Por Kintto Lucas*
Para Firmas Selectas de Prensa Latina
Las brujas de Tierra Negra miran las fotos recortadas del Aquelarre de Zugarramurdi como si se trataran de recuerdos recortados. En las fotos hay brujas y ruiseñores que faltan. Quienes faltan en una foto pueden ser olvidos o recuerdos. Quién se tomó el trabajo de recortar esas fotos sabe cuántas brujas faltan, y cuántos cantos de ruiseñores ya no se pueden escuchar en las imágenes, cuántos olvidos y cuántos recuerdos .
El recorte de un recuerdo puede ser un puente hacia el olvido, y el olvido puede ser un muro para el recuerdo.
El Monstruo del Agua es un recuerdo ya olvidado en Tierra Negra. Un buen recuerdo de ayer, hoy puede ser un mal recuerdo. ¿Por qué recortar las fotos según el momento en que se mira?, piensa la bruja más sabia.
Las ramas donde viven los ruiseñores son puentes hacia el olvido y hacia la memoria. Los puentes de los árboles pueden llevar hacia el horizonte y ahí romperse. El horizonte a veces puede explotar y desaparecer en las fotos recortadas. Cada vez que cae un árbol, un pedazo de memoria se duerme sobre el horizonte.
¿Por qué recortar el horizonte entonces? ¿Por qué recortar la memoria del horizonte? ¿Por qué recortar la historia de la memoria del horizonte? ¿Por qué recortaron las fotos del Aquelarre de Zugarramurdi?, preguntan brujas y ruiseñores de Tierra Negra sin encontrar la respuesta.
Cuando se recorta una foto puede ser consecuencia del dolor o la alegría. El Monstruo del Agua cree que una foto recortada es una mirada recortada. Las miradas recortadas no tienen horizonte.
Hay un tango en la foto y en la piel de la bruja más sabia de Tierra Negra. Un tango para cantar volando y olvidando. Aunque su olvido nunca llegue al horizonte. Las fotos y los tangos son amores que vuelan mientras las hormigas deshojan flores en sus caminos. Amar en una escoba, es como volar le dice la bruja más sabia al Monstruo. Los dos vuelan en la playa, en las lágrimas, en la hoguera, en el mar.
El Monstruo del Agua cree que el mundo es un naufragio. A Playa de Brujas llegan pedazos de barcos en las noches de luna. El Monstruo encuentra un timonel en la orilla. Un timonel puede ser un rumbo desconocido, porque los rumbos conocidos no pierden el timonel en el mar.
La bruja más sabia no era bruja, pero sabía leer las manos y los ojos del Monstruo del Agua. El Monstruo no era poeta, pero leía poesía desde el día que los ruiseñores le regalaron algunos libros de Keats, de Whitman, de Vallejo…
Cuando los caracoles asumieron el control de Tierra Negra, recortaron el horizonte y prohibieron a las brujas hacer el amor con los ruiseñores. El amor entre ellas solo era permitido si demostraban que era para siempre. Los ruiseñores ya no pudieron regalar libros de poesía.
El Monstruo del Agua fue desterrado por hacer el amor con la bruja más sabia y a veces volar en sus sueños. Tras el destierro ella decidió recortar todas las fotos en las que estaba el Monstruo, imitando lo que habían hecho en Zugarramurdi. Mientras recortaba lloraba. Llorar es una forma de resistencia, dijo mientras miraba por la ventana, creyendo mirar una foto ya vista del Monstruo, y se quedó llorando.
Mirar por la ventana también puede ser la imagen de una foto antigua. Los cururus sonrieron y dieron todo sus rezos y apoyo a los caracoles. Los caracoles se arrastran. Todos los que saben arrastrarse son aceptados como regentes por los cururus.
Las hormigas cuando leen las historias de Alonso Quijano creen que son fantasías. Les cuesta imaginar que son la realidad del Aquelarre de Zugarramurdi. Las hormigas no quieren a los caracoles, saben que todos aquellos que se arrastran nunca llegan al horizonte. Las hormigas saben que para derrotar a los caracoles, deben construir múltiples caminos.
Las brujas saben que los caracoles son pasajeros, así gobiernen mil años. Los ruiseñores saben que su canto es un arma letal para cururus y caracoles. El Monstruo del Agua sabe que es necesario sembrar más ruiseñores para combatir a los caracoles.
Las hormigas fueron las primeras en llegar a Tierra Negra. Llegaron abriendo caminos desde la montaña, cargando hojitas de plátanos, pequeñas alas de moscardones y zanzas de zancudos… Luego vinieron los ruiseñores con libros y cantos… Atrás llegaron las brujas y el Monstruo del Agua…
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