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miércoles 22 de enero de 2025
covid-19

Los pueblos indígenas no queremos volver a la normalidad

Por Ollantay Itzamná  *

Para Firmas Selectas de Prensa Latina

 

Aunque nadie sabe cuándo será el pico planetario más alto de los contagios de COVID-19. En estos momentos más de 10 millones de personas están contagiadas con dicho virus y cerca de medio millón perdieron la vida. La comunidad internacional, muy a pesar de la globalización moderna, fue incapaz de activar una estrategia global para afrontar la pandemia globalizada por la interconexión mundial. Los gobiernos de cada país hacen lo que pueden, o lo que quieren… buscando salvaguardar los intereses de las élites globales y locales.

En estos momentos, el epicentro de la pandemia es el continente de Abya Yala[1] . En especial, los países más poblados…. El virus viaja de las ciudades principales hacia las zonas del área rural. No discrimina biológicamente, todo ser humano es o puede ser víctima en potencia. La diferencia es a nivel social. Sufren y padecen más los sectores empobrecidos y excluidos por el sistema. COVID-19 socialmente es discriminatorio.

Así como no existieron estrategias coordinadas de contención a nivel internacional, tampoco existen estrategias coordinadas para la “desescalada” planetaria. Tras estar “encerrados” ya por más de 100 días, se escuchan voces por todas partes, exigiendo volver a la normalidad. Incluso algunos “representantes” de movimientos indígenas exigen a los gobiernos levantar las medidas de restricción y “volver a la normalidad” para ejercer los derechos restringidos en tiempos de pandemia.

Lo que menos debemos pedir, sin embargo, los pueblos indígenas, y todos los sectores subalternos o explotados por el sistema hegemónico neoliberal es “volver  a la normalidad”. En esa normalidad “añorada” lo normal para esos pueblos fue subsistir sin derechos y cargar a cuestas obligaciones. Lo normal en la “deseada” normalidad fue y es discriminación sistemática, no sólo por cuestiones raciales. Lo normal fue y es negación constante de derechos.

Lo normal en la normalidad era y es reprimir y asesinar a cuantos defienden derechos. Lo normal en la normalidad fue y es que los hombres maltraten y asesinen impunes a las mujeres por ser mujeres. Lo normal en la normalidad fue y es saquear territorios… entregar los bienes comunes a los privados… Ésta es parte de la gráfica de la normalidad del sistema mundo en el que subsistíamos  y subsistimos.

En la “reclamada” normalidad lo normal fue y es la corrupción pública. Es normal que los gobiernos corruptos hipotequen a nuestros hijos con deudas externas impagables… Es normal que destruyamos a nuestra Madre Tierra persiguiendo satisfacer nuestros deseos activados maliciosamente por el mercado.

Por estas y otras razones nos resistimos volver a la llamada “normalidad” anterior a la pandemia. Las condiciones de encierro o auto-encierro en las que subsistimos como familias, comunidades o pueblos en estos tiempos de pandemia, son difíciles de sobrellevar. Sobre todo cuando hay hambre. Pero también son tiempos fecundos que deben afianzar nuestro compromiso con nuestras propuestas de la “nueva normalidad” pospandemia que propugnamos. Una nueva normalidad con una humanidad reconciliada con la Madre Tierra. Una nueva normalidad donde el humano encuentre su plenitud y felicidad en la felicidad del resto de los miembros de la comunidad cósmica.

Sabemos que los tiempos que vienen no serán nada fáciles. La disputa por los territorios, las cuencas de agua los bienes públicos…serán más recargadas y posiblemente más violentas…. Pero, muy a pesar de esta certeza, no debemos exigir volver a la “normalidad” que normalizó nuestra condición de subalternidad colonizada.

ag /oit

 

*Investigador, abogado y antropólogo quechua.

 

Referencias bibliográficas

[1] Abya Yala es el nombre con que se conoce al continente que hoy se nombra América, que literalmente significaría tierra en plena madurez o tierra de sangre vital.

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