Por Frei Betto *
Para Firmas Selectas de Prensa Latina
En menos de 24 horas Francia recaudó 2 mil millones de euros para reconstruir la Catedral de Notre Dame, en la que fieles, sacerdotes, obispos y cardenales manifiestan la fe en que todos los seres humanos son hijos de Dios y merecen vivir con dignidad. La misma Francia que desde 1957, o sea, 62 años después de la independencia de sus colonias africanas, les extrae el 85% de sus reservas nacionales.
Se trata de 15 países que le pagan un tributo a Francia todos los años. Algunos están marcados por la destrucción, las guerras y el hambre, como Benín, Burkina Faso, Costa de Marfil, Mali, Níger, Senegal, Togo, Camerún, La República Centroafricana, Chad, el Congo, la República de Guinea y Gabón. Seis de ellos figuran entre los países más pobres del mundo.
Sus gobiernos están obligados a depositar el 60% de sus reservas en el Banco de Francia, y solo pueden usar un 15% de ellas al año. En caso de que extraigan más, deben pagar una tasa usuraria del 65% del monto. O sea, se les penaliza por usar su propio dinero.
En las ex colonias africanas todos los hallazgos de minerales pertenecen a Francia. Todo el equipamiento y el entrenamiento militares tienen que ser franceses, lo que pone en evidencia quién lucra con las guerras locales. Ya han muerto más de 350 millones de inocentes en guerras causadas por la pobreza de esos países.
Hasta el año 2004 Haití tuvo que pagarle la misma tasa a Francia. En 1825, cuando reconoció la independencia de Haití, el entonces presidente haitiano, Jean-Pierre Boyer, firmó un acuerdo con el rey francés Carlos X según el cual los impuestos aduaneros a la importación de productos de la nación caribeña se reducían un 50% y Haití le pagaría a Francia en cinco plazos una indemnización de 150 millones de francos, equivalente a 21 millones de dólares estadounidenses en la actualidad.
Esa cuantía serviría para compensar a los franceses por la pérdida de inmuebles, tierras y esclavos. Si el gobierno haitiano no firmaba el tratado, el país seguiría aislado diplomáticamente y sería cercado por una flota de buques de guerra.
El monto equivalía al producto anual del gobierno haitiano multiplicado por diez. Por tanto, Haití se vio obligado a recurrir a un empréstito para abonar el primer plazo. De un banco francés… Así comenzó formalmente lo que se conoce como la “deuda de la independencia”. El banco francés le prestó 30 millones de francos, que era el monto del primer plazo, de los cuales descontó 6 millones por concepto de comisiones bancarias.
Con los 24 millones restantes. Haití comenzó a pagar las indemnizaciones. O sea, el dinero pasó directamente de las arcas de un banco francés a las arcas del gobierno francés. Y Haití quedó debiéndole 30 millones de francos al banco francés y 6 millones de francos más al gobierno de Francia por la cuantía que faltó del primer plazo.
Se estableció una espiral absurda de deudas para pagar una indemnización que siguió siendo demasiado alta para las arcas del país caribeño aun cuando se redujo a la mitad en 1830. Más tarde, en 1844, el lado oriental de la isla se declaró definitivamente independiente del occidental, fundando la República Dominicana.
Desde entonces Haití se vio obligado a solicitar grandes empréstitos a bancos estadounidenses, franceses y alemanes, con tasas de interés exorbitantes, que comprometían la mayor parte de los ingresos nacionales.
Finalmente, en 1947, Haití terminó de compensar a los franceses. Fueron 122 años pagando deudas desde la independencia. Y al país le quedó la triste realidad de figurar entre los 20 más pobres del mundo.
Notre Dame será reconstruida, qué duda cabe. Y allí se exaltará la gloria de Dios. Pero, ¿y los que fueron creados a Su imagen y semejanza, la población de las ex colonias?
ag/fb