Por José R. Oro
Todos los gobiernos de los Estados Unidos, desde su fundación hasta la fecha, han tenido una política de expansión y conquista, con los pueblos originarios que rodeaban las Trece Colonias; los enclaves coloniales de Francia, Rusia y España, y arrebatándole a México la mitad de su territorio. Los gobiernos del Partido Demócrata desde que fuera creado (1828, es el partido político en activo más antiguo del mundo) hasta el presente, han sido particularmente agresivos en su política exterior, sobre todo en la cuenca del Océano Pacifico.
El dominio del Océano Pacifico y tratar de controlar China, objetivo no alcanzado e inalcanzable
Durante el siglo XIX e inicios del XX, el principal interés estadounidense en la cuenca del Pacifico fue comercial (materias primas exóticas baratas y venta de productos manufacturados), de ocupación de islas y territorios, tanto con fines de explotación colonial, como del establecimiento de bases navales e instalaciones militares de avanzada. Desde el punto de vista comercial la prioridad era controlar el mercado del Imperio Chino con sus centenares de millones de habitantes.
Más tarde, a estos intereses se añadió el control de los recursos naturales del mayor océano del mundo. Solo los depósitos de petróleo y gas del Mar de China Meridional se estiman en 11 mil millones de barriles de petróleo y 190 billones de pies cúbicos de gas natural que están listos para ser extraídos de su lecho. Las rutas comerciales que atraviesan la zona también son vitales para la economía mundial, mientras que la pesca representa el 15 por ciento de la captura planetaria.
La demanda de metales y minerales clave para la transición energética se quintuplicará al menos en los próximos 30 años, lo que representa algo así como unos 10 billones de dólares al precio actual. La cuenca del Pacifico concentra muchos de esos recursos. No debería sorprender que Estados Unidos trate de controlar el acceso a los recursos naturales vitales para la transición energética mundial. El capitalismo occidental depende de ello. En el Océano Pacífico, que cubre el 30 por ciento de la superficie de la Tierra, la búsqueda de nódulos polimetálicos (donde se encuentran muchos de estos minerales estratégicos) está impulsando a los gobiernos insulares a abrir sus aguas a la exploración subacuática de manera significativa.
El intento de perpetuar un imposible mundo unipolar es particularmente grave en el contexto del Océano Pacifico, donde podría provocarse una guerra nuclear con el pretexto de “defender Taiwán”, pero que en la realidad se debe leer “destruir a la R.P. China como gran potencia”, lo que se ha desplegado cronológicamente así:
Era pre – imperialista de los Estados Unidos
La riqueza de China era fabulosa y obsesionaba las mentes de los poderosos, con una visión a la Marco Polo. El Imperio Chino producía la tercera parte del Producto Bruto mundial antes de las Revoluciones Industriales en Europa. En febrero de 1784, los Estados Unidos de América, uno de los países más nuevos del mundo envió un barco mercante (llamado Empress of China) al puerto de Cantón. Así comenzó la relación de EEUU. y China, naciones profundamente entrelazadas en la historia, no siempre felizmente. No existía en 1784 el cargo de Presidente de los Estados Unidos, el ejecutivo era Thomas Mifflin, con el título de Presidente del Congreso Continental.
En 1843, durante el gobierno “demócrata” del presidente John Tyler, se despachó al diplomático Caleb Cushing como Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario para negociar un tratado de derechos comerciales y diplomáticos con la Dinastía Qing. El 3 de julio de 1844, se firmó el Tratado de Wangxia, que marcó el comienzo de las “relaciones oficiales” entre los Estados Unidos y China, que eran principalmente comerciales, del envío de misioneros y educadores (muchos de la Universidad de Yale) y del uso de fuerza de trabajo china en los grandes proyectos del oeste de los EEUU.
El objetivo de todo ello, establecer a los Estados Unidos como la gran potencia del Océano Pacifico y tener protagonismo en el inmenso mercado chino.
Estados Unidos como naciente gran potencia imperialista
Después de la cruentísima Guerra Civil, EEUU. se expandió por la cuenca del Pacifico, con la guerra de rapiña contra el decadente Imperio Español (1898). Cualquier acto violento en el Océano Atlántico traería enfrentamientos con poderosos rivales imperialistas (Gran Bretaña, Francia, Alemania kaiseriana) para lo cual Estados Unidos no disponía aún de una capacidad militar adecuada. En la Guerra Hispano- Americana, los EE.UU. habían ocupado Filipinas y Guam, las que junto a Hawái (1894), la convirtieron en la potencia predominante en el Pacifico Oriental- Central y con una fuerte presencia en su parte Occidental. La construcción del Canal de Panamá, permitió el traslado de flotas estadounidenses del Pacifico al Atlántico y viceversa, así como el control del comercio interoceánico.
Decadencia del Estado Imperial Chino. Rebelión de los Boxers
Después de la desastrosa guerra chino- japonesa de 1895, la ya prolongada decadencia del Imperio Qing se aceleró al extremo. El pueblo chino temía la expansión de las potencias extranjeras y se resintió por la extensión de privilegios a los “misioneros” que desdeñaban la ancestral cultura del país.
Los eventos llegaron a un punto crítico en junio de 1900, cuando los combatientes nacionalistas, convencidos (místicamente) de que eran invulnerables a las armas extranjeras, convergieron en Pekín con el lema «Apoyar al gobierno Qing y exterminar a los extranjeros». Fue la llamada Rebelión de los Boxers.
Diplomáticos, misioneros, soldados y algunos cristianos chinos se refugiaron en el entonces llamado Barrio de las Legaciones, que los bóxers sitiaron. La Alianza de las Ocho Naciones, compuesta por tropas estadounidenses, austrohúngaras, británicas, francesas, alemanas, italianas, japonesas y rusas zaristas, invadió China con el pretexto de levantar el asedio. Ni el comandante de las fuerzas chinas, ni los funcionarios de las provincias obedecieron la orden imperial de luchar contra los invasores y apoyar al pueblo.
Los EE.UU. participaron muy activamente en la subsiguiente represión, en gran parte debido a la disponibilidad de numerosas fuerzas militares en Filipinas después de la Guerra Hispano- Americana (llamada en su episodio de Cuba como Guerra Hispano- Cubano- Americana) en 1898.
De esa manera, EEUU. se convirtió junto con los imperios británico, ruso (hasta 1905) y japonés en la principal fuerza ocupante en China. La estrategia de los EEUU. hacia China fue conocida como política de “Puertas Abiertas”.
La primera República de China
La República de China fue establecida después de la Revolución de 1911 contra la dinastía Qing, poniendo fin a la milenaria historia imperial del país, y tuvo una turbulenta existencia desde 1912 hasta 1949.
Las infames “Veintiún demandas” fueron un conjunto de exigencias secretas hechas a la naciente república en 1915 por Japón, que mantendría las antiguas concesiones alemanas de antes de la Primera Guerra Mundial, poseería el control (a través de gobiernos títeres) en Manchuria y Mongolia del Sur, tendría un papel ampliado en los ferrocarriles. China se convertiría de facto, en un protectorado de Japón. Pekín publicó las demandas secretas y apeló a Washington y Londres, que presionaron a Tokio. En el acuerdo final de 1916, Japón renunció a algunas demandas. El Departamento de Estado de los EE. UU. argumentó en enero de 1915: “Si no mantenemos algunos de los derechos de China… corremos el peligro de perder nuestra influencia en el Lejano Oriente”.
El control de los aranceles, que las potencias occidentales habían fijado en un cinco por ciento y el fin de la extraterritorialidad de Shanghái y otros puertos importantes era una gran prioridad para el nuevo gobierno dirigido por Chiang Kai-Shek con gran ayuda inicial de la Unión Soviética y de los EE.UU., este último país contribuyó a organizar un golpe de estado (y baño de sangre) en 1927 y pasaron a dirigir al gobierno del Kuomintang, Comenzó la Guerra Civil en China entre el bien abastecido y entrenado ejercito del Kuomintang y las guerrillas de “mijo y rifles” del Ejercito Popular del Liberación.
Forzando al Imperio Japonés a ceder China a la influencia de los EE.UU., por las buenas o por las malas
La agresión japonesa contra China se reinició masivamente en 1931. Empezó a fluir una considerable ayuda militar y económica desde los EE.UU. bajo el presidente demócrata Franklin D. Roosevelt, incluyendo el envío del Primer Grupo de “Voluntarios” con pilotos estadounidenses que volaban aviones con insignias chinas, para atacar a los japoneses. Estados Unidos cortó los suministros de petróleo a ese país y Japón atacó a sus rivales imperialistas en las posesiones estadounidenses, británicas y holandesas en el Pacífico occidental y central. Ya en ese momento Estados Unidos era la potencia económica y militarmente dominante en China, sin la cual el gobierno del Kuomintang no podría enfrentar la agresión nipona.
Apoyando al Kuomingtang en la Guerra Civil China y la secesión de Taiwán
EE.UU. declaró la guerra a Japón en diciembre de 1941. La administración Roosevelt brindó cantidades masivas de ayuda al gobierno de Chiang. Después de que la Segunda Guerra Mundial terminara en 1945, la Guerra Civil China se recrudeció al máximo. La Unión Soviética apoyó decisivamente a la consolidación de un poderoso Ejército Popular de Liberación Chino, con vasto apoyo de masas.
Todos los esfuerzos de los EE.UU. para sostener a su títere Chiang Kai-shek fracasaron. El líder del PCCh Mao Tse- Tung, estableció la República Popular China el 1 de octubre de 1949, mientras Taiwán quedó ocupada hasta el presente por las fuerzas de Chiang Kai-Shek protegidas por la séptima flota de los EE.UU.
La Guerra de Corea
Cuando después de innumerables provocaciones del dictador Syngman Rhee con la anuencia de los EEUU., en la línea de separación de fuerzas (paralelo 38) establecida en 1945, las tropas de la RPD de Corea contratacaron y en unas pocas semanas derrotaron al ejército títere del Sur. La reunificación de toda Corea estaba muy cerca y tenía un gran apoyo popular en toda la península.
EEUU. presentó “la agresión norcoreana” ante el Consejo de Seguridad de la ONU, con la ausencia insensata del embajador soviético Yakov Malik que boicoteaba ese órgano porque Taiwán usurpaba el puesto de China como miembro permanente. Por ello la Unión Soviética no pudo vetar la resolución ordenando el “restablecimiento” de la línea del paralelo 38, que fue aprobada por nueve votos a favor (incluyendo a la Cuba de Carlos Prío Socarrás), ninguno en contra y una abstención (Yugoslavia), y le dio a Truman la bandera de la ONU para invadir la península coreana. Con decisivo apoyo de la Unión Soviética y de la RPCh, junto al heroísmo del pueblo coreano esta agresión fue derrotada, aunque no se obtuvo la reunificación de la península.
La guerra de Vietnam
Fue el último y horriblemente fracasado intento de los EE.UU. de mantener el control directo por vía militar (directamente o a través de sus aliados y títeres) en el territorio continental de Asia Oriental. Tras la rendición de Japón en 1945, las fuerzas francesas transportadas y con masivo apoyo naval y aéreo estadounidense y británico restablecieron el gobierno colonial francés. El Viet Minh luchó contra ellos hasta su completa derrota en Dien Bien Phu (1954). La Conferencia de Ginebra de 1954, consagró la independencia de Vietnam, el gobierno de los EEUU. no firmó los acuerdos. La línea de demarcación del paralelo 17 (tal y como en Corea, no una frontera) reagruparía separadamente las fuerzas francesas (para su evacuación), y vietnamitas. Se celebrarían elecciones en todo el país en 1956 para establecer un gobierno nacional en todo Vietnam. Sin embargo, EEUU., representado por el Secretario de Estado, John Foster Dulles, se opuso a la resolución. Se estableció un régimen títere en Saigón (formado por vietnamitas funcionarios de la administración colonial) con un fuerte matiz anticomunista y separatista.
La política del presidente “demócrata” John F. Kennedy hacia Vietnam del Sur fracasó por completo y su escalamiento por parte del no menos “demócrata” Lyndon B. Johnson, empeoró la situación aún más, hasta la definitiva derrota del imperialismo yanqui, sus aliados y títeres en 1975 por el heroico y hermano pueblo vietnamita.
La época actual
Durante la administración “demócrata” de Barack Obama, Estados Unidos firmó más acuerdos bilaterales con China que durante cualquier otra administración estadounidense. Obama visitó China del 15 al 18 de noviembre de 2009 para tratar las preocupaciones económicas, la proliferación de armas nucleares y las urgentes medidas frente al cambio climático.
La presidencia de Donald Trump provocó un cambio negativo en las relaciones de Estados Unidos con China, llevándolas a su punto más bajo en medio siglo, una autentica Guerra Fría II. La administración “demócrata” de Joe Biden en vez de disminuir las tensiones como se esperaba (no solo con la RPCh, sino en general, una traición a las políticas que el siguiera como vicepresidente de B. Obama) produjo nuevas provocaciones sobre comercio, tecnología, cambio climático y “derechos humanos”. Además, EE.UU. continuó interfiriendo en las disputas sobre el control del Mar de China Meridional. Biden siguió en gran medida las políticas de su predecesor, D. Trump, incluso empeoradas por el creciente suministro de armas a Taiwán. Las relaciones están en sus niveles de mayor hostilidad del último medio siglo.
En general la política de los Estados Unidos de control del Océano Pacifico, uno de los pilares de la concepción de un imposible “mundo unipolar”, impide cualquier mejora de las relaciones entre los EEUU., Rusia, la RPDC y la PRCh. Es claramente contradictorio el protagonismo de los gobiernos del Partido Demócrata en estos actos absolutamente enfrentados a la democracia.
Rmh/jro
Anexo #1