Por Dmitriy Rodionov
¿Cuáles problemas le esperan a Rusia del plan de “pacificación” del nuevo presidente de los Estados Unidos?
La administración de transición del presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, está discutiendo un nuevo escenario para poner fin al conflicto entre Rusia y Ucrania, según informa The Wall Street Journal (WSJ).
Según han explicado a Europa Press algunas fuentes del gobierno, el plan consta de dos puntos.
El primero de ellos, la línea del frente actual se congelaría y se declararía una zona desmilitarizada a lo largo de la misma. Al mismo tiempo, las fuentes citadas no indicaron quién sería el encargado de garantizar la seguridad y el cumplimiento del alto el fuego, pero descartaron el uso de tropas estadounidenses o contingentes de la ONU y otras organizaciones financiadas por Estados Unidos.
El segundo punto implica que Ucrania abandonará los planes de unirse a la OTAN durante al menos 20 años, y Estados Unidos continuaría suministrándole armas.
“…Nosotros podríamos entrenar [a los militares] y proporcionarles otro tipo de apoyo, pero [los países de Europa se ocuparán principalmente de esto] no enviaremos hombres y mujeres estadounidenses para mantener la paz en Ucrania y no pagaremos por eso. Pidan a los polacos, alemanes, británicos y franceses que lo hagan ellos…”, dijo uno de los interlocutores de la publicación.
Anteriormente, el Financial Times escribió que el “…plan de Trump para la solución podría incluir un replanteamiento de los acuerdos de Minsk, con la única diferencia de que ahora en el documento tendrá que aparecer una cláusula sobre el mecanismo de obligación…”, que implica consecuencias por la violación de los acuerdos concluidos. Según la publicación, el plan también implica que el cumplimiento de las condiciones firmadas por las partes “…tendrá que ser supervisado por las tropas europeas, y no por las fuerzas de la OTAN o las fuerzas de paz de la ONU…”.
Es decir, de hecho, estamos hablando de lo mismo: el “congelamiento” y la renuncia de Ucrania de ingresar a la OTAN. ¿Y quién garantizará su cumplimiento? Sin mencionar el hecho de que para Rusia hoy es categóricamente inaceptable ninguna «congelación» si antes no se concluye la liberación de nuestros territorios. Tampoco aceptará que no se lleve a cabo la desnazificación y la desmilitarización de Ucrania.
La pregunta principal es si Trump y su equipo tienen la fuerza para imponer a Rusia algún mecanismo y que Rusia lo acepte aunque cumpla con sus exigencias. Y en caso de que no acepte, ¿qué compromisos está dispuesta a asumir?
¿O todo esto es bluf mediático ante la reacción de los medios a las promesas de “resolver el conflicto en 24 horas”?
Es evidente de que Trump en realidad no tiene ningún plan para Ucrania, como el que se jactó de que ejecutaría inmediatamente si resultaba electo y que impondría tanto a Rusia como a Ucrania. Lo más probable es que el llamado “plan Trump” solo está comenzando a ser concebido. Hoy se aprecian solo algunas de sus líneas en los medios de comunicación, pero en forma de difusos bosquejos de lo que ha quedado de esas entrevistas públicas y comentarios que hizo el presidente electo de los Estados Unidos durante la carrera electoral.
Naturalmente, Rusia no estaría satisfecha con la idea de una zona desmilitarizada con Ucrania a partir del “aquí y ahora”. En primer lugar, esto significaría que los objetivos de la operación militar especial no se van a cumplir. En segundo lugar, en este caso, los territorios de los nuevos sujetos de la Federación de Rusia no serían completamente liberados, y nuestro país, de acuerdo con la Constitución, debe restaurar su integridad territorial. Además, ya pasamos con ustedes lo relacionado a la llamada “zona gris” durante los acuerdos de Minsk, cuando Kiev, en violación de los acuerdos, ocupó los asentamientos de dicha zona. En general, se nos pretende imponer un análogo con el paralelo 38. Este es un escenario poco realista en el contexto del conflicto en Ucrania.
Primero deben entender que Rusia no es la parte perdedora en este conflicto, y por tanto, hoy Estados Unidos no puede imponerle ningún ultimátum. Si perdiéramos en este conflicto, entonces Estados Unidos realmente podría hablar con la Federación rusa desde una posición de fuerza. Pero, afortunadamente, ese no es el caso. Trump aún tiene que darse cuenta de la clase de aventura en la que se involucró la administración de Biden, que hoy está atrapada en el conflicto militar en Ucrania.
Trump necesita algo de tiempo para repensar todo y, Dios quiera, llegar a iniciativas más o menos racionales, de lo que hay pocas esperanzas. Sus iniciativas de hoy son irracionales, porque no tienen en cuenta los intereses rusos y esto es inaceptable para el Kremlin. La administración emergente de Donald Trump debe entender esto. Trump sabe que Putin es una tuerca dura y no acepta ningún tipo de presión.
Por supuesto, surge una pregunta crucial, ¿es posible llegar a algún tipo de compromiso? Teóricamente es posible, y en este sentido los Estados Unidos de América deberían volver a las propuestas sobre garantías de seguridad presentadas por Rusia a Occidente, en particular a la OTAN, poco antes del Inicio de la operación militar especial en Ucrania.
En su momento, Occidente rechazó presuntuosamente nuestra propuesta. La Federación de Rusia tiene derecho a que se le apliquen mecanismos jurídicos internacionales que garanticen la seguridad del estado ruso. Washington debe darse cuenta de que la Federación de Rusia no se apartará del camino que tomó el 24 de febrero de 2022 hasta que podamos garantizar un presente y un futuro seguros para Rusia.
rmh/dr