Por Kintto Lucas*
Cuando se murió Giuseppe un mes de julio,
estaba algo distraído
y ya no recordaba bien si Lampedusa era una isla.
estaba algo distraído
y ya no recordaba bien si Lampedusa era una isla.
Cincuenta y ocho años después,
miles de africanos apilados en barcazas
creen que el Mediterráneo es el único camino en el desierto,
vida y muerte rumbo al origen en el mar,
puente y muro donde caer, entre el agua y la sed.
miles de africanos apilados en barcazas
creen que el Mediterráneo es el único camino en el desierto,
vida y muerte rumbo al origen en el mar,
puente y muro donde caer, entre el agua y la sed.
Ahora Lampedusa ya no pertenece a un príncipe,
el agua del mar es de todos y de nadie,
y los cuerpos flotando son africanos,
pero los papeles que no tienen, ni tendrán, son europeos.
Libia, en cambio, es una fogata que quema en el mar,
como las bombas de la OTAN
lanzadas sobre civiles en Trípoli hace cuatro años.
Cuando mataron a patadas al libio Gadafi,
Francisco no era Papa y Lampedusa se parecía a una isla.
hoy es el pasado que siempre regresa,
como Il gatopardo a la Unión Europea…
ag/kt
*Periodista y escritor ecuatoriano.