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viernes 4 de octubre de 2024

Adrián Alejandro Rodríguez te dice que sí, que la comida cubana existe

Su apellido completo es Rodríguez Agrelo. Tiene 36 años. Es habanero. Es técnico medio en Informática y licenciado en Historia por la Universidad de La Habana, pero muy joven se convirtió en destacado periodista deportivo de radio, televisión y redes, en las que cuenta con miles de seguidores.

Sucede que la adopción de su oficio definitivo es consecuencia de su estirpe. Durante años, su padre, Alejandro Rodríguez, transitó el piso y los estudios radiofónicos de la agencia informativa Prensa Latina y su abuelo, Elmer Rodríguez, aunque fallecido hace años, es leyenda viva del periodismo cubano.

Quienes entre los tantos que en esa misma agencia fundada por el argentino Jorge Ricardo Masetti cuando la Revolución alumbraba trabajamos con él en los pasados ’70 y ’80, dos actuales tomateros – quien escribe, Víctor Ego Ducrot, y otro legendario, Aram Aharonian – lo llamábamos con humor y admiración La pluma endiablada del Caribe.

En sus cada vez más frecuentes intervenciones ya no como comentarista y entrevistador, sino como entrevistado él mismo, Adrián Alejandro Rodríguez evoca a su abuelo y se reconoce “heredero”; ya veremos que no sólo respecto del oficio, sino con relación a nuestros temas, aquí en Tomate.

Hace pocos días nos envió un texto publicado por la revista La Jiribilla– notable medio cultural cubano– el que daba cuenta de un aspecto de su carrera que lo pone en el centro de las preocupaciones por la inclusión social y laboral en un país sobre el cual propios y ajenos conocemos sus dificultades y no nos hacemos los distraídos, pero insistimos en su carácter épico, pues es el único de América Latina que verdaderamente se independizó e intentó crear un sociedad justa en serio para las mayorías.

Su inclusión en el colectivo de este espacio, que cuenta con cientos de miles de seguidores en todo el país, y su participación en varios programas radiales y televisivos dedicados al deporte, representan para la sociedad cubana un importante paso por la plenitud de derechos de las personas en situación de discapacidad. Este joven, débil visual profundo, es el primer comentarista deportivo en Cuba con estas características. Una larga historia de sacrificios y voluntad férrea respaldan esta su gran conquista, la realización de un anhelado sueño. Así escribía La Jiribilla.

Fue entonces que nos comunicamos con él para sorprenderlo: En Tomate queremos charlar con vos en forma breve y puntual sobre una cuestión. Contános cuál es tu plato preferido para dedicarte una interpretación u opus escrito de su receta, a título de homenaje y de recuerdo para con la pluma endiablada del Caribe.

Los diálogos en línea permiten registrar sorpresas y sonrisas, y en medio de todo ello Adrián Alejandro nos respondió: Mi menú predilecto. Arroz blanco, frijoles negros, bistec de cerdo, papas fritas (como mi abuelo), y ensalada de col y lechuga. Mi segunda opción son las pastas, específicamente pizza y espaguetis.

Ya nos disponíamos a proceder a una cierta elaboración propia de cocina, por cierto platos que para los cubanos son algo así como que sin ellos no hay mesa tendida que valga, pero…

Nuestra intención textual tuvo un giro inesperado, es que el mundo prensalatinero guarda señas y códigos secretos para el resto de los mortales: siempre se hace presente, hasta en los momentos más inesperados.

Santiago Masetti, periodista argentino nieto del fundador de Prensa Latina, en ese momento nos escribía: Ahí les mando una nota que puede interesarle a Tomate.

Fue publicada el 23 de este mes en El País, de Madrid, y su título dice más o menos así: Raulito Basuk, chef. “La comida cubana no existe, porque la gente no la está cocinando”. Dueño de un paladar en La Habana, este cocinero asegura que el plato cubano por excelencia es ahora la pizza de 10 pesos.

Entonces fue que se nos ocurrió…

No nos dedicaremos a la cocina del mencionado por El País, pues no la conocemos, ni a su trayectoria, que por cierto no difiere en nada de aquellas siempre mencionadas como pruebas y testimonios– tan dudosos a veces– a las que los jóvenes ambiciosos y los discursos de marketing apelan para instalar supuestas calidades profesionales.

Sólo recordaremos que el tal Raulito se ufana de haber pasado por la escuela de cocina del famoso y ya fallecido Gato Dumas, quizá entre los iniciadores en Argentina de la moda incipiente por los ‘70 de cocineros con pretensiones copiadas de Europa y vocación mediática, y quien, más allá de sus calidades profesionales por muchos elogiadas (por otros no tanto), nos provoca un profundo rechazo de memoria, pues se ufanaba de haber cocinado para militares genocidas de la dictadura cívico- militar que irrumpió el 24 de marzo de 1976.

Sin entrar esta vez– lo dejamos para otra ocasión – en la maravillosa historia del concepto restaurador de paladares como forma gastronómica cubana surgida a fines del XX y que el mismo Raulito evoca, sí vamos a detenernos en una mirada crítica sobre sus dichos, cuando afirma que la cocina cubana no existe.

Típica confusión hija de la ignorancia acerca de una cuestión paradigmática referida a las historias y vidas de todas las coquinarias, su condición ontológica: las cocina nacionales no lo son por el origen de su platos ni siquiera por la permanencia de todos ellos todo el tiempo sobre las mesas de tal o cual sociedad. Un plato es cubano, argentino o marciano en tanto la memoria colectiva del gusto de los cubanos, los argentinos y lo marcianos así lo identifiquen.

No somos expertos en cocina cubana, apenas si hemos comido, leído y conversado platos y platos, en regiones y regiones, textos y textos y horas de charlas y charlas sobre el comer en Cuba, incluso acerca de las dificultades en los abastecimientos que en distintas momentos de su historia revolucionaria han vivido por esas tierras.

Solo queremos recordar a Nitza Villapol, alguien así como la legendaria Doña Petrona de los cubanos, a tantos y tantas otras y a ciertos textos maestros sobre cubanía, historia y cocina de Ciro Bianchi Ross, uno de los mejores cronistas que dio la América Latina contemporánea…Pueden leerlo por ejemplo en el sitio Cuba Debate.

Podríamos continuar, pero no. Gracias, ¡Adrián Alejandro Rodríguez..! Te prometemos que en estos días saldrá un bistec con arroz, frijoles y papas fritas…y la próxima será una pizza…¡Salud!

rmh/ved

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