comienza el próximo miércoles 13 de julio, tiene el objetivo de “contrarrestar la agresión de Rusia”, “superar” a China y conseguir “mayor estabilidad en la región”.

Para hacer estas cosas, subrayó Biden, tenemos que comprometernos directamente con los países que pueden impactar esos resultados, como Arabia Saudita e Israel, señaló el gobernante, quien realizará primero una parada en Israel y en Jordania.

El anuncio del viaje generó críticas, dado que cuando aún era candidato presidencial, Biden prometió convertir a Arabia Saudita en un «paria» en la arena internacional debido a la presunta implicación del príncipe saudita en el asesinato del periodista Jamal Khashoggi en 2018.

Sin embargo, con la crisis doméstica de precios e inflación, parece estar alejándose de su promesa de campaña y ahora la Casa Blanca espera pasar la página en función de sus intereses nacionales. Durante su parada en Riad, se reunirá con el príncipe heredero Mohammed bin Salman, considerado responsable del asesinato, así como con los líderes de otras naciones árabes, entre ellas Egipto, Jordania, Iraq y los Emiratos Árabes Unidos.

Tras la operación militar rusa en Ucrania, el presidente norteamericano considera necesario cortejar a otros productores de energía para sustituir el petróleo de Moscú y estabilizar los mercados mundiales. Poderoso caballero es Don Dinero.

La visita acentúa la supeditación de las manidas políticas de derechos humanos a sus presuntos intereses de seguridad nacional, que son realmente de dominio mundial y de destrucción de todo quien se les oponga en la arena internacional.

Para Washington la monarquía árabe siempre fue un socio necesario en la región del Medio Oriente, más cuando empeña esfuerzo en apuntalar a Israel y sus relaciones con otras naciones del área para enfrentar el reto que representa Irán a sus planes hegemónicos.

biden y trump

En su artículo de opinión en el Washington Post, Biden criticó a su predecesor, el expresidente Donald Trump, por abandonar el acuerdo nuclear con Irán y dijo que su administración continuará “la presión diplomática y económica hasta que Teherán esté listo para volver a cumplir con el pacto de 2015”.

Sobre las razones de su visita a Israel, el presidente Biden ha sido mas parco y administrado mucho sus palabras, igualmente inconsecuentes y apócrifas en todo caso.

¿Y cómo se comporta esta visita con la muy vociferada defensa de los Derechos Humanos y la aplicación de sanciones para quienes supuestamente los violen? Porque, presidente, hemos visto y vemos a diario reportes de prensa y declaraciones de altos funcionarios estadounidenses, entre los cuales se destacaron (en su momento) el malísimo Mike Pompeo- sucedido ahora por su equivalente Antony Blinken y por supuesto decenas de tuits del mero- mero Donald Trump, contra Irán, Venezuela, Cuba, Nicaragua, Rusia, China y un largo etcétera, reemplazado ahora por el menos vocal, pero también insincero, de Joe Biden.

Sin embargo, la reacción contra actos de real barbarie no se refleja ni por un mínimo asomo de pudor. Israel y Arabia Saudí, como la mujer del César, están siempre por encima de toda sospecha.

Bajo el mando de bin Salman- quien compartió por largo tiempo con el hoy exprimer ministro israelí Benjamín Netanyahu el “mérito” de ser el aliado más cercano de la administración Trump en el Medio Oriente- el número de ejecuciones (decapitaciones y crucifixiones) en Arabia Saudí se ha más que duplicado, en 2021 se llevaron a cabo 67 ejecuciones, frente a las 27 del año anterior, lo que indica que el gobierno saudí no valora debidamente la sangre humana.

Las sentencias de muerte se llevan a cabo en un proceso ilegal sin un juicio justo y no se avienen a los principios jurídicos internacionalmente aceptados.

De eso se ha dicho muy poco en los medios controlados por EE.UU., cientos de veces menos, para poner un ejemplo, que a las sanciones aplicadas con proceso jurídico ejemplar a los culpables de actos de vandalismo, agresión a personas y destrucción de propiedad el 11 de julio de 2021 en Cuba.

Decapitar a decenas de personas por “delitos” que incluyen infidelidad conyugal de una mujer hacia su marido (nunca en el otro sentido); o el asesinato masivo y sistemáticamente ejecutado contra los palestinos, es “menos importante” de que en Cuba se atrevan a tocar con el pétalo de una rosa a un “admirado disidente” pro estadounidense.

Los brutales asesinatos llevados a cabo por los regímenes de Arabia Saudita e Israel constituyen un acto político calculado e impulsado por ambiciones tanto nacionales como internacionales.

La impunidad ante el crimen masivo

Mohammed bin Salman

El régimen saudí, encabezado por su gobernante de facto, el Príncipe Mohammed bin Salman, ignoró las protestas de las Naciones Unidas, de las organizaciones de derechos humanos y de decenas de países, convencidos de que goza de una impunidad absoluta basada en el apoyo que disfrutó de Donald Trump y disfruta ahora de J. Biden, quien los visitará en unos días, como parte de ese viaje que lo llevará también a Israel.

La represión implacable contra los chiitas dentro de Arabia Saudita, se ha unido a la guerra genocida que se libra contra Yemen, que ha costado la vida de al menos 100 mil yemeníes, dejando a más de 24 millones de personas, el 89 por ciento de la población total, necesitada de ayuda humanitaria, de ellos 17 millones de ayuda urgente en un país al borde de la hambruna total y de epidemias fuera de control.

Se ha hecho mil veces más énfasis en los desórdenes ocurridos en Cuba durante la jornada del 11 julio del 2021, e incluso más énfasis “en lo que no pasó” el 15 de noviembre cuando los mercenarios de “Archipiélago” viajaron a España y se convirtieron en “Península” que en los centenares de decapitados en Arabia Saudita, o miles de muertos en Yemen o en Gaza y Cisjordania.

¿Algún Bloqueo contra Arabia Saudita o Israel? ¿Designados como criminales y genocidas la familia real o los lideres del Mossad? ¡No me haga reír (o quizás debiera decir llorar)!

La principal responsabilidad por los crímenes saudíes e israelíes recae en su patrón principal, el imperialismo estadounidense. La monarquía salvaje de Arabia Saudita, con sus decapitaciones públicas, no es meramente un remanente de atraso feudal. Es el producto directo de la intervención estadounidense en el Medio Oriente, de las concesiones aseguradas por Texaco y Standard Oíl en los años 1930 y 1940, de las actuales ventas masivas de armas que hacen de ambos regímenes los clientes uno y dos del complejo militar-industrial de los Estados Unidos.

Washington ha respondido a las decapitaciones masivas en Arabia Saudita con un silencio ensordecedor y la más degradante complicidad. En el caso de Gaza y Cisjordania, simplemente afirman que Israel se defiende de los “terroristas” que no aceptan el despojo que han sufrido cada día mas desde 1948 a la fecha.

Asesinato de periodistas: crimen sin castigo

El salvaje desmembramiento del periodista saudí disidente Jamal Khashoggi (quien trabajaba precisamente en el Washington Post) en el Consulado de Arabia Saudita en Estambul, en octubre del 2018, no ha sido causal de sanciones contra la familia real, este atroz crimen ha desaparecido en gran parte de los medios controlados por la derecha internacional, incluyendo los de la culta y civilizada Europa.

El brutal crimen de la periodista palestina Shireen Abu Akleh, ha sido también largamente ignorado fuera de los medios de los países árabes.

El saudí Jamal Khashoggi del Washington Post y Shireen Abu Akleh, periodista palestina de Al-Jazeera, brutalmente asesinados por Arabia Saudita e Israel, respectivamente. J. Biden, al parecer, no se percata de tales “detalles”. Fotos de Al-Jazeera

Jamal Khashoggidel y Shireen Abu Akleh

Al fin de la jornada, la política exterior estadounidense fundamentada en una alianza estratégica con la monarquía saudí y el gobierno de Israel resultará inevitablemente en un incremento descontrolado de la violencia en el Medio Oriente, en otras regiones del planeta y en los propios Estados Unidos. En vez de llevar paz a la región y al mundo, enrarecerá aún más la muy tensa situación que puede llevar a la humanidad a su desaparición.

Mientras los países de la Unión Europea se “horrorizan” ante las tragedias palestina y yemení, le siguen vendiendo a los agresores pertrechos y tecnologías que sirven para la muerte de decenas de millares de civiles.

Aviones fabricados en Europa, armas y misiles británicos, bombas italianas, buques de guerra franceses, municiones de otros países de la Unión Europea llegan en torrente continuo a manos de los asesinos de Riad. Israel recibe patentes licencias, enorme información de inteligencia, telecomunicaciones, información satelital.

Por ejemplo, España sigue vendiéndole armas a la monarquía saudí para atacar bárbaramente a Yemen, al mismo tiempo que le entrega armas a Ucrania para defenderse de la “agresión rusa”. Otros países de la Unión Europea hacen lo mismo con un abierto doble estándar moral.

Aviones F-15 y F -35

En el caso de Estados Unidos, vende muchas decenas de miles de millones en armas. Aviones F-15 y F -35 de última generación, misiles antiaéreos, bombas de precisión, y prácticamente cualquier tipo de armamento existente en los arsenales del Pentágono llueven a manos de los genocidas.

Miles de mercenarios, muchos de ellos latinoamericanos, combaten con las tropas de la coalición encabezada por Arabia Saudita contra el pueblo yemení. ¡Horror de horrores!

La oposición chiita al Israel sionista no es verbal como en otros países de la misma fe, sino muy real y comprometida. Apoyan a Venezuela, Cuba y otros países que no se arrodillan ante la Casa Blanca. Por eso es que se odia tanto a Irán y a Yemen.

Por todos estos factores, era inevitable un enfrentamiento a muerte entre la reacción monárquica wahabita (secta sunita ultraconservadora de pensamiento medieval) de Arabia Saudí y las posiciones progresistas de países como Irán, Siria y Yemen.

Con la defección de Turquía del bando de los seguidores incondicionales del imperialismo estadounidense y la resurrección de Rusia como gran potencia presente en el Medio Oriente, Arabia Saudí, ahora segundo gendarme regional de los Estados Unidos en la región, va a ser visitado por el presidente estadounidense JoeBiden.

Preguntas sin respuestas

Me surgen unas preguntas: ¿A la luz de estos hechos, alguien se puede creer el bulo de que las alegadas violaciones de los derechos humanos en Venezuela, Nicaragua y Cuba, son la causa real de las sanciones y agresiones del gobierno de Washington? ¿Los EE.UU. de Biden aplicarían sanciones a Arabia Saudí o Israel? ¿Por qué los medios internacionales mantienen un nivel tan bajo de información sobre los abominables crímenes que cometen estos estrechísimos aliados de los EE.UU.? ¿Es el Reino de Arabia Saudí, proclamado custodio de la fe islámica, donde se encuentran las ciudades santas de La Meca y Medina, las antípodas del Reino de Dios? ¿En el Templo en que el rey Salomón diera muestra de excepcional sabiduría y prudencia, en la misma ciudad en que Jesús diera su vida por la humanidad, la vida de los palestinos no vale NADA?

¿Dónde están las “sanciones” contra los agresores? Ninguna, se vende a los asaltantes muchas decenas de miles de millones de dólares en letales armas y pertrechos, para que puedan matar mejor. Se les compra cientos de billones de dólares y euros en energía, sobre todo ahora que las irracionales sanciones contra Rusia amenazan con poner el barril de petróleo por los cielos.

A ellos los visitará muy pronto el “profundo creyente cristiano” y presidente de los EE. UU. JoeBiden. En su escrito en el Washington Post el presidente dio muchas y complejas explicaciones de su visita, cuando alcanzaba con una: “PODEROSO CABALLERO ES DON DINERO”, lo que ya nos había dicho ese gigante de las letras castellanas Francisco de Quevedo (1580-1645):

Madre, yo al oro me humillo,
él es mi amante y mi amado,
pues de puro enamorado
de continuo anda amarillo.
Qué pues doblón o sencillo
hace todo cuanto quiero,
poderoso caballero
es don Dinero.

rm/jro

*Ingeniero cubano residente en los EE.UU.

José R. Oro
José R. Oro

José R. Oro Nació en Cuba en 1952. Geólogo de profesión, es autor de cuatro libros y más de 100 artículos especializados en minería, geología, ingeniería y medio ambiente y muchos otros de temas sociales, política y economía. Habla español, inglés, ruso y portugués. Experiencia en el desarrollo de grandes proyectos mineros y de infraestructura en Cuba, Puerto Rico, Venezuela, Colombia, Finlandia, Estados Unidos y Canadá. Vive en Connecticut, Estados Unidos. Casado.

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