Cuando Donald Trump esbozaba la composición de su gabinete después de haber sido elegido y antes de asumir el cargo, tomó una decisión: los neoconservadores que tantos problemas le habían creado en su primera administración no tendrían cabida esta vez. Así, dejó fuera entre otros a Mike Pompeo, Mike Pence, Nikki Haley, John Bolton y Elliott Abrams que habían ocupado altos cargos durante su anterior gobierno.
Las sentencias dictadas el jueves pasado contra Pedro Castillo, Betssy Chávez, Aníbal Torres y Willy Huerta en el juicio que se iniciara en el mes de marzo, pero también la anunciada 48 horas antes contra Martín Vizcarra Cornejo, no hacen sino pintar de cuerpo entero a la “justicia” de la Mafia que impera en el país. Para decirlo en una sola palabra, constituye una venganza.
Acudamos brevemente a remover el baúl de la madriguera angloimperialista estadounidense, salpicada de recurrentes invasiones neocolonialistas y hoy de supremacismo con el presidente Donald Trump, quien es el más corrupto en la historia de la República Federal estadounidense, en donde tanto demócratas como republicanos han refuncionalizado el Destino Manifiesto y la Doctrina Monroe que declara que “América es para los americanos”, es decir los anglo imperialistas estadounidenses, para sus complejos militares industriales y el narcocapitalismo, sumado el digital, que utiliza el gran enracimado y telaraña de la dictadura del algoritmo y las redes sociales, salpicadas de terribles violaciones de derechos humanos, el cometimiento de delitos de lesa humanidad, que son invisibilizados como el infanticidio y genocidio de Gaza, el exterminio de la niñez y una agenda de asedio e injerencia en los procesos electorales nuestroamericanos para implantar sus cabezas de playa, mediante oligarquías articuladas a una red del narco.
En otro gesto que lo ratifica como el lamebotas mayor del imperio, el gobierno de Javier Milei exigió ante la Corte Penal Internacional de La Haya que se emita de manera inmediata una orden de captura contra Nicolás Maduro y otros altos funcionarios del gobierno bolivariano.
Concluidos los procesos de independencia, en los distintos nuevos Estados latinoamericanos del siglo XIX la conflictividad en torno al poder tuvo como eje las disputas entre conservadores y liberales. En México, a mediados de ese siglo, Benito Juárez logró radicales reformas liberales. Menos profundas fueron las de Argentina en la misma época. Pero el liberalismo ecuatoriano triunfó recién en 1895; el Partido Revolucionario Cubano fundado por José Martí (1892) tuvo como objetivo principal la independencia definitiva de la isla; y en Colombia el bipartidismo se prolongó en el siglo XX, desatando una violencia inédita y permanente, hasta que el “Frente Nacional” (1958) la calmó, con la alternancia en el poder de ambos partidos durante 16 años y la marginación de cualquier otro.

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