Por Luis Onofa
La XXIX Cumbre Iberoamericana que se realizará en la ciudad ecuatoriana de Cuenca, entre el 13 y el 15 de noviembre, será una cita que encontrará a América Latina y el Caribe lacerados por conflictos sociales, económicos; encontrados enfoques ideológicos y políticos y estragos provocados por el cambio climático, en cuya raíz se encuentra la sociedad de consumo, todos los cuales pondrán a prueba el contenido de su declaración final y se reflejarán en el número de jefes de Estado y de Gobierno que acudirán a la cita.
Las reuniones preparatorias, especialmente aquellas que no dependen de manera directa de los gobiernos, han reflejado esa compleja coyuntura. Una de ellas, el Encuentro Cívico Iberoamericano (ECI) de organizaciones gubernamentales celebrado en Quito fue categórico en su diagnóstico del momento por el que atraviesan América Latina y el Caribe.
El incremento de las desigualdades que afecta a Iberoamérica es más grave en esta parte del hemisferio occidental, advirtió en el documento final que será llevado a la Cumbre. Desde su campo, la CEPAL aporta con datos que respaldan ese diagnóstico. En la región, el 10 por ciento más rico de la población capta 22 veces más de la renta nacional que el 10 por ciento más pobre. El uno por ciento de los más ricos se lleva el 21 por ciento de los ingresos de toda la economía, el doble de la media del mundo industrializado.
La reunión de ECI se hizo eco de un diagnóstico de la propia CEPAL, según el cual la región vive la “doble trampa de bajo crecimiento y altos niveles de pobreza y desigualdad”; su crecimiento económico continúa desacelerándose; la inversión está estancada y bajan los niveles de empleo y ocupación.
De acuerdo con informes de organismos especializados, la tasa de crecimiento económico de la región está a la zaga del resto del mundo. Se prevé un crecimiento promedio regional para 2024 de 2.1 por ciento, mientras la pobreza afecta al 24,7 por ciento de su población.
El ECI advirtió que las desigualdades afectan de manera desproporcionada a grupos históricamente marginados, especialmente pueblos indígenas, afrodescendientes, adultos mayores, niños, niñas, migrantes, personas en situación de pobreza y personas con discapacidad y recalcó que “es imposible reducirlas… mientras persista la alta concentración de riqueza en las manos de algunas personas y empresas”.
Advirtió que se han profundizado la precarización del empleo, las inequidades en el ingreso, las diferencias estructurales de remuneración y la desigual distribución de las tareas de cuidados, sin que haya señales claras de recuperación.
Los participantes en la reunión preparatoria advirtieron una preocupante irrupción y auge de movimientos que no reconocen ni respetan los derechos humanos y, en ese contexto, las personas defensoras de los derechos humanos, el medio ambiente y el territorio son perseguidas, criminalizadas y, en el peor de los casos, asesinadas.
Alertaron sobre el creciente avance de los discursos desinformadores y que fomentan la violencia política y social, promovidos por movimientos antiderechos que no respetan las diversidades de género, etnia, migración, pobreza y discapacidad y advirtieron que aquellos son una amenaza para las conquistas sociales y los derechos humanos en la región.
De esa manera, sin mencionarlo en forma explícita, aludieron a la corriente neofacistizante que recorre la región, en respuesta a la movilización de los pueblos para reclamar derechos y equidad.
En otra de las reuniones preparatorias de la cumbre, la ministra de Inclusión Económica y Social de Ecuador, Zaida Rovira Jurado, admitió el sombrío panorama social que afronta la región: “a pesar de las mejoras, la pobreza extrema afecta al 11.2 por ciento de la población en la región, y en algunos países las brechas en acceso a educación y salud son notables, limitando oportunidades de desarrollo para los más vulnerables”.
La migración es uno de los mayores testigos de cargo sobre la adversa coyuntura económica y social que viven América Latina y el Caribe. Según CEPAL, “Las asimetrías económicas a nivel internacional y las desigualdades dentro de los países están en la base” de ese fenómeno social.
Esas asimetrías, de acuerdo con expertos, implican la continuidad de los países pequeños como productores y exportadores de materias primas; términos desiguales en el intercambio comercial; déficits comerciales; menor interés para la inversión. Su remedio es la integración regional. Pero, por ahora esa alternativa está distante, por las diferencias ideológicas y políticas que afectan a los gobiernos de la región.
En esos factores estimulan la expulsión de la población de su tierra natal por falta estructural de oportunidades de trabajo decente y por las crisis económicas, los desastres ambientales y los efectos del cambio climático, las crisis humanitarias y las violencias de todo tipo.
La propia reunión sobre migración y desarrollo preparatoria de la cumbre reconoce que tienden a crecer flujos migratorios mixtos en Iberoamérica, debido a problemas estructurales en el desarrollo socioeconómico, en el acceso a servicios básicos, la seguridad, el cambio climático y los desastres naturales.
¿La cumbre de Cuenca será capaz de sentar bases para resolver o al menos enfrentar esos problemas? Su lema, “Innovación, Inclusión y Sostenibilidad” lo propuso a comienzos de 2023, el entonces presidente ecuatoriano Guillermo Lasso, cuando asumió la Secretaría Pro Témpore de la cumbre. Su sucesor, Daniel Noboa, no lo ha modificado y menos aún reorientado el contenido de los encuentros preparatorios.
Detrás de ese lema está una estrategia: fincar en los adelantos tecnológicos y la coordinación de proyectos todo el mayor peso de la solución a los problemas, según lo revela el contenido de los documentos que servirán de base a la cumbre.
En el caso de las migraciones, los documentos de trabajo reconocen que los procesos y mecanismos que operan en simultáneo para enfrentar el problema requieren aún de instrumentos que permitan una gestión cooperativa.
Respecto al desempleo juvenil proponen la conformación de un grupo de trabajo especializado que identifique las barreras para el acceso laboral de ese estrato de población.
Sin embargo, esos instrumentos parecen no ser suficientes. La pobreza, desigualdad, precariedad, concentración de la riqueza, marginalidad de los pueblos indígenas, estancamiento económico requieren de decisiones políticas para emprender cambios estructurales, que los regímenes de corte liberal y neoliberal, ahora mayoría en la región, no están dispuestos a emprenderlos, porque afectan los intereses de los círculos hegemónicos de los propios proponentes.
En la agenda de la cumbre no constan problemas agudos como la creciente deuda externa, que no ha dejado de ser un dogal para América Latina y el Caribe desde hace más de 40 años, pese a todos los ciclos de renegociación de décadas recientes.
A fines de los años 70 del siglo pasado, la deuda externa de los países en vías de desarrollo era de 335 mil millones de dólares, según lo dijo el presidente de Cuba, Fidel Castro, en la Asamblea General de Naciones Unidas de 1979.
De acuerdo con datos de entidades multilaterales de 2023, la deuda de América Latina y el Caribe, en 2023 había crecido hasta alcanzar cinco billones 800 mil millones de dólares, equivalentes al 117 por ciento del producto interno bruto (PIB) de la región. Otros informes especializados que datan de 2023, indican que la deuda externa de la región subió al 73.7 por ciento de su PIB.
Tampoco figuran el bloqueo estadounidense a Cuba, ni el embargo de recursos financieros, activos petroleros, y el oro venezolano por Estados Unidos y otras potencias de Europa Occidental, acciones que conspiran contra el desarrollo de las economías de esas naciones.
El encuentro se desarrollará en un momento de profundas fracturas políticas entre algunos gobiernos de América Latina y dentro de la formación iberoamericana. Estas afectan al propio anfitrión, Daniel Noboa, que deberá presidirla en medio del incómodo peso de la ruptura de relaciones diplomáticas con México, a raíz de la incursión policial a la embajada de ese país en Quito para apresar al asilado ex vicepresidente de Ecuador, Jorge Glass. Ese episodio ha merecido unánime condena internacional, y por causa de él, Ecuador ha sido llevado al estrado de la Corte Internacional de Justicia (CIJ).
Esa incursión policial llevó a Nicaragua a romper relaciones diplomáticas con Ecuador, y a Venezuela a cerrar su embajada en la capital ecuatoriana y sus consulados en esta ciudad y en Guayaquil, en solidaridad con México.
La propia España, promotora de la Cumbre hace tres décadas, va a Cuenca en medio de relaciones tensas con Venezuela, después que su Congreso de Diputados cuestionara los resultados de los recientes comicios presidenciales en los que el presidente Nicolás Maduro fue ratificado para esa dignidad.
El anfitrión recibirá a los asistentes a la cumbre en medio de prolongados cortes de electricidad que afectan a su país. Al margen de las duras y generalizadas críticas de inacción frente a la crisis que recibe el mandatario, los apagones son una señal de los estragos del calentamiento global. Un ramal del sistema hidroeléctrico del país está afectado por una aguda y prolongada sequía.
Los destrozos que causaría el calentamiento global los advirtió hace más de tres décadas el líder cubano Fidel Castro, en la Conferencia de Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo, celebrada en Río de Janeiro, en junio de 1992.
En ella señaló a las sociedades de consumo como las responsables fundamentales de la “atroz destrucción del medio ambiente” y recordó que ellas “nacieron de las antiguas metrópolis coloniales y de políticas imperiales que, a su vez, engendraron el atraso y la pobreza que hoy azotan a la inmensa mayoría de la humanidad”.
Anotó que “Con sólo el 20 por ciento de la población mundial, ellas (las grandes sociedades de consumo) consumen las dos terceras partes de los metales y las tres cuartas partes de la energía que se produce en el mundo” y han “envenenado los mares y ríos, han contaminado el aire, han debilitado y perforado la capa de ozono, han saturado la atmósfera de gases que alteran las condiciones climáticas con efectos catastróficos que ya empezamos a padecer”, dijo.
“Mañana será demasiado tarde”, había advertido el entonces mandatario cubano, en alusión a la urgencia de adoptar medidas para frenar el calentamiento global. El tema será abordado en el cónclave de Cuenca. La reunión preparatoria de ministros de Medio Ambiente ha propuesto que la Secretaría General Iberoamericana (SEGIB) elabore un borrador de Agenda Medioambiental Iberoamericana hasta el 2030.
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