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viernes 9 de mayo de 2025

Jodido Primero de mayo…

Por Luis Casado

La revolución trumpiana aún no se abre paso en determinados cerebelos: la inercia no es sólo un fenómeno físico como diría el profesor belga Fabrizio Bucella, gran analista de las paradojas.

Hasta ahí tú mismo. Si Donald y sus numerosos secuaces le pusieron punto final al neoliberalismo y al prostibulario libertinaje del libre mercado, hay quien persiste en la búsqueda del lucro incesante y del orgasmo permanente.

Antes de ayer un economista, Marc Touati, vino a la cadena de televisión TF1 y a radio France Info a lamentar la mera existencia del 1º de mayo, “día feriado en el que perdemos mil millones de euros de PIB.”

O si prefieres, en una visión más amplia: “Los días feriados de mayo nos hacen perder 0,1% del PIB anual”.

Touati parece estar reñido con las cifras, con los días feriados y con la economía.

El PIB de Francia gira en torno a los Є 3,0 billones, o sea 3.000.000.000.000 (3*1012). De modo que mil millones de euros (1*109) equivalen a un 0,00033 del PIB.

No es por nada, pero tengo la impresión de que hay patadas en el culo que se pierden…

Marc Touati obtuvo un DEA (diploma de estudios profundizados) en “Moneda, Finanzas, Banca” en la Universidad Paris I Panthéon-Sorbonne. Entonces se inscribió en un doctorado en la misma Universidad, doctorado que no obtuvo. Con una experiencia de 12 años en el sector bancario fundó el gabinete de asesorías ACDEFI, del cual es presidente. Actualmente anima un canal You Tube que tiene 200 mil abonados. Touati, si fuese eficiente… no trabajaría: ¡ya sería rico!

Con tales pergaminos, todo su razonamiento se limita a afirmar que en Francia se trabaja poco, o que debiésemos trabajar más, con el sano propósito de aumentar el PIB.

Ya he repetido hasta el cansancio que el objeto de la Economía Política reside- según su fundador David Ricardo– en cómo se distribuye el producto. En una carta fechada el 9 de octubre de 1820, Ricardo le escribió a Malthus lo que sigue:

“La Economía Política es según Ud. un estudio sobre la naturaleza y las causas de la riqueza. Yo estimo por el contrario que ella debe ser definida como un estudio sobre la distribución del producto de la industria entre las clases que concurren a su formación”.

En la materia, quienes controlan el coso lo tienen claro: hoy por la mañana el diario madrileño El País, controlado por muy rentables capitales , nos informa de las decisiones del gobierno hispano, que está en manos de Pedro Sánchez, un “socialista”:

“Hacienda rebajará el impuesto de sociedades en Є 2.000 millones para fomentar que las empresas refuercen su capital”.

¿No es enternecedor? “Fomentar que las empresas refuercen su capital”, o dicho de otro modo hacer más ricos a los afortunados capitalistas que controlan el país. No creas que es una novedad:

Macron que es liberal, hizo aún mejor en Francia. Redujo los impuestos del gran capital en Є 70 mil millones anuales lo que produjo un déficit presupuestario de la Madonna. Eso le permite decir a estas almas pías que hay que recortar el gasto (¿no recuerdas nada parecido en Chile?), o alargar la jornada de trabajo.

En fin… a los ministerios de Hacienda nunca se les ocurrió rebajar el IVA que pagan los consumidores, o sea los pringaos, para fomentar que refuercen sus pinches condiciones de vida…

David Ricardo estaba en lo cierto: lo que realmente interesa en la Economía es cómo se distribuye el producto. Pedro Sánchez lo tiene meridianamente claro. Lo que no le impide abundar en la sinrazón. El mismo diario El País anuncia: “El Gobierno prevé en el plan fiscal que (…) el gasto de los hogares tire de la economía este año.”

El billete va al gran capital, pero los pringaos deben dinamizar la economía consumiendo más…

Por eso no me canso de repetir que el crecimiento, la competitividad, el volumen del PIB e incluso el tiempo de trabajo son temas onanistas con los que alcanzan el climax los economistas, a falta de algo mejor.

Es el caso de Touati y aún otros. Hay que trabajar más dicen, sin saber lo que dicen.

El tiempo legal de trabajo en Francia está en 35 horas semanales. Aquí y allí, determinadas industrias y/o servicios practican la semana de 32 horas. La jubilación interviene a los 64 años (con François Mitterrand estuvo en 60 años y Francia no se hundió…).

Marc Touati, una recua de economistas, e incluso nuestro primer ministro François Bayrou, sugieren que el personal trabaja poco.

François Bayrou- un cristiano practicante tirando a beato-, quien nunca le trabajó un día a nadie visto que vive de la política, afirma que los franceses deben trabajar más. ¿En serio?

François Bayrou, a la derecha, muestra el fruto de su fructífera actividad…

Cuando Marc Touati derrama lágrimas de cocodrilo sobre los días feriados del mes de mayo (el 1º de mayo día de los trabajadores, el 8 de mayo derrota del nazismo y fin de la II Guerra Mundial) clama por aumentar el PIB en un pinche 0,00066.

Si Touati sugiriese trabajar ocho horas diarias, sábados y domingos y fiestas de guardar, así como eliminar los 30 días hábiles (cinco semanas) de vacaciones anuales, imponer el trabajo nocturno generalizado y llevar la edad de jubilación a los 70 años… no digo que el PIB no “fluctuase” como se dice ahora. Hacia arriba o hacia abajo… ese es otro tema. Veamos porqué.

¿Qué determina el tiempo de trabajo?

Cada trabajador debe producir lo necesario para la subsistencia de sí mismo y la de su familia. Marx le llama al tiempo ocupado en esa tarea tiempo de trabajo necesario (El Capital. Libro I. Secciones V a VIII). Para que un empleador le dé trabajo, el mismo trabajador debe producir más, o sea trabajar más tiempo para remunerar al capital, o al capitalista lo que es más o menos lo mismo. Lo que Marx llama el sobretrabajo.

“Sin ese sobretiempo, no hay sobretrabajo y, por consiguiente, no hay plusvalía, no hay producto neto, no hay capitalistas (…) no hay clase de propietarios”.

El tiempo de trabajo necesario, y el tiempo de trabajo total (necesario + sobretrabajo) lo determina el nivel de productividad, las condiciones materiales de producción, el estado de la técnica utilizada.

En la Historia, cuando “el trabajo ya está en cierta medida socializado, entonces, y solamente entonces se producen las condiciones en las que el sobretrabajo de unos puede devenir una fuente de vida para otros, y eso nunca tuvo lugar sin la ayuda de la fuerza que somete el uno al otro”. (Marx.op.cit).

“Mientras más elementales son las necesidades naturales que es indispensable satisfacer (…) menor es el tiempo necesario a la subsistencia y la reproducción del productor, y más su trabajo para el capitalista puede superar el trabajo para sí mismo”.(Marx. op. cit).

“Con un clima más o menos propicio, la fertilidad de la tierra más o menos espontánea, etc., la cantidad de las necesidades básicas y los esfuerzos que su satisfacción impone, serán más o menos grandes, de modo que, en circunstancias por lo demás análogas, el tiempo de trabajo necesario variará de un país a otro.” (Marx. op. cit)

La realidad muestra que en un mismo país, el tiempo de trabajo necesario varía de un sector a otro, y de una región a otra. Es una de las dificultades que conspiran contra el establecimiento del tiempo de trabajo a escala nacional. El manido argumento que repite “hay que trabajar más porque en el país del lado, o del otro extremo del planeta, trabajan más”, no tiene sentido. Sin embargo es el que utilizan actualmente en Francia para intentar eliminar los derechos sociales de los trabajadores.

No escapa a tu sagacidad que en condiciones dadas, el capitalista busca siempre alargar el tiempo de sobretrabajo, y el currante, por el contrario, busca reducirlo. Esa contradicción forma parte de lo que el sistema imperante busca negar y se llama “Lucha de clases”.

Para una productividad dada, mientras más largo es el tiempo de sobretrabajo (o sea mientras más breve sea el tiempo de trabajo necesario), más plusvalía será generada para beneficio del capital. La tan mentada “competitividad” con la que hacen puñetas todo el día se resume a la intensidad de la explotación de la mano de obra, o sea a la extensión del sobretrabajo.

Así, la transferencia de los medios de producción a Asia y otras regiones abundantes en mano de obra barata no tiene otro objetivo que el de obtener más plusvalía, más lucro, más “rentabilidad”.

Otro modo de alcanzar el mismo objetivo es organizar- oficialmente o subrepticiamente- la inmigración de mano de obra, especialmente para labores que exigen poca calificación profesional.

Así se matan dos pájaros de un tiro, disuadiendo la mano de obra local de exigir mejores remuneraciones bajo amenaza de ser remplazada por mano de obra inmigrada.

Visto lo cual podemos afirmar que el capital establece-a priori- la tasa de rentabilidad que le parece aceptable para efectuar sus inversiones. Y el tan mentado “libre mercado sin trabas y sin trampas” se remite a utilizar los precios de la mano de obra de un país contra las aspiraciones de la mano de obra de otros países.

Excepto, desde luego, cuando lo que se produce- minería por ejemplo- no puede ser desplazado físicamente. En este último caso quedan los recursos de la mano de obra inmigrada, la represión, los golpes de Estado, etc.

El surgimiento de una próspera y variada agricultura así como de una aún más próspera y variada industria en numerosos países del orbe generó una muy diferente división del trabajo a escala planetaria.

La ciencia, las tecnologías, las innovaciones, la excelencia y la alta calificación de la mano de obra ya no son el privilegio de “occidente”. Con algunas excepciones, las industrias de alta y sofisticada tecnología se encuentran hoy en día diseminadas en todo el orbe. Lo que exige y reclama una redistribución de la remuneración de los capitales por un lado, y genera un gran desafío para las antiguas potencias industriales.

En el marco de una histórica y masiva relocalización de la actividad productiva, de la investigación científica, del desarrollo de nuevas tecnologías, y de la masificación de ciertos consumos que fueron exclusivos de sectores privilegiados, los trabajadores del mundo son cada vez más conscientes de que la era del esclavismo quedó atrás.

La relación de fuerzas entre el capital y el trabajo- en el ámbito mundial- se ha modificado. En un sentido o en el sentido opuesto según el periodo considerado. Pero nada puede hacer desaparecer el combate que nació con la aparición del capitalismo. La lucha del trabajador por obtener una mejor parte de su actividad productiva, y la del capital por reducirla al mínimo vital, único modo de aumentar el lucro.

Si no conocías las razones que llevan a los economistas, a la prensa, a los patrones, a los gobiernos y a sus corifeos a entonar el mantra del “crecimiento”, ahora lo sabes: se trata de hacerte olvidar que lo único que tiene importancia en Economía es la distribución del producto.

Adam Smith. La Riqueza de las Naciones. 1776

Adam Smith lo puso claro al fundar esta disciplina, publicando su libro La Riqueza de las Naciones en el año 1776. Adam Smith no era precisamente un comunista. Simplemente estimó en su día que- si deseaba merecer el epíteto de científico- debía decir la verdad.
¿Te había contado que para obtener un diploma de economista no es obligatorio conocer los trabajos de Adam Smith?

rmh/lc

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