Por Luis Ernesto Guerra

No pudieron ni podrán destruir la base de sostenibilidad de la Revolución Bolivariana de Venezuela que es la comuna, columna vertebral de construcción del Socialismo Bolivariano, que la entendió muy bien y practicó el Comandante Hugo Chávez.

Aprendió del legado del General Simón Bolívar, lo resignificó y trajo al siglo XXI, mediante la batalla cultural y de las ideas, que le da continuidad el presidente Nicolás Maduro Moros, sobre la base de las siete transformaciones, en transición y rumbo al socialismo de identidad bolivariana y venezolano, también Nuestroamericano, cuya génesis central es el antiimperialismo, sobre la base de la solidaridad, equidad y justicia social.

Tiene sus cimientos en la argamasa del sujeto pueblo o poder popular, que ha sido combatido mediante subversión política e ideológica de nefastas estructuras oligárquicas, las que han conculcado el derecho de vivir en paz de ese pueblo invisibilizado, excluido, discriminado, víctima de la xenofobia, pobreza multidimensional, convertido en fetiche electoral y pisoteados sus derechos por los rezagos neocoloniales y neofeudales que siempre han odiado al pueblo durante 200 años y recrudecidos en 25 años de Revolución Bolivariana.

Es evidente cómo el asedio oligárquico-imperialista, implementado por estos sectores denominados de oposición, que han experimentado diferentes manuales y prácticas de violencia antidemocrática, ideados e ideologizados por los laboratorios y tanques de pensamiento del imperialismo estadounidense, siempre han esgrimido un paraguas encubierto de democracia al más rampante estilo del establecimiento y consenso de Washington, su herrumbrada estatua de la libertad, la que desnuda injusticia, inequidad, vandalismo, lucha de clases, criminalización de la migración; al que, además, subyace una abierta operación de injerencia yanqui, en donde el pueblo fue afectado en el pleno ejercicio de sus derechos fundamentales y humanos.

Se declaró a Venezuela como amenaza inusual y extraordinaria para los intereses del Estado profundo estadounidense, concomitante la implementación de bloqueo, medidas coercitivas unilaterales(MCU), sanciones y órdenes ejecutivas, con acciones nefastas que han ido desde el recurrente Golpe de Estado, incubación e infiltración de mercenarios, guerra económica, violencia de calle, guarimbas, profundización del bloqueo económico y financiero por parte de Estados Unidos, intentos de magnicidio, operación Gedeón, autoproclamación de Guaidó, utilización de la ayuda humanitaria como excusa para generar una invasión, cerco internacional del gran patio norteamericano que fue el fenecido Grupo de Lima, massmediático y que se pretendió reactivar a través de la OEAlmagro, como dijo alguna vez Fidel: “ el ministerio de las colonias”, o zoocriadero de golpes de Estado en la región latinoamericana.

En seis procesos electorales presidenciales, tres ganados por Comandante Chávez y tres por el presidente Maduro Moros, la oposición jamás ha reconocido los resultados electorales y como muro de protección ha acudido y llamado a la violencia de calle, con el fatal desenlace de cientos de víctimas mortales, como ocurrió en 2017.

Hoy, luego del rotundo y contundente triunfo del Polo Patriótico Simón Bolívar, representado por el presidente Nicolás Maduro, electo para un tercer período, el 28 de julio del año en curso, no han cesado los ataques e intentos de desestabilización desde el 29 de julio, que generaron más de 21 víctimas mortales, pero frenados y contrarrestados por la intervención oportuna de la Fiscalía General del Estado, Policía y Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB), siempre pensando en el fomento de la paz.

Quisieron reeditar las guarimbas, con actos terroristas, destrucción de la propiedad pública, pero la unión cívico-militar, pudo frenar esa arremetida fascista, neofascista y ganó la paz.

Este proceso electoral fue ratificado por el Tribunal Supremo de Justicia máxima instancia de la jurisdicción contencioso- electoral de Venezuela, de conformidad a la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, que sentenció como ganador al presidente en funciones Nicolás Maduro Moros y que ordenó al Consejo Nacional Electoral (CNE) la publicación de los resultados de la lid electoral.
Es bien conocida la injerencia internacional de regímenes convertidos en árbitros de un proceso electoral que le pertenece únicamente al pueblo bolivariano de Venezuela, que se rige por su Constitución y marco legal.

No ha podido ni podrá la diplomacia de micrófono injerencista de Brasil, Colombia, Chile y otros regímenes raseros- convertidos en caja de resonancia, que son fantoches sumisos y subordinados a la añeja colonialidad del poder imperialista, de un orden unilateral que se está muriendo, por injusto, insensible, inhumano, que evidencia decadencia, crisis sistémica y estructural- detener la ola bolivariana de democracia soberana, que camina con identidad propia, tejida de oralidades, saberes, cosmovisiones venidas desde Guaicaipuro, general Bolívar, Comandante Chávez y sostenida por el presidente Nicolás.

Este es el morral e ideario bolivariano, a pesar de la arremetida demencial y salvaje de los dueños de las redes sociales, la dictadura del algoritmo, los pretendidos hackeos informáticos al sistema electoral venezolano- uno de los más seguros y automatizados del mundo-, el ataque de una gran estructura massmediática fallida y fáctica perversa, la violencia de calle que la denominamos guarimbas 2.0, expresión de Plan Cóndor 2,0 y Comando Sur, con ojos de águila calva, fijados en los recursos naturales y energéticos, de minería metálica y no metálica, que la República Bolivariana de Venezuela los tiene en abundancia y con reservas probadas.

Esa imponente fuerza de masas es la que conmemoró un mes de decir a la hipócrita comunidad internacional que el pueblo bolivariano venezolano, refrendó en las urnas el triunfo de Maduro y le dijo sí a la paz, a la justicia social; sí a la vida en abundancia, mediante la comuna, base de sostenibilidad del socialismo bolivariano contra el fascismo y neofascismo que el domingo 25 de agosto, en la Segunda Consulta Popular Nacional con una masiva participación en un total de cuatro mil 505 circuitos comunales escogieron los proyectos priorizados de sus comunidades, a los cuales desde el martes comenzó la transferencia de los recursos económicos para comenzar su ejecución.

Entre los proyectos que se votaron destacaron sistemas de agua potable, vialidad, vivienda, electricidad, salud, educación, tratamiento de aguas servidas, unidades productivas, ambiente, transporte público, espacios para los deportes, entre otros.

En la comuna está plasmado el rostro de una democracia verdadera y soberana, con esperanza de un presente y futuro de socialismo bolivariano, convertida en el muro de contención “a la ideología fascista que surge como una respuesta extremista de las clases dominantes y, en el caso del país, una respuesta desesperada a partir del terror y del miedo de los apellidos”. (Presidente Nicolás Maduro Moros).

“Un fantasma llamado Bolívar recorre nuevamente Nuestra América”.

“Comuna o nada” corazón de la Revolución Bolivariana de Venezuela.

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