Por Luis Casado
La costra política parasitaria, la SOFOFA, los candidatos, el ocupante de turno- el usurpador- de La Moneda y los pretendidos economistas, tienen un ídolo, un fetiche, una deidad, un Pulento para que me entiendas, muy suyo: el tan mentado Crecimiento.
Más eficaz que un sahumerio- emanación gaseosa producida por la combustión de una materia aromática-, el Crecimiento evita las malas vibras, impide la caída del pelo, aligera el paso, estimula la digestión, fortalece las erecciones, facilita el orgasmo y acrecienta las dimensiones.

Si no fuese el caso uno no se explica que el Crecimiento sea presentado como el remedio nec plus ultra para todo incluso aquello, algo así como la penicilina en el año 1877 cuando Louis Pasteur observó que cuando los cultivos del bacilo del ántrax se contaminaban por mohos, se inhibía su crecimiento. Louis Pasteur- eso dicen- identificó la cepa como Penicillium notatum.
Su eficacia era tal que en los años de mi mocedad un trabajador manual multitarea, un habilidoso, un manitas, un weón que le hacía a todo y resolvía el problema que le pusieran por delante, era amablemente apodado “El penicilina”.
En términos biológicos, el crecimiento se refiere al aumento en el tamaño y en la masa de un organismo a lo largo del tiempo, proceso irreversible y permanente que implica un cambio en la naturaleza física del organismo.
Lo que nadie te dice es que el crecimiento biológico tiene su ritmo y sus límites. Si no… pasa lo que pasa. El cáncer, por ejemplo, es una enfermedad que se caracteriza por la proliferación -el crecimiento- incontrolado de las células, provocado por la interrupción de los mecanismos de regulación que son responsables del desarrollo armonioso de nuestro organismo y la coexistencia de las células normales entre ellas. Crecer es una cosa, el cáncer, o la acromegalia, es otra.
El cáncer se traduce en una multiplicación anárquica de células que forman un tumor maligno. Con el tiempo, el tumor canceroso puede propagarse en el organismo y formar metástasis.
En Economía, esas células malignas son los economistas, la costra política parasitaria, la SOFOFA, los candidatos y el usurpador de La Moneda. Que de entrada nunca te explican cómo ni a quién va a favorecer el Crecimiento, y aún menos quién lo va a producir.
Se limitan a explicar que hay que facilitar la inversión…, pero nunca se vio un billete reproducirse con otros billetes, engendrando billetitos nuevos. Para generar valor agregado hace falta trabajo humano, currantes, chamba, pringaos entregando su vida a cambio de un pinche salario y produciendo un valor muy superior al salario que reciben… Si no fuese el caso ¿para qué cambiar plata por plata? ¿Ah?
El valor agregado generado en la producción remunera de un lado los salarios, de otro el capital. Es imposible aumentar uno sin reducir el otro y la pugna entre asalariados y capitalistas por obtener una mejor parte del valor agregado es lo que se conoce como lucha de clases.
El fondo de la cuestión no tiene que ver con el color de la piel, ni con el sexo de los ángeles, ni aún menos con la cuadratura del círculo o eso que nuestra incomparable modernidad llama el “género”.
Lo que está en juego es la apropiación de la riqueza producida. El Crecimiento, para la costra política parasitaria y los demás enteraos, tiene que ver con eso.
Desde la noche de los tiempos la sociedad se estructuró en torno a normas que supuestamente debían favorecer la vida en comunidad, y que en realidad establecían la dominación de unos sobre otros. De los que tenían sobre los que no. Los pringaos lucharon para obtener condiciones mínimasde subsistencia, algo han logrado, no mucho… pero peor es nada.
Los de arriba, buscando mayor lucro, mejores beneficios, siempre atacan esas condiciones mínimas de subsistencia para apropiárselas. Es su forma de aumentar la rentabilidad, junto a la explotación que consiste en sacarle el máximo provecho a las horas que el currante trabaja para ganarse la vida.
El ideal, para el capitalista, consiste en la desaparición del salario mínimo, en la eliminación del número de horas de trabajo diarias, en aumentar los días trabajados cada semana… y en la ausencia de cualquier reglamentación protectora de la comunidad.
En Chile a eso le llaman luchar contra la “permisología”. Los muñecos quieren barra libre, open bar, nada de impuestos, ni contribuciones de ningún tipo, cada uno para su santo y dios para todos, ese es su sueño.

Margaret Thatcher, primer ministro británico, más conocida como La bruja de hierro, solía decir:
“La sociedad no existe, solo existe el individuo”.
Trump, Milei, el modelo chileno, el sueñito irresponsable de Emmanuel Macron y de todos los neoliberales se asemeja a la orden del árbitro al comenzar una pelea de boxeo: “¡Fuera los seconds!” Debe triunfar solo la fuerza, la habilidad para exterminar al contrincante.
Eso se tradujo hace unos meses en Francia por la autorización del uso de un insecticida cancerígeno en la agricultura, que había sido vetado previamente por sus aterradoras consecuencias para la salud humana: el insecticida neonicotinoide llamado acetamipride.
Tal ausencia de “permisología” afecta en primer lugar a los propios trabajadores del agro, mata indiscriminadamente todo tipo de insectos, comenzando por aquellos que favorecen la polinización natural de los cultivos. Hace desaparecer las abejas, es decir la producción de miel, y contamina las napas freáticas y las reservas hidrológicas que son la principal fuente de agua potable.
Todo ello en nombre del Crecimiento: los insecticidas cancerígenos permiten obtener mejores cosechas, a menor costo, y por ende una rentabilidad más alta por hectárea. Según datos oficiales, publicados en abril de este año, “los pesticidas y las otras sustancias peligrosas siguen presentando fuertes acumulaciones de toxicidad en vastos territorios y en todas las categorías de corrientes naturales de agua”. A pesar de miles de millones de euros invertidos cada año en la protección de la
Si no sabías porqué las negociaciones entre la UE y el Mercosur duraron 25 años… buena parte tiene que ver con la abundancia de reglas fitosanitarias que existen en Europa, pero no en América del sur.
El capitalismo es así: contradictorio. De un lado gastan “en proteger la naturaleza”, y del otro contaminan el medio ambiente en nombre del Crecimiento.
En medio de este mambo se distingue una célebre empresa yanqui- Nestlé- que explota una fuente de agua natural para producir millones y millones de botellas de agua mineral gasificada. Nestlé Waters embotella las marcas Perrier, Hepar y Contrex… cuyos niveles de contaminación son tales que las autoridades tuvieron que bloquear la comercialización de esos productos. Millones de botellas están almacenadas esperando una eventual autorización de envenenar. Crecimiento… No te rías: parte de esa producción es utilizada en la preparación de biberones para los recién nacidos.
Lo que precede es sabido porque hay reglas que respetar. La tan denostada “permisología”. Justo un detallito: para vender agua mineral natural está prohibido someter el agua a cualquier filtrado o proceso químico de descontaminación. Pero Nestlé se pasaba esas reglas por el Orinoco y seguía filtrando aguas contaminadas que luego vendía como “natural”.
Es lo que se conoce como el “Escándalo Perrier”: millones de botellas de agua bloqueadas porque contienen bacterias patógenas.
¿Quién las bloquea? La autoridad pública sanitaria… esa que en Chile debiese desaparecer para que desaparezca la “permisología” y el gran capital pueda hacer su agosto.
He ahí una de las razones que llevaron al nazi Kast a prometer reducir los presupuestos del Estado en seis mil millones de dólares. Fin de la “permisología”, vía libre al Crecimiento.
Lo que Kast no sabe (por eso tiene problemas para explicarlo) es que la reducción de los presupuestos del Estado es una medida recesiva y regresiva, que no sólo impide el Crecimiento, sino
Que, además, destruye empleo, inversión, consumo interno, y tiene por consecuencia una pérdida de “atractividad”. ¿Tú conoces muchos empresarios que van a invertir en la jungla?
Todos ellos sólo juran por la “Certidumbre” y condiciones estables que les permitan ganar a ciencia cierta, sin riesgos.
De donde uno llega a la conclusión de que Kast no sólo es nazi: también es un enemigo del tan mentado Crecimiento. Mortal, como enemigo.
Verstehst du?