Un periodismo “de madera y añil”
No por gusto la Federación Latinoamericana de Periodistas (FELAP) estableció desde sus días fundacionales- en la década de los 70 del pasado siglo- que la fecha del 11 de abril de 1812 fuese recordada y conmemorada como Día del Periodista Latinoamericano por los colegas del continente.
Desde entonces, es la ocasión en que los profesionales y colaboradores de los medios de prensa de América Latina y el Caribe en todas sus variantes rinden homenaje a un precursor que no puede ni debe ser olvidado: al patriota mexicano José María Cos- sacerdote y doctor- quien en esa fecha fundó en Saltepec, México, El Ilustrador Nacional, transformado poco después en El Ilustrador Americano, de los cuales editó 47 números y dos ediciones especiales con el propósito de defender y servir a la causa de la independencia de México que Hidalgo y Morelos por entonces gestaban e impulsaban.
Y lo hizo en las condiciones más difíciles desde todos los puntos de vista, arriesgando la propia vida y en medio de la mayor estrechez y carencia de recursos. Lo hizo sin imprenta ni tinta, con sus manos talló las letras en madera y las hizo legibles con añil de teñir ropas, hasta tanto logró una vieja imprenta meses después.
La hazaña del doctor Cos sigue siendo fuente de inspiración y ejemplo perenne para el periodismo latinoamericano, que sigue su legado de trabajo y de ideas y muestra hasta donde es posible llegar para cumplir el deber de informar, comunicar y orientar al pueblo cuando se hace en aras del pensamiento libertador, democrático y de justicia, como el que inspiró a aquellos que nos precedieron en Nuestra América.
Ese fue el caso- por citar algunos- de los venezolanos Francisco de Miranda y Andrés Bello; el guatemalteco Pedro Irizarri; el brasileño Furtado de Mendoza; el ecuatoriano Vicente Rocafuerte y los cubanos Félix Varela y José Martí.
Unos desde sus propios países y otros desde el exterior, según las condiciones de la lucha en cada lugar, llevaron adelante y echaron las raíces del mejor periodismo latinoamericano que, como parte de la cultura plural de la Patria Grande, fue arma y escudo; instrumento del combate de las ideas y protector de la identidad nacional, por la descolonización cultural, la soberanía y la independencia.
Inspirados en José María Cos y en su ejemplo que hoy nos guía, se incluyeron en las luchas por la segunda independencia colegas como Jorge Ricardo Masetti, Rodolfo Walsh, Francisco Urondo, Carlos Bastidas, Luis Martirena y Fabricio Ojeda, caídos todos-entre otros muchos- en la defensa de las mismas ideas de justicia y libertad que habían sostenido con la pluma y el papel.
Ese también fue un periodismo latinoamericano “de madera y añil” como el que hoy, en nuevas condiciones históricas, sigue reclamando nuestra región, contaminada como ninguna otra en el mundo por la desinformación, la difamación, el ocultamiento y la mentira de los grandes consorcios mediáticos transnacionales y locales, que difunden el capitalismo, el hegemonismo, la explotación y el saqueo e intentan silenciar la verdad y confundirla.
Padeciendo las mismas desventajas tecnológicas y la falta de recursos materiales que el doctor Cos enfrentó en 1812, el periodismo latinoamericano de estos días se levanta por doquier y utilizando todos los medios posibles, desde los digitales hasta los más rudimentarios, en una batalla de ideas que es particularmente dura porque se está dando dentro del considerado “patio trasero” del imperialismo norteamericano apoyado en el servilismo anti nacional de las oligarquías locales.
En este Día del Periodista Latinoamericano, téngase presente una vez más a este sector social que, como se ha demostrado, resulta decisivo en la confrontación por “ganar las mentes y los corazones” a lo largo del camino que aún queda por recorrer.
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