No fue en esa fecha sino un 20, el 20 de junio pasado. A las ocho de la mañana, cuando leí un correo electrónico de nuestro editor. Estoy en deuda con él, aunque con este texto pretenda cumplir con su demanda de aquella mañana. En deuda porque hace meses que no escribo para Firmas Selectas, aunque en mi debe con Prensa Latina las cuentas son más amplias porque…ya me referiré a ese asunto.
Así que aquí me atengo a la solicitud de nuestro editor.
16 de junio es una fecha que vive marcada en esa suerte de calendario con resonancias que suele ser la memoria de cada uno.
Porque…
Un 16 de junio, el de 1955, y siendo niño, supe de muertes, de matanzas, de bombas contra un pueblo. En la madrugada de ese día había nacido mi hermana y mi padre me llevaba a conocerla. Para llegar al hospital debíamos tomar un trolebús como los había por aquél entonces en Buenos Aires, en su parada de Plaza de Mayo. Pero no pudo ser. Nací de nuevo. Antes que lo alcanzásemos voló en pedazos.
Una de las bombas que la aviación militar golpista contra el gobierno del general Juan Domingo Perón lanzaba sobre el pueblo indefenso había impactado sobre su techo. Mi padre me alzó en brazos y atravesó la Plaza en carrera desesperada. Desde aquél día y hasta hoy, las fuerzas políticas de mi país que se consideran a sí mismas democráticas jamás conmemoraron la fecha como la memoria por aquellas víctimas lo merece.
Muchos 16 de junio después, demasiados quizá, vio la luz en librerías un libro que me debía yo mismo. Finalmente lo escribí y salió a la venta 50 años después de aquellos acontecimientos. Es una novela histórica, sobre datos originados en entrevistas con protagonistas de los hechos e investigaciones en archivos. Su título es El Derrocado (Sudamericana, Buenos Aires, 2005). En clave de alguna manera autobiográfica, narra la trama que arrancó aquél 16 de junio y culminó con el golpe de Estado de setiembre de 1955 y la partida de Perón hacia el exilio.
Existe otro 16 de junio, que pertenece a la literatura universal. El Bloomsday, por el caótico pero mágico monólogo interior de Leopold Bloom, el de Ulises (1922), del irlandés James Joyce, quizá la novela que alumbró la narrativa del siglo XX, hasta nuestros días.
Sin embargo…
A otro 16 de junio le debo tanto…
Al de 1959. Día en el que la Revolución Cubana fundó la agencia Prensa Latina. Le debo casi todo lo que se de este oficio de contar historias con objetividad, pero no imparciales, como sentenciara su fundador y primer director Jorge Ricardo Masetti…Esas son mis cuentas en el haber de Prensa Latina sobre las que prometí referirme en las primeras líneas de este texto.
Son mis deudas con la Agencia, con sus redacciones y corresponsalías, con tantos colegas y camaradas, ellos y ellas.
Lo sé, jamás podré saldarlas.
rmh/ved
