El pasado 23 de octubre el compañero Joaquín Benavides circuló un análisis crítico acerca del artículo mencionado en el título de este comentario. Entiendo que Benavides se refiere tanto al aspecto periodístico como al contenido de lo expuesto. Me referiré a este último tema del contenido del artículo. Es satisfactorio constatar que los asuntos abordados en la reunión del Primer Ministro con gobernadores e intendentes del país están entre los más acuciantes de la economía cubana y que afectan a la vida de la población. No obstante es mi criterio que, en general, los enfoques y posibles soluciones a los problemas descritos se basan en una concepción centralizada y administrativista que deja poco espacio al accionar de las leyes objetivas del mercado y a la necesaria autonomía de las entidades económicas y los territorios.
Formularé brevemente mi opinión sobre algunos de los puntos abordados.
En la reunión se hizo hincapié en la situación de las cuentas por cobrar y por pagar, “viejo asunto que exige soluciones definitivas”. Según mi opinión, la solución consiste en que las entidades a las que no se les paga no sigan vendiéndole a las instancias que no les pagan, denunciando ante los tribunales los casos morosos.
Se dijo que “el país no tiene más dinero para importar”. Aquí se confunde el país con el Estado. Es probable que el Estado no tenga más dinero para importar, pero el sector no estatal sí lo tiene y puede conseguir más. Al respecto, se debe facilitar esta gestión al sector no estatal suprimiendo el monopolio estatal del comercio exterior y autorizando a las cooperativas, MIPYMES y Trabajadores por Cuenta Propia (TCP) a importar y exportar directamente a suministradores y clientes en otros países sin necesidad de hacerlo mediante un intermediario estatal. Además, al sector no estatal se le debe autorizar abrir cuentas en divisas extranjeras en Cuba para que operen con sus propias divisas a su cuenta y riesgo financiero.
Se planteó que “La contratación no puede dejarse a la espontaneidad”. En este criterio se manifiesta el perjudicial método de planificarlo todo administrativamente desde un centro por encima de las empresas. Los contratos deben establecerlos las entidades contratantes con absoluta libertad entre ellas sin interferencias de terceros, solo cumpliendo las normas generales de ese acto legal establecidas por el Estado.
En cuanto a la construcción de viviendas, se informó que los resultados del plan aprobado “no son halagüeños”. El Primer Ministro pidió que le presentaran “una propuesta sobre qué hacer, de manera diferente, que permita realmente avanzar”. En respuesta a esta solicitud propongo tener en cuenta las consideraciones siguientes. La construcción de viviendas no debe basarse principalmente en el llamado “esfuerzo propio” aunque éste debe seguir promoviéndose. El Estado debe asumir el grueso de la construcción de sólidas viviendas que no salgan volando con el primer ciclón que aparezca. Los arquitectos y constructores cubanos están capacitados para ello.
Lo demuestra el diseño y edificación de los eficientes y fastuosos hoteles que se construyen para el turismo. Comprendo que uno de los problemas más graves que enfrenta el Estado es el financiamiento. Para resolver este asunto considero que se puede acceder a varias fuentes. Una de ellas consiste en que los aspirantes a tener una vivienda construida por el Estado la financien con sus propios recursos tanto individualmente como mediante la organización de cooperativas para esos fines. Otra variante es retornar al método que aplicó Pastorita Núñez al principio de la Revolución que logró el financiamiento mediante una Lotería Nacional.
Llama la atención que se aprueban muchas más MIPYMES que cooperativas no agropecuarias siendo éstas las que se basan en la propiedad social y métodos colectivos de dirección.
En la reunión se reafirmó que “la empresa estatal socialista es el actor fundamental y los nuevos actores son su complemento”. Al respecto tengo una opinión diferente. Pienso que los nuevos actores no deben ser considerados como un complemento subordinado a la empresa estatal socialista. Ambas entidades productivas deben actuar con el mismo nivel autónomo de gestión en un ambiente de competencia leal en el marco de las leyes económicas objetivas del mercado. Tampoco creo que los nuevos actores deben ser incorporados mediante un plan administrativo a las estrategias de desarrollo local e “insertarlos en el ecosistema municipal, incluyendo los encadenamientos con la empresa estatal y el vínculo con el Gobierno, la universidad, la banca”. Estoy de acuerdo con estos objetivos, pero éstos deben promoverse creando condiciones estimulantes para ello y dejando a los propios actores la toma de decisiones al respecto sin compulsión administrativa estatal.
Coincido con “la elaboración de una norma que defina los mecanismos de control de estas figuras, desde los organismos nacionales hasta el nivel de los municipios”. Asimismo considero que también debe elaborarse una norma que impulse y desarrolle la participación creciente de estas figuras en la economía cubana.
rmh/fvg
*Doctor en Ciencias Económicas.