Por Kintto Lucas *
Para Firmas Selectas de Prensa Latina
Estoy en los llanos venezolanos. La sabana se pierde en el horizonte. La lluvia paró hace unas cuantas semanas. Por ahí se ve el Orinoco, ese río que, según dicen es como el tiempo, parece que nunca termina. En estos llanos, los personajes y la música me traen a la memoria diversas historias.
La ficción y la realidad se mezclan en una geografía. Sí, lo sé, no es necesario decir que Venezuela es mucho más que los llanos, pero entrar por los llanos hace descansar la mirada. Antes de seguir el camino, la mirada se concentra en los llanos, el oído escucha una brisa suave, los espejismos de la sábana por lo menos por ahora no aparecen. Pero se ve una sombra que cabalga sabana adentro. Por allá va el llanero, cabalga el llanero… Por detrás se escucha
Cunaviche adentro de Alí Primera: “…Y va llorando el llanero / Aunque lo escuche cantar / Canta el gallo en la mañana / Pero nadie ha averiguao / Cuando es que ´ta triste el gallo / Cabalga / Siempre el llanero / Llorando / Siempre el llanero…” Esa voz describe la tristeza del llanero, que cuando canta, llora.
Sigo camino porque más allá del llanto del llanero, y más acá del Orinoco, y más allá de las corocoras, y más acá de ese caney, si prestamos atención podremos escuchar a Doña Bárbara y Mister Danger conversar. Es cuando él, con su voz gringa, sentencia: “¿Va a hacer sus cosas a su manera? Buena suerte, Dona Bárbara, pero no se confíe mucho en sus poderes sobrenaturales. Tenga cuidado con los espejismos de la sabana…”.
Más allá, en cambio hay una fiesta. Un cantador. Un arpa. Se escucha una copla: “…Dele al arpa compañero… Marisela, muchacha bonita, canto fino del arpa llanera, suave aroma de flor sabanera…”. Es la película Doña Bárbara, del mexicano Fernando de Fuentes, basada en la novela de Rómulo Gallegos. Me detengo en ese oscuro personaje llamado Mister Danger, una especie de “inversor” estadounidense sin ningún tipo de escrúpulos, en los llanos venezolanos. Aunque también están Doña Bárbara, interpretada por María Félix, y Maricela y Santos Luzardo.
La primera edición de la novela salió en 1929. La película es de 1943. Después, claro, se hicieron algunas telenovelitas… Rómulo Gallegos, además de escritor fue político, presidente por poco tiempo, derrocado por un golpe de estado, exiliado en Cuba y México. Sus historias hay que ubicarlas en el contexto de esas primeras décadas del siglo XX. En esa Venezuela de desigualdades y dictaduras que se suceden. Pero qué sería del llano venezolano sin la tonada, y que sería de la tonada si no existiera Simón…
¿Qué sería de la tonada si no existiera Simón?, se preguntaba Alí Primera. Y nos podríamos preguntar también: ¿qué sería de la luna, de la garza mora, de la flor de araguaney?, ¿qué sería del llano y sus historias, y sus leyendas?, ¿qué sería de las muchachas y del alcaraván?, ¿qué sería de la música de Venezuela y de América Latina, si no hubiese surgido un cantador e investigador musical como Simón Díaz.
Y sobre todo, ¿qué sería de la querencia…?: “…Si mi querencia es el monte / Y mi fuerza un cimarrón / Como no quieres que cante / Como canta un corazón / Si mi querencia es el monte / Y la flor de Araguaney / Como no quieres que tenga / Tantas ganas de volver / Si mi querencia es el monte / Y una punta de ganao / Como no quieres que sueñe / Con el sol de los venaos…”.
La querencia es también la sabana. Entonces habría que escuchar la excelente versión de Joan Manuel Serrat interpretando Sabana de Simón Díaz.
Después de pasar por tantos rincones del llano hago un alto en el camino. El agüita del río siempre refresca el caminar y el pensar. Luego, como el cabrestero seguiremos viaje por este país… hacia el futuro, o sea hacia el pasado, uniendo hilos mientras vamos construyendo el telar de la memoria.
La memoria de un país que pide que le dejen caminar solo, que no aparezca hoy un Mister Danger a meterse en el llano, o en los pozos petroleros o donde sea. Pero antes de seguir, escuchemos nuevamente, despacito nomás, a Simón Díaz interpretar Garcita:
“…Me voy camino a Garcita / Donde están los comederos / Donde la palma y el río aumentan mi desespero / Río crecido, río crecido rebaja tu tempestad / que los chinchorros de noche, se mueren de soledad / Fruta e’ palma, fruta e’ palma / Acompáñame al andar / Que contigo y mis sudores es más bonito llegar / Bebe, bebe cabrestero, bebe de mi Morichal / que muchos guaita caminos te faltan para llegar…”.
Es verdad, muchos aguaitacaminos nos faltan para llegar y tal vez nunca lleguemos. En todo caso hay que seguir y seguir caminado, así no lleguemos nunca. Seguir y seguir la güeya, diría don Atahualpa Yupanqui. Ojalá que no cante ningún aguaitacaminos mientras caminamos. No es que piense que es ave de mal agüero, pero mejor que solo nos miren, y que no canten… Según la leyenda, cuando uno se cruza con el aguaitacaminos y éste canta, la cosa no vendrá buena, o mejor dicho, vendrá bastante malita… Así que mejor no cante este buen amigo, porque no vaya a ser que se aparezca otro Mister Danger…
Mientras Rómulo Gallegos escribía sobre una Venezuela, Teresa de la Parra escribía sobre otra Venezuela. Rompía esquemas literarios y hablaba de los derechos y problemas que enfrenta la mujer. Su novela Ifigenia salió en 1924, cinco años antes que Doña Bárbara. El cineasta venezolano Iván Feo, hizo una película basada en la novela.
Hay algunas frases de la novela que quedaron en el tempo, pero una sigue ahí: “Así de pequeñas son las cosas. En cambio lo que se ha dejado de vivir… Una vez vi un dibujo en un libro: había en ese dibujo dos niños acurrucados bajo un árbol esperando que pasara la lluvia, muy junticos… Es que en la vida siempre llueve María Eugenia. La cuestión no es dónde vamos a escampar, si no escampar con alguien que pueda estar muy cerca de nosotros mientras dura la lluvia…”.
Teresa de la Parra, dice a las mujeres de su época que están vivas, y les habla del planeta de los hombres, que aunque no parezca también les pertenece.
Termina de escribir y piensa en sus años pasados, cuando confiaba mucho más en sus oídos que en sus ojos. Entonces, ella está ahí, en su niñez, auscultando los vientos y el sonido de la tormenta. Escuchando el sonido de los pájaros en el amanecer y vibrando con la vida del campo.
Ella, junto a su madre, mirando un mundo indescifrable donde las cosas no tienen nombre y descubriendo de pronto que están solas. Ella caminando a España para cambiar el oído mágico de los ruidos campestres por ese otro más perfecto y más objetivo del ojo. Ella regresando a su país para ver el silencio y el olvido de las mujeres. Ella rompiendo el silencio y escribiendo contra el olvido, para que comience, dicen, su gran pasión: mezclar todas las letras para crear historias. Luego, presa del contenido de las palabras tuvo que hacerlas explotar para decir todo lo que no se decía sobre la mujer.
Entonces comenzó a pelear contra las frivolidades de un destino que la dejó sola con su madre en un mundo de hombres. Para eso puso contra el papel una realidad que escandaliza a los señores de gris y sus esposas grisáceas.
Teresa es joven, tiene todo el sudor en el cuerpo y espera que la vida sea menos fría que el invierno europeo. Su cuerpo y su lápiz arden en Venezuela, mientras Venezuela arde con sus decires. Con las arpas de fondo seguimos camino. Queda mucho por recorrer…
Nos fuimos a volver y seguimos caminado por Venezuela. Una Venezuela de música y poesía. De ritmos, símbolos y ritos. De caminos compartidos y colectivos. De historias y leyendas. De rebeldes y rebeliones. Vamos y venimos de Venezuela. Del llano al valle de Caracas. De Caracas al llano. De la música a la literatura. De la literatura al cine. De los espejismos sabaneros a la realidad. De Venezuela a Venezuela. Pero seguimos caminando.
Por suerte no ha cantado ningún aguaitacaminos. Sigamos entonces al lucero de la mañana para ver adónde nos lleva. Aunque ahora recuerdo a Cecilia Todd interpretar Canto de ordeño, pero sigo hacia el futuro y estoy llegando al año 1560 en busca de Guaicaipuro. Se escucha el canto de los pájaros
En la región de Caracas habitan dos pueblos indígenas que se han unificado y eligen su cacique supremo por voto popular. Seis meses hace ya que Guaicaipuro fue elegido, y tres días que empezaron a llegarle malos augurios… Por las costas aparecieron gentes extrañas: «Llevan en la cara la color de las nubes ligeras de la mañana y toda manchada de cabellos espesos… están cubiertos sus cuerpos por una piel tejida tan sólida que no le penetran los más duros y agudos dardos», así el mensaje corre y llega al jefe.
Después de arrasar con lo que encontraron a su paso, los hombres pálidos construyeron casas rodeadas de trincheras y profundos pozos, para resistir posibles ataques de los que aquí viven. El cacique no espera que lleguen a sus dominios, no espera que la mañana tome el color de las nubes ligeras, no quiere que la noche pierda su luna… Levanta su pueblo en armas… Pero finalmente es derrotado.
La luna se nubló; el Orinoco, el Apure y el Arauca ensombrecieron su cauce; el viento se aquietó como triste con la vida; no hubo ruidos, hasta los pájaros decidieron callar, incluso los aguaitacaminos, todo el paisaje se silenció y las lágrimas caminaron por el valle. Pero el canto de los pájaros se sigue escuchando. Todo vuelve a empezar y siempre volverá a empezar. Yaracuy caminará el mismo paso guerreando al invasor… y habrá un Miranda y un Simón Bolívar peleando la independencia…
De la rebelión contra los conquistadores a la rebelión de febrero de 1992. Estamos en la redacción del periódico Mate Amargo, de Montevideo, cerrando las últimas páginas, cuando de pronto surge la noticia de un levantamiento militar en Venezuela.
La información es confusa y las especulaciones surgen rápidas. La derecha habla de intento de golpe de Estado, gran parte de la izquierda compara a los rebeldes con los carapintadas argentinos que impusieron su mirada fascista a los gobiernos de Raúl Alfonsín y Carlos Menem; muchos no entienden lo que está pasando y algunos decidimos reivindicar el derecho a la duda. Aunque el periódico está casi cerrado, no podemos obviar el hecho: hay que escribir al respecto y acepto el desafío.
Desde un comienzo no creo que se trate de un intento de golpe de Estado como los que padecimos en el sur del continente. El lenguaje utilizado tampoco tiene semejanzas con el de los carapintadas, y el gobierno corrupto de Carlos Andrés Pérez, que profundizó la brecha entre pobres y ricos, no inspira ninguna confianza. La rebelión es derrotada.
Chávez, Hugo Chávez, parece que se llama el líder de los rebeldes. Sus palabras quedan en la geografía venezolana: “Compañeros, lamentablemente por ahora, los objetivos que nos planteamos no fueron logrados en la ciudad capital. Es decir, noostros acá, en Caracas, no logramos controlar el poder. Ustedes lo hicieron muy bien por allá, pero ya es tiempo de evitar más derramamiento de sangre. Ya es tiempo de reflexionar. Y vendrán nuevas situaciones, y el país tiene que enrumbarse definitivamente hacia un destino mejor.
Oigan mi palabra, oigan la palabra del comandante Chávez, que les lanza este mensaje, para que, por favor, reflexionen y depongan las armas. Porque ya en verdad los objetivos que nos hemos trazado a nivel nacional es imposible que los logremos. Compañeros, oigan este mensaje solidario. Les agradezco su lealtad, les agradezco su valentía, les agradezco su desprendimiento, y yo ante el país y ante ustedes asumo la responsabilidad de este movimiento militar bolivariano…”.
El alto mando de las fuerzas armadas venezolanas sale triunfante en el corto plazo al reprimir a los rebeldes, defendiendo el orden establecido por la democracia neoliberal de Carlos Andrés Pérez. Como antes había defendido la propiedad privada a sangre y fuego ante la llegada de los desesperados que bajaron de los morros en el Caracazo de 1989, con de miles de muertos y decenas de desparecidos en el camino.
De las palabras de los rebeldes y las movilizaciones paralelas en algunas ciudades, se nota una vinculación con la historia de las luchas populares. Cuando reivindican a Bolívar no es al militar, es un Bolívar humano, no una estatua con uniforme. Es un Bolívar mucho más cercano al que le canta Serenata Guayanesa en El niño Simón,
A la hora de juntar las piezas del rompecabezas para escribir mi artículo, encuentro un discurso distinto de los militares bolivarianos, encuentro un gobierno corrupto apoyado por una cúpula militar desgastada, encuentro un modelo económico que consumió la riqueza del petróleo entre pocos, encuentro el Caracazo como respuesta inorgánica a ese modelo, y la represión como respuesta orgánica al desespero de la gente. Encuentro también el fantasma de una izquierda perdida en el discurso de la socialdemocracia. En fin, una historia que da pautas para armar el rompecabezas hacia el futuro…
Pasó el tiempo y aquel rebelde, Hugo Chávez, luego de estar preso, llega a la presidencia de Venezuela. Y en los caminos de las luchas, y de la vida, se encuentra con Mister Danger o, mejor dicho, con el Señor Peligro. Pero este Míster Danger ¿es el mismo del llano o algún pariente? ¿Es aquel de la novela de Rómulo Gallegos o algún descendiente?
Así, luego que George Bush Junior dio a entender que era necesaria una intervención en Venezuela, Hugo Chávez retomó el personaje de la novela Doña Bárbara, de Rómulo Gallegos, y ubicó la reaparición de Míster Danger en la figura de Bush y recordó las matanzas estadounidenses en Iraq.
Luego, en la Asamblea de Naciones Unidas y tras mencionar el libro de Noan Chomsky “Hegemonía o Supervivencia -La estrategia imperial de Estados Unidos- analizó el papel de ese país en el mundo y volvió a describir irónicamente a Mr. Danger: “…
La pretensión hegemónica del imperialismo norteamericano, pone en riesgo la supervivencia misma de la especie humana. Seguimos alertando sobre ese peligro y haciendo un llamado al propio pueblo de los Estados Unidos y al mundo para detener esta amenaza. Yo creo que los primeros ciudadanos que deberían leer este libro son los ciudadanos hermanos y remanas de Estados Unidos, porque la amenaza la tienen en su propia casa.
“El diablo está en casa pues. Ayer vino el diablo aquí. En este mismo lugar huele a azufre todavía. Ayer el señor presidente de los Estados Unidos vino aquí hablando como dueño del mundo. Como vocero del imperialismo vino a dar sus recetas para tratar de mantener el esquema de dominación, de explotación y de saqueo a los pueblos del mundo… No podemos permitir que se instale la dictadura mundial…”.
El grupo español Ska-p dedicó a Bolívar y a Chávez una canción titulada El Libertador, que tuvo mucha repercusión entre los jóvenes a nivel mundial. Este sería un buen momento para escucharla…
La figura de Hugo Chávez creció a nivel internacional. Su mirada estratégica hacia la integración de América Latina y la construcción de un mundo multipolar, la revitalización de la Organización de los Países Productores de Petróleo, el arraigo a nivel social en su país y en América Latina, la construcción de un proyecto revolucionario y su creciente influencia política en la región, lo puso en la mira de Estados Unidos.
Entonces, empezó el trabajo interno y externo para tratar de derrocarlo incluyendo golpes de Estado. Pero su presencia política se fortaleció a nivel mundial. Varias veces conversamos sobre el futuro de América Latina, y siempre vi en él al mayor estratega político de la región en las últimas décadas. Alguien que miraba lejos. Por eso se siente tanto su falta en el camino de todos…
El otro día conversando largo con Pepe Mujica en Guayaquil, recordó a Chávez como la persona más solidaria que ha conocido: “…a mí me preocupa mucho Venezuela por varias cosas, pero además está todo lo que sembró Chávez, todo, el más colosal batallador por la integración latinoamericana, sin duda. El gobierno más generoso que he conocido en la historia política en los años en que puedo medir la historia de América Latina”.
Hoy Venezuela está siendo acosada. Algunos que se vendieron el cuento de ser de izquierda trabajan abiertamente para Estados Unidos y sirven de voceros de la intervención como ese a quien nombraron Secretario General de la OEA? ¿Hay derecho qué se meta alguien de afuera en Venezuela? ¿Tienen derecho a querer intervenir en ese país? Pepe responde enfatizando:
“¡No tienen ningún derecho! Pero además esto es sarcástico, muy sarcástico, porque los errores y los motivos de los venezolanos son muy de ellos y son ellos los que lo tienen que solventar, y, ¡qué joden con la Democracia en Venezuela y no dicen una sola palabra de lo que pasa en otros lados! No dicen nada, ¿verdad? Pero sobran ejemplos para señalar a Venezuela pequeñas verrugas al lado de los desastres que se han provocado en el mundo.
Ahí no dicen nada, porque son potencias que influyen en las decisiones del mundo de hoy las que cometen esos desastres. Entonces no puedo considerar la tolerancia de Estados Unidos con algunos países que son sus amigos. Es una política bastante cínica la de utilizar los derechos humanos. ¡No me jodan! ¿Los derechos humanos? Si vemos en los últimos años, Estados Unidos y sus aliados tienen un balance nefasto.
Donde intervinieron no hay otra cosa que desastre, desarticulación: Afganistán, Iraq, Libia, Siria… ¡Mira lo que hicieron! Apuesto que el modelo que tienen de paz en Siria es la balcanización, hacer lo que hicieron en Yugoslavia, balcanizarla, aprovechar una Siria Chiita, otra Sunita, Kurdistán y después atomizados utilizarlos de uno en uno… Que Dios me perdone, pero esa película también la hemos visto muchas veces…”.
Los hilos del tiempo me llevan al canto de Solimar Cadenas, que se fue joven, muy joven hace pocos años. Su voz dulcemente revolucionaria, se quedó en Venezuela y en la América Latina. Sigamos Juntos, de Nascuy Linares y Carlos Díaz se escucha detrás de las banderas:
“Si luché por libertad / Si morí si vencí / Si viví para cantar / si soñé si creí / Si Simón me acompaño entre montes y ciudades / en la esperanza y la soledad / Si nacimos para amar / Si elegimos el futuro y el nombre de la patria / Si encontré lo que perdí/ Sigo aquí / Si labraremos la tierra y dormiremos en paz / Despertaremos felices un canto de libertad / Si logramos nuestro triunfo / Sigamos juntos, sigamos juntos, sigamos juntos…”.
ag/kt