Por José R. Oro
Introducción
El pasado 13 de julio se produjo un intento de asesinato del expresidente y candidato presidencial del Partido Republicano Donald Trump. Se produjo un tsunami de noticias y comentarios de todo tipo, Trump se auto convirtió en víctima y cuasi– mártir, a pesar de la ironía de que quien defiende la venta y posesión de armas de fuego y es un entrañable amigo de NRA (Asociación Nacional del Rifle en los Estados Unidos), haya sido el objetivo de las propias balas que ayuda y legaliza vender. La bala le rozó una oreja, arañazo magnificado y con más publicidad que las decenas de miles de muertos palestinos en Gaza o la guerra brutal en Ucrania.
Cuando nos referimos a magnicidio- en los EEUU. o en otras partes del mundo- no lo limitamos a asesinatos de jefes de estado, sino a personalidades sociales de gran relevancia, que en algunos casos hubieran podido llegar a ser presidentes o primeros ministros. También pondré algunos ejemplos de crímenes que han impactado a países enteros, al mundo, o que han tenido consecuencias históricas, incluso la ejecución (o intento de ajusticiamiento) de tiranos,
Armas para todos
Estados Unidos es el único país del mundo donde las armas civiles superan en número a su población, indicó un estudio de Small Arms Survey (SAS), con sede en Suiza.
También es la única nación donde ocurre al menos un tiroteo masivo y letal cada año, indicó CNN al citar el informe.
Según la investigación, hay 120,5 armas de fuego por cada 100 estadounidenses (un total estimado de 393 millones de armas de fuego en la calle), lo que representa una cifra impactante en la atmósfera de desconsuelo que rodea el país tras los tiroteos masivos crónicos, donde las escuelas primarias son el blanco predilecto, que han causado enorme sufrimiento. En muchos casos los civiles propietarios de armas poseen varias armas por persona.
EEUU. es seguido en esta escalofriante lista por las Islas Malvinas, con un estimado de 62 armas por cada 100 personas, y Yemen, azotado por la guerra, con 53 armas por cada 100 personas. Corea del Sur y Japón ocupan los últimos lugares de esta lista, con una tasa que ronda entre el 0,2. Cuba es listada como con 2.1 armas de fuego por cada 100 personas, pero no está clara la fuente de donde proviene esa cifra
La investigación de SAS estima que los estadounidenses poseen 393 millones de 857 millones de armas civiles disponibles, y esta cifra corresponde al 46 por ciento del alijo de armas civiles a nivel mundial.
Echando a Dios y al Diablo a la pelea
El senador de Carolina del Sur, Tim Scott, pronunció un apasionado discurso en la noche inaugural de la pasada Convención Nacional Republicana, centrando su atención en cómo Dios salvó al expresidente Trump durante el intento de asesinato unos días antes: «Nuestro Dios sigue salvando, sigue liberando y sigue protegiendo. Porque el sábado pasado, el diablo llegó a Pensilvania con un rifle en la mano», dijo Scott. «Pero un león americano (se refiere a Trump!) se puso de pie y rugió».
Trump estuvo a punto de morir durante un mitin en el que un tirador abrió fuego contra el 45º presidente. Mientras se dirigía a la multitud en Butler, Pensilvania, el sábado 13 de julio por la noche, antes de que lo sacaran los miembros del Servicio Secreto, Trump pareció gritar «¡Pelea!» mientras hacía un gesto con el puño hacia la multitud para indicar que estaba bien.
Como es observable fue una forma de idolatrar al candidato de MAGA y decir que la providencia divina lo defiende y salva, de exacerbar el machismo y la guapería (imaginarias en todo caso), deTrump, y de satanizar a sus oponentes, con rifle o sin él.
Uno de los sectores entre los que la extrema derecha tiene muchos adeptos, son personas de iglesias evangélicas sumamente conservadoras (no solo en los Estados Unidos, por ejemplo Jair Bolsonaro es afiliado a una de esas sectas en Brasil). Es muy interesante y merece atención cómo Trump y su cercano seguidor el senador Tim Scott, tratan de involucrar a Dios y al Diablo en sus manejos electoreros perfectamente terrenales, esta es una tendencia bien marcada del fascismo actual en el hemisferio occidental.
“Fenómeno casi únicamente estadounidense”
El hecho de que los tiroteos masivos regulares- aunque no los magnicidios- sean “un fenómeno casi exclusivamente estadounidense”, también dirige la atención a este asunto. Un informe subrayó que los tiroteos masivos se refieren a eventos en los que al menos cuatro personas mueren, excluyendo al perpetrador, y esa definición no incluye las actividades delictivas con fines de lucro, el familicidio y la violencia patrocinada por el Estado.
El informe de CNN destacó que cuatro de cada 100 mil personas en EEUU. fueron víctimas de violencia don armas de fuego en 2019, lo que representa 18 veces la tasa promedio en otros países desarrollados.
Además, mientras que la población estadounidense correspondió al cuatro por ciento de la población mundial en 2019, los suicidios con armas de fuego en EEUU. Representaron el 44 por ciento del total a nivel mundial ese año.
Si bien al menos un tiroteo masivo tuvo lugar en la mitad de los países desarrollados del mundo entre 1998 y 2009, no ocurrieron más de ocho de estos incidentes en ninguno de estos países durante este período.
En contraste, durante esos 22 años se presentaron anualmente más de 100 tiroteos masivos en EEUU., en los que murieron más de dos mil personas.
Alrededor del 47 por ciento de los adultos estadounidenses vive en hogares con armas, indicó CNN al hacer referencia a una encuesta realizada en octubre de 2020, y alrededor de un tercio de la población posee al menos una.
EEUU. es uno de los únicos tres países del mundo en el que sus ciudadanos tienen el derecho constitucional de portar o tener un arma. Los otros dos, México y Guatemala, cuentan con una tasa de posesión de armas cercana a una décima parte de la de su vecino del norte.
El informe del medio estadounidense señaló que, si bien muchos países del mundo toman medidas legales y luchan contra la violencia armada y la pérdida de miles de vidas, solo cerca de la mitad de los adultos estadounidenses apoyan el establecimiento de leyes y reformas políticas más estrictas para la posesión de armas, lo que conduce a un “ciclo de violencia” mortal en la sociedad.
Una sub – cultura de la violencia. Rambo no es un héroe, sino lumpen.
En 2022, en Estados Unidos hubo 45 mil 222 muertes por arma de fuego; estas cifras son significativamente más altas (per cápita) que en otros países industrializados.
Los sucesivos gobiernos de Estados Unidos han permitido que la violencia con armas de fuego se convierta en una crisis de derechos humanos. Estados Unidos no cuenta con medidas como un registro nacional de armas de fuego con el que controlar la posesión de dichas armas. En todos los estados del país, la ciudadanía puede portar legalmente armas de fuego ocultas en público, con o sin restricciones.
El número de suicidios por arma de fuego por parte de adolescentes negros, latinos y asiáticos aumenta a un ritmo alarmante. El análisis de los datos de los Centros para el Control de Enfermedades muestra un incremento del 120 por ciento entre 2011 y 2020.
Estados Unidos ha sido testigo de un aterrador aumento del número de tiroteos masivos, definidos generalmente como aquellos tiroteos en los que mueren o resultan heridas cuatro o más personas. En 2022 hubo 46 tiroteos en centros escolares, más que en cualquier otro año desde 1999; esos tiroteos causan un daño incalculable a los niños y niñas que presencian la violencia con armas de fuego o se esconden en las aulas tratando de ocultarse de ella.
En 2021 hubo 683 tiroteos masivos en Estados Unidos, una cifra récord. En este siglo XXI hasta la fecha, ocurrieron 549 tiroteos en escuelas (solo aquellos que han tenido al menos un fallecido).
Represión contra los opositores al sistema estadounidense
Una forma peculiar del asesinato político con efectos comparables o incluso mayores a un magnicidio en el sentido clásico, ha sido la ejecución “legalizada” de enemigos del sistema, entre ellos los casos de los esposos Rosenberg y de los líderes obreros Sacco y Vanzetti, fueron de impacto mundial.
Festejando con la familia Trump con quien estuvo estrechamente asociado, esta R. Cohn, uno de los asesinos de los esposos Rosenberg. Fascistas pidieron la represión contra izquierdistas y dicen “que las armas no matan a la gente, el comunismo si lo hace”.
Magnicidios intra – establishment
El atentado contra Kennedy, el presidente número 35 de Estados Unidos, es junto al de Abraham Lincoln un siglo antes, de los más conocidos y notorios crímenes de la historia de los EEUU. Ocurrió en una caravana de autos convertibles en la que desfilaba con su esposa Jacqueline Kennedy, el 22 de noviembre de 1963, en Dallas Texas.
Recibió dos disparos- uno en la cabeza- provenientes del arma (o armas) de un francotirador (o varios). Por este crimen fue arrestado Lee Harvey Oswald, un exmarine estadounidense quien se presume fue el tirador, pero a quien no se pudo someter a juicio ya que dos días después de su detención fue asesinado en tenencia de la Policía.
Al ser interrogado, Oswald se declaró inocente del magnicidio y dijo ser un “chivo expiatorio”, más tarde cinco “investigaciones” gubernamentales concluyeron que Oswald disparó desde el sexto piso del Texas School Book Depository. Estas investigaciones han arrojado más confusión que luz acerca de cómo se efectuó el crimen, y no se trató de entender las causas del mismo. Se mantuvo la repetitiva idea de un desquiciado extremista que lo ejecutó como un acto aislado y fortuito. Pero en realidad el motivo no está claro y alrededor del magnicidio hay múltiples teorías de conspiración.
El crimen de Martin Luther King Jr. descabezó a un vibrante movimiento de los Derechos Civiles, que escalaba a la lucha más amplia contra la explotación y la desigualdad. Un movimiento de millones de personas. Acusar a Jame Earl Ray como el único criminal fue una solución que permitiera mostrar el asesinato de MLK como un acto puntual e irracional y negar la participación de los altos estratos del sistema capitalista estadounidense. Igual ocurre con el asesinato de Robert Kennedy en junio de 1968 (principal candidato para las elecciones presidenciales ese año), sabemos quién es el que- o uno de los que- apretó el gatillo, pero no de los interesados en que esas muertes se produjeran.
Lyndon B. Johnson era el vicepresidente de los EEUU. en el caso de John F. Kennedy, y presidente en los otros dos mencionados. Solo referente al magnicidio de JFK se estima que se han hecho públicos unos 320 mil documentos relacionados con el asesinato, y más de cuatro mil 600 (probablemente los más sensitivos) permanecen clasificados. Decenas de comisiones, reportes especiales e investigaciones no ha aportado nada significativo. Vale la pena leer los libros y escritos del general de División (ret.) Fabián Escalante sobre el tema, mucho más informativos y fidedignos. Con respecto a RFK y MLK, en similar estilo, cada día que pasa, menos claridad.
El 30 de enero de 1835, Andrew Jackson fue el primer presidente que sufrió un intento de asesinato, fracasado cuando las dos pistolas del atacante fallaron.
Cuatro presidentes en funciones han sido asesinados, además de Lincoln y JFK, James Garfield y William McKinley, Theodore Roosevelt. Ronald Reagan y ahora Donald Trump son los únicos presidentes estadounidenses que has resultado heridos en intentos de asesinato mientras estaban en el cargo o siendo expresidentes.
Todos estos casos han sido consecuencias de luchas intestinas por el poder en el establishment estadounidense, directamente o más frecuentemente usando “chivos expiatorios” a veces no en sus cabales.
Magnicidios de todo tipo en otros países (con frecuencia ordenados a distancia)
No todos los asesinados eran jefes de estado, pero si líderes de gran significado. Aunque tiranicidio y magnicidio, no son 100 por ciento lo mismo, pudiéramos considerar al tiranicidio como un caso particular del magnicidio. Por mencionar algunos (sin orden cronológico) de la mayor importancia:
Ernesto Guevara de la Serna, Salvador Allende, Mahatma Gandhi, Archiduque Francisco Fernando y su esposa condesa Sofia Chotek, Patrice Lumumba, Samora Machel, Muammar Gadafi, Lev Davidovich Bronstein (Leon Trotsky), Marian Nguabi, Mehdi Ben Barka, Filipo II de Macedonia, Pedro I de Castilla, Nicolae Caucescu, Francisco Pizarro, Jean Jacques Dessalines, Rafael Leonidas Trujillo (asesinado por los mismos que lo entronizaron, cuando ya no les era útil), Anastasio Somoza Garcia, Anastasio Somoza Debayle, Miguel Primo de Rivera, Ernest Thaelmann, Julius Fucik, Serguei Kirov, Imre Nagy, Ngo Dinh Diem, Ernst Roehm, John Lennon, Roque Dalton, Yitzhak Rabin, Olof Palme, Maurice Bishop, Indira y Rajiv Gandhi, Cayo Julio Cesar, Caligula, Domiciano, Marco Aurelio, Zar Nicolas II y su familia, Benito Mussolini y Clara Petacci, Anwar el Sadat, Nur – Mohammad Taraki, Michael Collins, Rey Alejandro de Yugoslavia, Benazir Bhuto, Zia al Huq, Sheikh Mujibur Rahman, Osama Bin Laden, Saddam Hussein, Doroteo Arango (Pancho Villa), Emiliano Zapata, Luis Carrero Blanco, Julio Antonio Mella, Antonio Guiteras Holmes, y muchos otros.
Realmente los menciono para observar cuán diferentes y significativos por diversas vías pueden ser los occisos, y el impacto de estos crímenes en la historia.
También considero necesario mencionar los atentados de distinto tipo que fallaron en quitarle la vida a sus objetivos, i.e., Vladimir I. Lenin, Fidel Castro Ruz (centenares de complots), Adolfo Hitler, Juan Pablo II, Cristina Fernández de Kirchner, Charles de Gaulle, Fulgencio Batista, Augusto Pinochet y otros más, todos los cuales hubieran tenido un impacto indudable en el devenir histórico, de haber tenido éxito.
Factores en los magnicidios y otros asesinatos políticos en los EE.UU.
En realidad, en los Estados Unidos han ocurrido centenares de asesinatos políticamente motivados, de una forma u otra. Solo hemos mostrado algunos ejemplos de magnicidios y magnicidios fallidos. La presencia de 393 millones de armas en la calle es indudablemente un factor que facilita la violencia con armas de fuego. Los magnicidios, la extraordinariamente alta cifra de tiroteos masivos y en sentido general, la violencia social se ha visto incrementada en los últimos tiempos por el auge del fascismo y de la xenofobia y el racismo. Todos estos negativos fenómenos son consecuencia de una forma u otra de la enorme desigualdad de la sociedad estadounidense.
rmh/jro