Hace un par de días, Máximo, un pana que vive en Lima, me envió un mensaje que me despertó a las dos de la mañana:

Querido Luis, hoy es un día aciago. Martín fue el descubridor del Plan Cóndor. Tuvo los huevos de meterse en una comisaría haciéndose pasar por fiscal y llevarse dos camiones de documentos sobre el Plan Cóndor y difundirlos. Si en mi vida hubiese hecho el 10 por ciento de lo que hizo Martín no cabría en mi pellejo de legítimo orgullo. Por favor, escribe algo sobre su vida en Politika.

Hoy por la mañana me llamó Nena, una de las muy activas mujeres que en Francia mantienen en alto la bandera de la libertad para Chile y la justicia para los desaparecidos. Me pide mi colaboración:

En el Museo de Arte Contemporáneo del Val-de-Marne (Mac Val) hay una placa que recuerda a las víctimas del Plan Cóndor, y esa placa necesita ser restaurada. Es preciso contactar a las autoridades del Museo y del Gobierno Provincial.

Desdichada coincidencia…

Durante su infancia Martín Almada vendía pasteles en la calle para ayudar a su familia a sobrevivir. Completó sus estudios y se licenció en la Universidad Nacional de Asunción en 1963. Fue profesor y se casó con una colega, Celestina Pérez. Juntos fundaron el Instituto Juan Bautista Alberdi en San Lorenzo, cerca de Asunción.

Almada militó en el sindicalismo, cercano a la «pedagogía del oprimido» del pedagogo brasileño Paulo Freire. Estudió Derecho en la universidad nacional y se tituló como abogado en 1968. Gracias a una beca, viajó a Argentina a estudiar en la Universidad Nacional de La Plata. En 1974 se doctoró en Pedagogía.

Su tesis, titulada Paraguay: Educación y Dependencia, llamó la atención de la policía paraguaya. El régimen militar de Alfredo Stroessner, en el poder desde el golpe del 4 de mayo de 1954, lo clasificó como «terrorista intelectual».

Encarcelamiento

Martín Almada fue detenido en 1974 en el marco de la Operación Cóndor, llevada a cabo por los gobiernos militares de América Latina. Fue torturado durante un mes con el «tejurugudi», un látigo con puntas metálicas en las correas.

Su esposa Celestina Pérez de Almada murió de insuficiencia cardíaca a los 33 años durante su encarcelamiento. Los torturadores la llamaban por teléfono para que escuchase sus gritos durante las sesiones de tortura.

Le enviaron sus ropas manchadas de sangre y la invitaron a recoger su cadáver tras fingir que estaba muerto.

Almada fue enviado a la prisión de Emboscada, donde permaneció recluido tres años. Se declaró en huelga de hambre durante 30 días y las ONG, entre ellas Amnistía Internacional, presionaron para conseguir su liberación, que se produjo en 1973.

Exilio y regreso a Paraguay

Abandonó el país acompañado de sus tres hijos. Vivió en Panamá antes de instalarse en Francia e incorporarse a la UNESCO. Relató su encarcelamiento en su libro Paraguay, la cárcel olvidada.

Regresó a Paraguay tras la instauración de un régimen democrático en 1992. En diciembre de ese año, descubrió cinco toneladas de archivos secretos de la policía política en unos edificios en desuso de Lambaré, en las afueras de Asunción.

Los documentos revelaron la existencia de la Operación Cóndor que son conocidos como los «archivos del terror».
En 1993, Almada fundó la Comisión Nacional de Derechos Humanos.

En 1997, fue condecorado por la Asociación Argentina de Abuelas de Plaza de Mayo. Fue galardonado con el Premio Nobel Alternativo en 2002. Fue miembro del comité de patrocinio del Tribunal Russell sobre Palestina, que inició sus trabajos el 4 de marzo de 2009.

En 2020, tras ocho años de investigación, el periodista francés Pablo Daniel Magee publicó Opération Condor, un homme face à la terreur en Amérique latine (Operación Cóndor, un hombre frente al terror en América Latina), con prólogo del cineasta Costa Gavras, publicado en París por Editions Saint-Simon.

Tras la publicación del libro de Magee, el Dr. Martín Almada fue condecorado con la Orden Nacional de la Legión de Honor por el Presidente francés Emmanuel Macron el 6 de diciembre de 2021.

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