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martes 4 de noviembre de 2025

Perú. La versión femenina de Mambrú

Por Gustavo Espinoza M.

La canción infantil nos cuenta que Mambrú se fue a la guerra y nadie sabe cuándo vendrá. Pues bien, pareciera que su versión femenina en nuestro país también está dispuesta a irse a la guerra, Así lo indica el incendiario discurso que pronunciara recientemente la presidenta en la sede de Gobierno con motivo de un “homenaje a los héroes de la democracia”.

Daría la impresión, sin embargo, que aquí hay un cierto mal entendido. Para ella, los héroes de la democracia no son los ciudadanos que la sufren de manera cotidiana, sino aquellos que, en los años del terror, mataron, torturaron, violaron, secuestraron, saquearon, incendiaron poblaciones enteras bajo el pretexto de “combatir a Sendero”.

Podría suponerse que se juntaron todos esa noche solemne para recibir abrazos, besos y medallas, además de reconocimientos que habrán de traducirse en beneficios de otro signo más adelante. Daría la impresión que fueron convocados todos, los de Accomarca, Umaro, Santa Rosa y Llocllaopampa; los de Huancapi y Pomatambo, Parcco Alto y Puccas, Cayara y Cangallo, los de Angaraes y Los Molinos. Y otros también…

Probablemente no concurrieron pero estuvieron de manera espiritual presentes los que asesinaron a los nueve estudiantes y al profesor en La Cantuta, los que mataron a un niño y a varios pobladores en Barrios Altos, los que secuestraron a Pedro Ayala Sulca y lo enterraron en el estadio municipal de Huanta, los que violaron a Georgina Gamboa, los que introdujeron una bayoneta en la vagina de Edith Lagos luego de ultrajarla, los que consumaron los crímenes en El Santa y Pativilca y planificaron la matanza de los periodistas de Uchuraccay, y otras más en diversos lugares del país. Nunca tuvo tantos “héroes” nuestro martirizado país.

En verdad lo que quiso Dina Boluarte fue exaltar aquello que constituye su “obra maestra” en lo transcurrido de su festín gubernativo: la Ley de Impunidad que los jueces no quieren aplicar amparándose en el Control Difuso que les otorga derecho a elegir normas entre civilizadas y salvajes para sancionar delitos,

Para sustentar esa ley en otros escenarios, fue que Santivañez viajó a Ginebra, donde se mantuvo solo, como político en ostracismo, porque nadie quiso juntarse con él. Allí le tocó recibir la reprimenda de Volker Turk, el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos al que escuchó en silencio desde el banquillo de los acusados. Luego trató de responder, sin atreverse a sustentar nada. Arrugado en extremo, sólo atinó a decir que, a juicio de su gobierno, los asesinos eran héroes. Después, calló hasta el infinito,
Y es que no tiene mucha autoridad para hablar el único ministro de Justicia del mundo requerido por la Justicia de su país, quien debe pedir permiso al juez para viajar, y debe volver a marcar tarjeta apenas retorne porque si no, va preso.

Como se sabe, Dina vive rodeada por guerreristas de medio pelo que le proponen convertir al país en una cárcel gigantesca, que le exigen condenar a la gente a cadena perpetua, someterla al veredicto de tribunales escondidos, con jueces sin rostro, que dicten sentencias secretas asegurando que finalmente los reos cumplan sus Penas en centros clandestinos de reclusión.

Será en esa circunstancia, dicen, que se impondrá la verdadera democracia. En ella, sus crímenes y sus latrocinios serán blindados- como ocurre ahora cuando asoma su cohorte de sicarios y adulones con patente congresal. A ellos, ni Satanás les cree.

No obstante, esa fórmula no es nueva. La impuso el fujimorismo a fines del siglo pasado, pero la añoran ahora todos sus seguidores, y promueven su reinserción en el sistema administrativo de justicia porque están convencidos que, por esa vía, podrán levantar una cortina tan alta que les permitirá esconder todos sus latrocinios, tal como ocurrió en el pasado cuando el jefe del Estado transportaba droga en el avión presidencial ¿Lo recuerdan?

Y es claro que será mucho lo que deban esconder- o tratar de hacerlo-. Por lo pronto los negocios referidos a la adquisición de arnas, aviones o vehículos de guerra; pero también la entrega, por 30 años, a la Chevron, del petróleo para que fortalezca la capacidad operativa de los Estados Unidos en el mundo, ya que no puede con Venezuela. Adicionalmente, hay otras truhanerías que afectan incluso la vida policial: les entregan fusiles sin balas y les cobran por ellas; les obligan a comprar ”chalecos” de protección que no les sirven de nada y los envuelven en el desprestigio de una institución podrida desde la cabeza,

Y es que en el plano interno no es distinta la cosa. La empresa Minera “La Poderosa”, vinculada al régimen, obtuvo en concesión 114 mil hectáreas de terreno, pero solo trabajan tres mil. Dispone de todos los recursos que proporciona el Estado, desde guardianía y sistemas de seguridad, hasta pistas para el aterrizaje de avionetas, lo que le permite enviar fuera el oro que no desea declarar. Después de todo, poderosa es.

La guerra, entonces, tiene sus extensiones. No se trata tan sólo de una proclama flamígera. Es una voluntad vinculada a una práctica concreta. Los discursos radicales, el lenguaje de odio y los gestos altaneros de alguien que se considera muy valiente son apenas el adorno de una política destinada a esquilmar a los peruanos

Se busca que la gente crea que “la guerra continúa”. Y para que lo crea, asoma ya un nuevo “operativo” en el VRAE donde reviven “columnas senderistas que atacan al Estado”. Como en las películas de Hollywood de los años 50, el montaje está logrado a medias.
¿Qué se pretende con esta película de terror de medio pelo? En primer lugar, volver al pasado a fin de lograr que la gente se acostumbre otra vez y no piense que la violencia cotidiana se ha desatado por la incapacidad del régimen o su complicidad con ella, sino por la existencia de un “inmenso enemigo externo” que nos amenaza a todos.

A partir de ese discurso se puede estructurar otro: el Perú es víctima de un ataque concertado que viene de afuera y que debemos enfrentar con “patriotismo” en nombre de “La soberanía”. La “ofensiva” proviene- no podía ser de otra manera- de países cuyos gobiernos han esbozado preocupaciones respecto a lo que ocurre en el Perú. Venezuela, entonces, pero también México, y Colombia, y otros que no han optado por callar para no ser blanco de la furia reaccionaria, pero igual, deben ser enfrentaos porque muestran una opción “ideológica”. Todo eso más la reapertura de El Frontón, y ya…!

Tal vez piensen que romper con ellos, acabará de una vez para siempre con el sicariato, la extorsión, el crimen organizado y con todos los otros matices de la actividad delictiva. Ni siquiera les importa saber que esa “actividad delictiva” tiene otras causas. Tampoco les interesa saberlo.

El Ministerio del Trabajo acaba de dar a conocer cifras interesantes. Reflejan que hay 12 millones de desocupados en el país, ocho millones de los cuales son jóvenes con estudios concluidos e incluso títulos universitarios. Pero al gobierno no le preocupa. No habrá de declarar la guerra al desempleo, sino “al terrorismo”. Y es que en el primer caso no tendrá héroes, ni medallas, ni estipendios.

Cuando la versión femenina de Mambrú vuelva de la guerra, descubrirá que se quedó sin país.

rmh/gem

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