Por Kintto Lucas*
Entre Selma y Baltimore hay 1389 kilómetros,
vidas más vidas menos cincuenta años de distancia
¿Recorrió Obama alguna vez ese camino, ese tiempo?
¿Supo de esas vidas, de esas muertes?
¿Intuyó el asesinato en el aire,
sentado en los jardines de la Casa Blanca?
¿Sintió los ojos de sus hermanos todo el tiempo sobre él,
detrás de las puertas, detrás de los árboles, como Henry Miller?
¿Le quemó la sangre y la dignidad de aquel de pelo cano
que se quitó el sombrero ante un blanco?
¿Se sacó el sombrero ante un blanco o ante sí mismo,
con el dolor de Selma en la memoria y el fuego de Baltimore?
Obama no leyó a Henry Miller, sólo mira la televisión y se esconde,
pero los ojos están detrás de él.
*Periodista y escritor ecuatoriano-uruguayo.
ag/kl