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domingo 17 de agosto de 2025

Los amores de Uruguay y EEUU. en épocas de Trump y el FA

Por Aram Aharonian

Si bien Uruguay es uno de los países menos afectados por el paquete arancelario que impuso Donald Trump, el panorama para las exportaciones uruguayas es más que incierto, ya que aún se desconocen los impactos reales que tendrán esas medidas estadounidenses, que llegaron en el mejor momento del comercio con Estados Unidos. Los estadounidenses compran cada vez más carne, celulosa y madera en Uruguay.

El Senado de Estados Unidos confirmó a Louis Rinaldi como nuevo embajador en Uruguay, en reemplazo de, Heide Fulton, en una designación que combina afinidad política con vínculos personales con el país. Empresario del rubro construcción, golfista y confidente de Donald Trump desde los años 90, Rinaldi se crió en Montevideo tras emigrar desde Italia en su infancia.

Rinaldi nació en Italia y emigró a Montevideo cuando tenía cuatro años junto a sus padres y seis hermanos. Vivió en una casa del barrio Colón y luego se mudó a Melilla. Según contó, es mecánico tornero egresado de la Universidad del Trabajo del Uruguay y a los 19 años se mudó a Estados Unidos, donde terminó montando una empresa de construcción.

El nuevo embajador llega cuando Uruguay avanza en su proyecto para buscar petróleo en la costa marítima. Ya se realizan las prospecciones sísmicas, antes de comenzar con las excavaciones. La prospección estará a cargo de la empresa estadounidense Chevron.

En 2023, la estatal ANCAP anunció haber firmado contratos con Shell, APA Corporation, YPF y Challenger Energy para la explotación en las cuencas marinas uruguayas.

Debió llegar antes. Era el 14 de junio de 2024 cuando el entonces presidente Luis Lacalle Pou llamó a un celular para saludarlo por su cumpleaños. Rinaldi estaba jugaba al golf con Trump y Lacalle. Fue el nexo informal que usó Lacalle para contactar a Trump en su primera presidencia

El jueves 12 de junio último, en la audiencia para su nominación ante la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado, descartó la posibilidad de que Uruguay se sume a los BRICS y afirmó que el país rechazó equipamiento militar chino.

Relaciones

Las declaraciones de Trump, sobre la imposición de aranceles recíprocos han generado un clima de incertidumbre en los mercados financieros a nivel global. Esta situación también ha tenido repercusiones en Uruguay, donde el dólar sufrió una caída y el riesgo país alcanzó su nivel más alto en dos años.

El presidente uruguayo Yamandú Orsi, dijo que el proteccionismo de EEUU. con Donald Trump favorece hoy la concreción del dilatado acuerdo de libre comercio entre el Mercosur y la Unión Europea (UE).

Los miembros fundadores del Mercado Común del Sur (Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay) y la Comisión Europea, en nombre de los 27 países que integran la UE, anunciaron en diciembre el fin de las negociaciones para un tratado entre ambos bloques, pero su aprobación enfrenta obstáculos, sobre todo en Europa.

En 2024, Estados Unidos terminó como el cuarto destino de las exportaciones uruguayas con compras por USD mil 192 millones y un aumento interanual de 37 por ciento. Los principales productos vendidos fueron carne vacuna, celulosa, subproductos cárnicos, madera y productos de madera y aparatos e instrumentos médicos.

Los uruguayos ven “espacios de oportunidad” en los anuncios que hizo Trump. Junto con el resto del Mercosur, el país quedó en el piso del listado de las nuevas tasas, lo que le puede dar ventajas frente a competidores.

El Ministerio de Economía y Finanzas comparte la visión de que Uruguay sale relativamente, ya que el anuncio de Trump permite una mejora del acceso de Uruguay al mercado estadounidense. Para el Ministerio debería haber una posición conjunta del Mercosur sobre este tema. “En términos relativos y en el corto plazo, Uruguay sale beneficiado”, dijo el vicepresidente de la Unión de Exportadores, Facundo Márquez,

La subsecretaria de Comercio Internacional de Estados Unidos, Marisa Lago, visitó Montevideo en abril de 2024, cuando firmó un memorándum de entendimiento entre su país y Uruguay para colaborar en el desarrollo de tecnologías críticas y emergentes. “No esperamos que no comercien con China”, sino que vean a EEUU. “como una gran oportunidad” para hacer negocios y un país con el que comparten valores, dijo.

El expresidente derechista Luis Lacalle, poco antes de abandonar el poder, señaló que Uruguay ve «muy positivo» y «auspicioso» el proyecto de ley para la expansión del comercio y la inversión en América Latina y el Caribe presentado por congresistas republicanos y demócratas, en el que Uruguay figura como un potencial «caso piloto».

El entonces canciller, Omar Paganini, dijo que la noticia del proyecto constituye «un paso más» en el acercamiento que su país «hace tiempo» busca con EEUU. Pero Lacalle y la derecha dejaron el gobierno, con el regreso del Frente Amplio.

La llegada- nuevamente- de un gobierno de centroizquierda en Uruguay obliga al ultraderecbhista presidente argentino Javier Milei a redefinir su vínculo con Montevideo en lo que hace a las relaciones comerciales, la estrategia ante el Mercosur en prevenir un frente de tormenta que podría abrirse con Lula da Silva en Brasil, Gabriel Boric en Chile y Yamandú Orsi en Uruguay.

Por lo pronto, hay un vínculo comercial muy fuerte con Argentina que podría verse deteriorado con la llegada de un referente de la izquierda en Uruguay. Lo mismo en el plano del Mercosur donde el Frente Amplio siempre abrió las puertas a Venezuela o Bolivia, dos enemigos abiertos de Milei. Y en el plano internacional el fuerte viraje de Uruguay con China por un acuerdo de libre comercio también podría complicar los frentes externos de Argentina.

Injerencia

En octubre de 2000, el embajador estadounidense en Uruguay Christopher Ashby intervino groseramente señalando que no se debía tener en cuenta el plebiscito en defensa de las empresas públicas de 1992, que había pasado el tiempo, que el mundo había cambiado y que Uruguay debía llegar a las privatizaciones, así como a la apertura internacional para las licitaciones. Injerencismo puro.

Ashby declaró que la tasa de desocupación del país se debía a la existencia de los entes públicos. Las reacciones fueron inmediatas. Esta señal de hace un cuarto de siglo fue clara. Estados Unidos es contrario a las empresas públicas uruguayas y valora esta política como contraria a sus intereses.

Al igual que Ashby, hoy Trump tiene la posibilidad de dar una lección a Latinoamérica, haciendo caer su garrote contra ese país pequeño y débil, con una izquierda unida que es modelo para las de la región, con empresas públicas y servicios estatales de todo tipo que no sólo son buenos, sino que forman parte de la cultura y del imaginario del pueblo.

Abrir los entes del Estado a la competencia del mercado no sólo golpearía la economía del Uruguay, sino, también, la cultura social de su gente. Y en el siglo XXI humillar la soberanía es golpear a la democracia.

Lanzarse contra la democracia y, especialmente, contra los sistemas sociales y económicos de centroizquierda o que mantengan un «estado de bienestar» dentro de pautas democráticas será uno de los grandes objetivos. Y para eso cuenta con múltiples aliados. La política del eslabón más débil para el garrotazo debe ser considerada. Avanzar contra Brasil, la decimoprimera economía del mundo y la primera de la región, sería complejo. Sin embargo, hay un pequeño país que puede ser una lección.

Cooperación militar

En el marco de los esfuerzos por restablecer la cooperación técnico-militar con Estados Unidos y acceder nuevamente a material y equipamiento, el gobierno uruguayo anunció que avanzará en la modificación de su controvertida “Ley de Derribo”, vigente desde 2020.

La iniciativa responde a objeciones presentadas desde Washington, que desde hace años sostiene que la normativa uruguaya en materia de control aeroespacial contradice acuerdos internacionales de aviación civil, como el Protocolo de Montreal, al contemplar la posibilidad de derribar aeronaves sospechosas de actividades ilícitas.

También la cooperación en materia militar con Estados Unidos fue fuerte durante los últimos años, con la realización hace un año de un Entrenamiento de Ejercicios Conjuntos Combinados, conocido en inglés como Joint Combined Exchange Training (JCET). Pero ahora el Frente Amplio solicitó en el Parlamento “revisar las condiciones” sobre el acuerdo de cooperación militar con EEUU.

A eso se suma la donación de equipamiento por 14 millones de dólares, promovida por la Oficina de Cooperación de Defensa de la Embajada, que incluyó 13 vehículos Mamba MK7 con equipos de comunicación multibanda, paquetes completos de mantenimiento y seis cursos de entrenamiento operacional y reparación, equipamiento para utilizar en futuras misiones de paz.

La exjefa del Comando Sur estadounidense, Laura Richardson, consideró a Uruguay como “un socio valorado y respetado en seguridad”, con el que está asociado hace más de siete décadas, dijo.

rmh/aa

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