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sábado 7 de septiembre de 2024
América Latina

Rocinante*

Por Kintto Lucas

Rocinante sigue cabalgando entre La Mancha y América Latina. Los tiempos se cruzan en la cruz de los caminos. Salvador Allende habla del Che: “Pocas veces he visto un hombre más humano, más profundo. Con una mirada que llegaba a uno antes que la respuesta, dando la respuesta. Con una seriedad cuando quería tocar los problemas, que evidenciaba su gran capacidad, su cultura. Y al mismo tiempo una ironía mordaz, que desarmaba, que golpeaba, que castigaba. Pero esencialmente era un hombre en el más amplio sentido de la palabra. Creo que muy pocas veces se ha visto en la historia una consecuencia similar, por lo menos en esta época contemporánea, entre un hombre que dice los que siente y hace lo que dice. Un hombre que, como el comandante Guevara, fue tan consecuente con sus ideas y con su propia vida. Además, en el libro que me regalara, Guerra de guerrillas, puso: ‘Para Salvador Allende, que por otros caminos, busca lo mismo’. Con lo cual estaba diciendo que comprendía, que sabía que yo discrepaba de los caminos que ellos habían planteado y creía que Chile tenía otro camino… No era un hombre sectario, ni dogmático, sino que era un hombre abierto. Con una gran disciplina interna, pero al mismo tiempo capaz de comprender la disciplina de otros hombres y las características de otros pueblos”.

Me decía José Mujica refiriéndose a otro Quijote, Raúl Sendic, ese revolucionario en alpargatas, que su lucha es una muestra de cuánto es capaz el ser humano cuando cree en algo. Cuánta fuerza. En el mundo de hoy tanto Quijote, tanta poesía es impensable. Tanta poesía. Tanta…

Sobre la poesía, decía Juan Gelman: “… los poetas ahora la pasan bastante mal / nadie los lee mucho / esos nadie son pocos / el oficio perdió prestigio / para un poeta es cada día más difícil conseguir el amor de una muchacha / ser candidato a presidente / que algún almacenero le fíe / que un guerrero haga hazañas para que él las cante / que un rey le pague cada verso con tres monedas de oro / y nadie sabe si eso ocurre porque se terminaron las muchachas / los almaceneros / los guerreros / los reyes / o simplemente los poetas / o pasaron las dos cosas y es inútil romperse la cabeza pensando en la cuestión…”.

Sigo mi camino a Ítaca con la poesía en la mirada, el Quijote en el camino y el Che en la memoria. Pero, ¿cuál será el destino de Rocinante, ese flacuchento caballo del Quijote? ¿Vivir en un establo camino al matadero o arremeter con Don Quijote contra los gigantes disfrazados de Molinos de Viento? ¿Cuántos caminos se pueden cruzar en la cabalgata de Rocinante? ¿Cuántos Rocinantes se pueden encontrar en el camino?

Un café para el Quijote

Cuando tomamos una taza de café, no pensamos en el camino que recorrió por distintos lugares, ni en los hombres y mujeres que lo cultivan, pensamos en el aroma que invade el ambiente y en el gusto de saborearlo.

Si miramos a través de la borra del café, podemos ver que apareció en Etiopía, donde un pastor observó, que al comer los frutos, las cabras tenían un extraño comportamiento y se volvían más activas y nerviosas. Pero también se dice que el café se consumía en Persia mucho antes de esta historia. Ecuador produce uno de los mejores cafés de las Américas, con aromas y sabores tan variados como su geografía.

Cuando tomemos una taza de café, tal vez pensemos que hay una historia detrás del intenso sabor que nos cautiva. Cuando leemos el Quijote, no pensamos cual es el camino de la realidad y cuál el de la imaginación. La realidad y la imaginación son parte del mismo mundo, del mismo camino a Ítaca.

Hombre nuevo

Del camino imaginario de Rocinante podemos seguir por el camino real de Alonso Quijano. Podemos escuchar al cantante canadiense Gordon Lightfoot interpretar Don Quijote. Entre otras cosas dice así: A través del bosque por el valle viene un jinete libre. Es fuerte, pero es débil. Es sabio, pero es humilde.

Alcanzando su alforja toma un gastado libro en sus manos. En pie como un profeta sin temor grita desde el océano hacia la costa hasta que no puede gritar más…

El escritor español Antonio Muñoz Molina al recordar una de sus escenas favoritas de El Quijote decía: hay muchas, pero una de las que me impresionan es la de los galeotes, ese momento tremendo en que don Quijote dice: “No está bien que unos hombres se hagan verdugos de otros hombres”. Y agrega Muñoz Molina: Releí el capítulo XXII cuando se publicaron las fotos de las torturas de Iraq y me saltaron ante los ojos esas palabras.

No está bien que unos seres humanos sean verdugos de otros seres humanos. Con esa frase y pensando en El Quijote, podemos irnos a escuchar a Daniel Viglietti con su canción del hombre nuevo. Escucharlo decir: Lo haremos tú y yo, / Nosotros lo haremos, / Tomemos la arcilla / Para el hombre nuevo. / Su sangre vendrá / De todas las sangres, / Borrando los siglos / Del miedo y del hambre…
¿Habrá sido Don Quijote el hombre nuevo de su época?

Lo que es y lo que debería ser

Me fui a volver por los caminos de la Mancha y del mundo. Por los caminos de Don Quijote de la Mancha y su fiel escudero Sancho Panza. Vamos y venimos entre la realidad y los sueños.

Por los caminos de los ideales. Por los caminos de la música y ahora podríamos escuchar una partecita del Poema Sinfónico Don Quijote de Richard Strauss, interpretado por la Orquesta Filarmónica de Berlín.

¿Qué es lo que es y que lo que debería ser? ¿Dónde cruza Don Quijote los caminos de lo que es y lo que debería ser? ¿En qué momento de nuestras vidas llegamos a ese cruce de caminos entre lo que es y lo que debería ser? ¿En qué momento el camino deja de ser camino? En fin, Cervantes y El Quijote nos colocan ante esta y otras encrucijadas. En el camino, al lado del camino. Antes de que decidamos la encrucijada, tal vez nos encontremos con una canción que nos ayude a decidir. Entonces ahora podríamos escuchar a Fito Páez interpretar Al lado del camino y decir: Me gusta estar a un lado del camino / Fumando el humo mientras todo pasa / Me gusta abrir los ojos y estar vivo / Tener que vérmelas con la resaca / Entonces navegar se hace preciso / En barcos que se estrellen en la nada / Vivir atormentado de sentido / Creo que ésta, sí, es la parte más pesada / En tiempos donde nadie escucha a nadie / En tiempos donde todos contra todos / En tiempos egoístas y mezquinos / En tiempos donde siempre estamos solos / Habrá que declararse incompetente / En todas las materias del mercado / Habrá que declararse un inocente / O habrá que ser abyecto y desalmado / Yo ya no pertenezco a ningún istmo / Me considero vivo y enterrado…

Refranes

Sancho Panza es la realidad, para ser modernos diríamos que es el pragmatismo. Es la imagen del ser humano que busca sostenerse en el camino, mejor dicho que busca acomodarse en el camino. Aquel ser humano cuyos sueños están muertos de antemano, para el cual la vida es una secuencia de hechos burocráticos, casi preestablecidos. Ese pragmatismo del fiel escudero de Don Quijote se sostiene en un recurso de la sabiduría popular tradicional como son los refranes. Los refranes le dan identidad a Sancho a lo largo de la novela. Donde una puerta se cierra otra se abre; Cuando a Roma fueres, haz como vieres; Donde reina la envidia no puede vivir la virtud; Quien te cubre te descubre; El consejo de la mujer es muy poco, y el que no le toma es loco; Del dicho al hecho hay un gran trecho; No es la miel para la boca del asno; Detrás de la cruz está el diablo; Mientras se gana algo no se pierde nada; Nadie diga de esta agua no beberé; No es oro todo lo que reluce…

Son tantos los refranes de Sancho, que un día don Quijote le dijo: No más refranes, Sancho, pues cualquiera de los que has dicho basta para dar a entender tu pensamiento.

Antes de seguir mi camino a Ítaca escucho a la banda Coldplay interpretar su canción Don Quijote, que dice: cuando el mundo te parezca demasiado cruel, cree en uno mejor, haz uno mejor. Nunca estarás solo.

Dulcinea

¿Y Dulcinea? ¿Dónde está Dulcinea en este camino lleno de encrucijadas? ¿Dónde queda la realidad entre el Caballero andante y Dulcinea?

Hay un diálogo entre Dulcinea y el Quijote en el cual ella lo increpa por vivir fuera de la realidad y hacer ridiculeces. Entonces más o menos le dice: mi nombre es Aldonza y creo que no me conoces. Luego remata: tu corazón no sabe mucho de mujeres. Lo sabe todo, dice él… Es un diálogo entre la razón y el sentimiento intentando convencerse mutuamente… Una encrucijada más en el camino.

Pero en el camino de las encrucijadas, entre la realidad y los sueños, finalmente Don Quijote llegará a la realidad de la muerte, o tal vez de la vida. En ese instante se encontrará con el Caballero de la blanca luna y se marchará porque ya es tiempo de descansar. Entonces podemos hacer un alto en el camino para escuchar al grupo brasileño Engenheiros do Hawaii reivindicar el lado idealista e ingenuo del Quijote. Dice algo así como: Mucho gusto mi nombre es otario. Vengo de otro tiempo. pero siempre en el horario. Soy un pez fuera del agua, una mariposa en el acuario. Un as de espadas fuera de las cartas. Grandes negocios, pequeño empresario. Por amor a las causas perdidas puede ser que los dragones sean molinos de viento.

rmh/kl

*De su libro Mi viaje a Ítaca

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