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miércoles 15 de enero de 2025

Crear un frente amplio: reto para la izquierda ecuatoriana

Por Luis Onofa

Ecuador entra este mes de agosto en la definición de candidatos para las elecciones presidenciales y legislativas de febrero de 2025 en medio de un marcado esfuerzo de organizaciones políticas progresistas por constituir un frente amplio, que además se ha convertido en una demanda de los electores de esa tendencia.

Los referentes que cobijan esos esfuerzos son los recientes procesos electorales en Francia y México en los que triunfaron las corrientes progresistas, aunque el camino que éstas deben recorrer en Ecuador enfrenta obstáculos que, para abordarlos, requieren de una fuerte voluntad política de unidad.

La presidenta de Revolución Ciudadana, la mayor fuerza de la centro- izquierda ecuatoriana, Luisa González, se ha aproximado a la CONAIE, principal organización indígena del país, con un planteamiento no dicho oficialmente, pero anticipado en declaraciones públicas: encabezar la papeleta del binomio presidencial. De su lado, Leonidas Iza, máximo dirigente de la organización indígena ha reiterado, también de manera pública, su demanda histórica: no al extractivismo.

Esta propuesta es quizá uno de los grandes temas a ventilar entre los que podrían ser los dos principales actores de una alianza de izquierda. Conlleva un cambio profundo del modelo económico de un país como Ecuador, que desde hace más de medio siglo alimenta sus finanzas con la extracción de petróleo de la Amazonía y, recientemente, con la explotación de minerales, en ambos casos con la participación de transnacionales, cuya presencia es minoritaria en el caso de los hidrocarburos, y monopólica en el sector minero, el más reciente generador de divisas para el país.

Plasmar esa transformación como estrategia económica implica encontrar otras opciones de desarrollo que al momento no están en debate en una nación que sigue siendo agroexportadora, y desde hace poco también minera, e importadora de bienes de capital y de consumo, actividades manejadas por grupos económicos hegemónicos que tradicionalmente han estado en el poder.

En el comienzo de su primer gobierno, la Revolución Ciudadana (2007-2017) ensayó un fallido intento de empezar a desarrollar un modelo alternativo, que consistió en buscar aportes financieros de gobiernos y organizaciones ambientalistas externas para el desarrollo del país a cambio de suspender la explotación petrolera en la reserva ecológica del Yasuní, en la amazonia. Pero la iniciativa encontró escaso eco internacional.

Guillermo Lasso

En 2023, en una consulta popular lanzada por el entonces presidente Guillermo Lasso, los electores votaron mayoritariamente por suspender la explotación petrolera en el Yasuní. Pero su sucesor Daniel Noboa, no ha puesto en marcha plan alguno para cumplir el pronunciamiento popular, en un momento en que la caja fiscal afronta pesados compromisos de pago de la deuda externa y retrasos en la entrega de asignaciones a los gobiernos seccionales. En su lugar, el actual gobernante ecuatoriano suscribió este año un compromiso de inversiones millonarias con empresas canadienses, mismo que ha sido rechazado por la CONAIE y organizaciones ambientalistas.
La izquierda ecuatoriana necesita de un amplio acuerdo para remontar el obstáculo que significa el peso de la derecha en segunda vuelta. Ya tiene el antecedente de haber ganado la primera vuelta en los comicios presidenciales de 2021 y 2023 y haber perdido en los balotajes. La formación de un frente amplio lo demandaron recientemente más de cien organizaciones campesinas del país, de manera pública, y se ha expresado también en redes sociales, donde sus usuarios abogan por una alianza sin prejuicios excluyentes y por un programa de gobierno.

Ese programa debería frenar el desarrollo de un modelo que profundiza la concentración de la riqueza en unos pocos ricos, en perjuicio de millones de pobres, que además son el caldo de cultivo del narcotráfico y de la violencia criminal que azotan a zonas pauperizadas del país, y recuperar una activa participación del estado en la economía, hoy debilitada.

De acuerdo con lo que se expresa en redes sociales, debería incluir, entre otros puntos, respuestas al enorme desempleo que afecta al país, al deterioro de servicios públicos básicos como la salud y educación, así como a frenar el agudizamiento de la pobreza. Esos son problemas originados en el estrangulamiento al que ha sido sometida la economía nacional en los recientes siete años de gobiernos neoliberales.

Sin embargo, la relación entre poder político y económico, clave en la decisión de los electores, no está clara para un amplio espectro de la población afectada por la crisis, lo que lleva a buena parte de ésta a optar por las derechas en las batallas electorales definitorias. Entonces, uno de los principales retos de la izquierda ecuatoriana es alumbrar a la población sobre esos vínculos, responsables de los agudos males que afectan al país, ahora más camuflados que antes por el relato neoliberal que promueve no solo a través de los medios hegemónicos tradicionales, sino también en redes sociales, de manera exclusiva el mercado, el consumo y el individualismo, en perjuicio de utopías como la equidad social, la integración económica y política regional, la soberanía nacional y la multiculturalidad.

Daniel Noboa

Los sondeos de opinión revelan un creciente desencanto de la población con el régimen de Noboa, que no ha logrado frenar la creciente ola de crímenes vinculados con el narcotráfico y tampoco ha paliado el desempleo ni reactivado la economía. Lo propio ocurrió con Moreno y Lasso. Esa reacción del electorado ha vuelto a reflejarse inclusive en los círculos de opinión de una derecha que, sin embargo, cierran filas contra la izquierda en segunda vuelta electoral. Romper ese círculo vicioso es el reto del progresismo para los comicios presidenciales y legislativos de 2025.

La fórmula es, como lo han demostrado los casos recientes en América Latina y Europa, la formación de un frente amplio con base en un programa de gobierno, una necesaria organización de sus bases y una imprescindible formación política de éstas. La perspectiva de una coalición de izquierda comporta tanto riesgo para los estratos políticos tradicionales que el propio Daniel Noboa, quien buscará la reelección, ha salido presto a combatirla de manera pública.

rmh/lo

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