La guerra en Ucrania debe terminar, y debe terminar con justicia, porque si no es así no sería el fin del conflicto, sólo una tregua preñada de peligros. Para ello es esencial que Estados Unidos cese su intromisión y hostilidad inveterada contra Rusia.

La guerra entre Rusia y EEUU./OTAN en Ucrania se intensifica a medida que se difunde, lentamente, al estilo de la Primera Guerra Mundial, con grandes bajas en ambos lados. Mientras que el presidente Joe Biden sigue repitiendo que la OTAN, refiriéndose principalmente a EEUU, ampliará el apoyo militar a Ucrania «todo el tiempo que sea necesario». «Mientras sea necesario» no es una política, es una dilación mortal sin ninguna estrategia de salida.

Por supuesto, no hay ninguna “estrategia de salida” porque no se desea tal salida. El objetivo es debilitar a Rusia todo lo que sea posible, tratar de destruir a un líder ruso fuerte como Vladimir V. Putin y sustituirlo por otros que sean sub – sirvientes de EEUU., desanimar a los países que tienen una política independiente y prolongar la viciosa e imposible idea de un mundo unipolar, donde Washington pueda hacer y deshacer a su entera discreción.

Por supuesto que Biden, quien votó por la guerra criminal de Bush en Iraq siendo senador en 2003, junto con cientos de miles de millones de dólares a lo largo de los años, tiene experiencia en ese concepto de «el tiempo que sea necesario». Esa invasión y ocupación de Iraq cobró más de un millón de vidas iraquíes, incluso más que esa cifra de heridos y enfermos crónicos, y sumió a ese país y a la región adyacente en un caos destructivo que persiste hasta el día de hoy, y no se le ve fin.

«¿Cuánto tiempo será necesario» para que se pierdan un millón de vidas ucranianas y la destrucción incalculable de su país? ¿Para que la guerra se intensifique y se extienda más allá de Ucrania, hacia Rusia, Belarus y otros países limítrofes?

Biden pasa más tiempo pensando en cuándo dirá «Sí» a la demanda del presidente ucraniano Volodimir Zelensky de armas más poderosas: vehículos blindados avanzados, artillería de mayor alcance, tanques Abrams con municiones de uranio empobrecido, y de cuánto se podrá embolsillar el Complejo Militar Industrial estadounidense con todo ello. Quizás también para que nunca se sepa el nivel de corrupción de su hijo Hunter con las mafias ucranianas.

El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) advierte que tales municiones de uranio empobrecido son «metales pesados química y radiológicamente tóxicos». Harvard International Review informa que «el uranio empobrecido puede representar un riesgo tanto para los soldados como para las poblaciones civiles locales. Cuando la munición hecha de uranio empobrecido golpea un objetivo, el uranio se convierte en polvo que es inhalado por los soldados (y por cualquiera que esté) cerca del lugar de la explosión. El viento luego lleva ese polvo a las áreas circundantes, contaminando el agua y la agricultura locales».

El presidente Biden también apoya proporcionar a Ucrania avanzadas versiones del caza- bombardero F-16 que requieren de muchos meses de entrenamiento para aprender a operarlos y ya ha enviado bombas de racimo a Ucrania a fin de poner en peligro aún más a los propios ucranianos, incluidos los niños, en los próximos años. El New York Times informa: «123 naciones, incluidos muchos de los aliados de Estados Unidos, han acordado nunca usar, transferir, producir o almacenar municiones de racimo».

La administración de Biden no tiene (ni quiere tener) estrategias diplomáticas, ni la solicitud de un alto el fuego incondicional inmediato seguido de negociaciones de paz del más alto nivel. Esta guerra se está expandiendo y se está volviendo más letal cada día. Las provocaciones también están aumentando a medida que aparecen drones ucranianos armados sobre Moscú y que más misiles rusos apuntan a objetivos ucranianos y de otros países; es importante decir que es mejor que la OTAN no albergue ridículas ilusiones de que los rusos no están preparados para la terrible circunstancia de que este conflicto se salga completamente de control.

El Congreso de los EEUU., ignorando neciamente las lecciones de la historia de las guerras en Vietnam, Irak, Afganistán, Libia y otros bumeranes militares del imperio estadounidense, ha aprobado las exigencias de Biden sin ninguna audiencia exhaustiva que examine seriamente hacia dónde se dirige esta guerra. Sin embargo, los demócratas del Congreso se aseguraron de bloquear una propuesta de la Oficina del Inspector General para supervisar el gasto de decenas de miles de millones de dólares de los contribuyentes en ayuda militar de Estados Unidos, vigilar la corrupción e investigar los desvíos de suministros militares.

El Congreso de EEUU. es culpable también por “estar de acuerdo” con la decisión de Biden / OTAN de poner a 300 mil soldados «en alta preparación» estacionados en los países cerca de las fronteras de Rusia. Miles de efectivos estadounidenses, artillería moderna y buques de guerra están en la región.

Putin no tiene que decir otra cosa que la verdad para alarmar seriamente al gobierno y pueblo rusos. Recuerdan las invasiones de Alemania en la Primera Guerra Mundial y la Segunda Guerra Mundial que cobraron más de 50 millones de vidas rusas y que causaron una devastación masiva en el país. Ven una alianza militar de países occidentales (OTAN) que incluyó desde 1991 a la República Democrática Alemana (absorbida por Alemania Federal), Finlandia, Polonia, Hungría, República Checa, Eslovaquia, Estonia, Lituania, Letonia, Rumania, varios ex países yugoeslavos y Bulgaria, pronto entrará Suecia (hoy muy diferente que en tiempos del asesinado Olof Palme). Sin mencionar las intrigas imperialistas en el ex Cáucaso soviético. La intención de incluir a Ucrania en la OTAN es una de las causas principales de la guerra actual y que eso no suceda es una condición sine qua non para que se logre la paz.

En 1990, varios líderes occidentales aseguraron al presidente soviético Mijail Gorbachov que la OTAN no se expandiría. En 1991, cuando la URSS comenzó a disolverse formalmente y las preocupaciones soviéticas sobre la OTAN aumentaron, expertos estadounidenses, incluido el destacado George Kennan, advirtieron sobre un desastre si se cruzaba esa línea roja. The Guardian señala: «Putin afirma que [James] Baker, [ex Secretario de Estado] en una discusión el 9 de febrero de 1990 con el líder soviético, Mijail Gorbachov, hizo la promesa de que la OTAN no se expandiría hacia el este si Rusia aceptaba la unificación de Alemania».

El presidente Bill Clinton enfureció al presidente ruso Boris Yeltsin al romper con las garantías anteriores de Estados Unidos sobre la expansión de la OTAN.

Como se señaló en un artículo de Harper’s de junio de 2023 sobre Ucrania, «… En la cumbre de la OTAN en Bucarest en abril de 2008, la delegación estadounidense, encabezada por el presidente Bush, instó a la alianza a poner a Ucrania y Georgia en el camino inmediato hacia la membresía de la OTAN. La canciller alemana, Angela Merkel, entendió las implicaciones de la propuesta de Washington:

«Estaba muy segura… que Putin no iba a permitir que eso sucediera», recordó en 2022. «Desde su perspectiva, eso sería una declaración de guerra». El embajador de Estados Unidos en Moscú, William J. Burns, compartió la evaluación de Merkel y había advertido a la secretaria de Estado Condoleezza Rice que «la entrada de Ucrania en la OTAN es la más destacada de todas las “líneas rojas” para la élite rusa (no solo Putin)», concluyendo que «Rusia responderá» ².

Imagínense que el zapato estuviera en el otro pie, con Rusia haciendo todo eso en las fronteras de EEUU. Es suficiente recordar cómo reaccionaron en Washington con la instalación de los misiles soviéticos en Cuba en Octubre de 1962 o mucho más recientemente sobre las vidas perdidas en el ataque terrorista del 9/11.

Los medios capitalistas tampoco han aprendido las lecciones de la historia. La cobertura que le dan a la Guerra de Ucrania es 100 veces mayor y más colérica que sobre las acciones militares de EEUU. en el Medio Oriente, ni se rasgan las vestiduras por la política de ese país que lleva a Alemania a mayores presupuestos militares y envíos de armas a Ucrania, y pone fin a las tradiciones de neutralidad de los países nórdicos al llevarlos a la OTAN. Todas estas extensiones de una alianza militar agresiva, proporcionan un gran negocio para el complejo militar- industrial de Estados Unidos, de lo que Dwight D. Eisenhower advirtió (pero los medios al servicio del capitalismo lo callan hoy) en su discurso de despedida como presidente³. Los ensanchamientos de la OTAN inquietan con razón al pueblo ruso y aumentan el apoyo popular a Putin y su gobierno. El detallado informe de Roger Cohen en el New York Times sobre su viaje por Rusia arrojó algo de luz a los lectores estadounidenses sobre estos sentimientos⁴.

EE.UU. debiera liderar el establecimiento de la paz⁵, involucrar a la ONU y otras organizaciones internacionales, y observar sus propios mandatos constitucionales que reservan al Congreso, no a la Presidencia, el poder de declarar la guerra.

Si sucede lo contrario, preparémonos para una guerra de desgaste en ambos lados, que podría durar años, o aún peor, conducir a una guerra total con armas nucleares y otras de exterminio en masa.

En cambio, los sucesivos gobiernos de la Casa Blanca, sean indistintamente “republicanos” o “demócratas”, incrementan sin una sola excepción un vasto presupuesto militar (mayor que los siguientes diez países combinados, incluidos China y Rusia), operan bases militares en 110 países, se producen incesantes amenazas militares o incursiones en los patios traseros de muchas de naciones, en violación del derecho internacional, la carta de la ONU (en cuya redacción los EE.UU. participaron de la manera más prominente en 1946) y los propios estatutos federales estadounidenses. Todo hecho de manera bipartidista, con asombrosa hipocresía y desprecio por la justicia.

Eso debería llamar a la sensatez a todos los halcones, incluidos los inquilinos de la Casa Blanca, al actual y al anterior (ambos pretenden repetir en noviembre del 2024).

rmh/jro

Notas:

1) “Paisaje después de la batalla” es el título de un film del gran realizador polaco Andrzej Wajda, con la magistral actuación de Daniel Olbrychski. Cuenta la historia de un poeta sobreviviente de un campo de concentración nazi, en completo estado de estupor intelectual e incapaz de tomar decisiones, a quien sólo el dolor y el espanto le hacen regresar su talento. Lo considero una analogía de la tragedia que la humanidad vive hoy con la espantosa guerra en Ucrania, que debe hacernos regresar al sentido común desde la actual enajenación, en una suerte de catarsis purificadora del pensamiento y la acción social del género humano. La guerra en Ucrania debe terminar con condiciones claras, y sensatas para la comunidad internacional y en especial para la Ucrania del futuro. La intención de EEUU. y sus aliados de avasallar o destruir a Rusia (China, Irán, RPD de Corea, Venezuela, Siria, Cuba, Nicaragua, etc.) y mantener un imposible mundo unipolar, puede llevar rápidamente a la sexta extinción global, esta vez destruyendo a la Humanidad.

2) ¿Por qué estamos en Ucrania? Por Benjamin Schwarz, Christopher Layne. Harper’s, Junio/2023

3) https://www.archives.gov/milestone-documents/president-dwight-d-eisenhowers-farewell-address.

4) Aunque bastante ambiguo y confuso, este escrito expresa claramente que el pueblo ruso no quiere la guerra, pero si está dispuesto a luchar como siempre lo ha hecho por su dignidad e independencia. https://www.nytimes.com/2023/08/06/world/europe/putins-forever-war.html

5) Para obtener la paz en Ucrania, las bases deben ser una versión mejorada de los Acuerdos de Minsk I y II. Ucrania NO PUEDE SER MIEMBRO DE LA OTAN. Debe existir el derecho de autodeterminación o al menos una amplia, seria, real autonomía para Donetsk y Lugansk y, por supuesto, Crimea es rusa, su entrega a Ucrania por Nikita S. Jrushchov en 1954, fue un acto contra natura de voluntarismo.