Por Julio C. Gambina
Milei presenta su nuevo libro con un show en donde tiene el doble carácter de cantor y autor expositor., haciendo ensayos mientras crece la crisis económica y política.
Las ideas del libro y de su discurso no son novedosas: se reitera el mismo balance que sostiene el “milagro” del crecimiento económico, la baja de la inflación y la pobreza; junto a la suba de los ingresos populares.
Todas falacias de propaganda que se justifican con cifras discutibles que escamotean la realidad.
El crecimiento de la economía puede remitirse al 2024 hasta el primer trimestre del 2025 y sesgado hacia algunos sectores primarios exportadores, caso del agro, la energía y la minería, también el turismo emisivo al exterior, la venta de automotores, de inmuebles y las finanzas. El resto de la economía, en general vinculada al mercado interno y con ingresos populares deteriorados muestran la otra cara de la moneda.
Los datos señalan que la inflación detuvo la baja en julio y agosto, con un registro del 1,9 por ciento, que es muy probable que se mantenga para el pasado mes de septiembre y el presente. Ello ocurre, entre otras cuestiones, por el aumento del tipo de cambio y la especulación con nuevas devaluaciones, antes o después de las elecciones de medio término, más allá de las afirmaciones oficialistas en sentido contrario.
El salario de los estatales desmiente la referencia presidencial de mejora de los ingresos, con una caída del 19 por ciento respecto a diciembre del 2023, habiendo resignado caja estatal más de ocho millones en promedio. El salario del sector privado está cinco por ciento por debajo del inicio de la gestión Milei, con una pérdida promedio de más de un millón 700 mil pesos. Las jubilaciones están abajo un 23 por ciento, con una pérdida promedio de más de 3,9 millones por beneficiario. Los datos son aportados por “MATE”, el Mirador de la Actualidad del Trabajo y la Economía.
Crítica realidad
La realidad es una economía estancada por esa baja de ingresos populares, con cierres de empresas, incluso retirada de algunas de capital externo y variados cierres de pequeñas y medianas, con un saldo de desempleo en torno al ocho por ciento y una creciente informalidad laboral, con un registro del 44 por ciento, el más alto en este siglo.
Esa informalidad es expresión de la irregularidad del empleo derivado de la impunidad empresarial y la política pública de deterioro de los ingresos populares y condiciones de vida de las/os trabajadoras/es. Bajo estas condiciones y para sostener la lógica del equilibrio fiscal, crece el endeudamiento externo, que ya supera los 300 mil millones de dólares, de una cuenta en perspectiva de incremento bajo asistencia del gobierno de EEUU.
Este año hubo asistencia del FMI por 20 mil millones de dólares, con desembolsos por 14 mil millones, utilizados para la fuga de capitales, esencialmente compra de billetes por una minoría con excedentes de pesos en sus cuentas. Sin la mediación de Donald Trump ello no es posible.
Ahora en Washington, el equipo económico profundiza la dependencia con mayor endeudamiento y condicionalidades que afectan el manejo soberano de la economía local.
Un “milagro” reaccionario
El “milagro” del libro de Milei es que haya durado este tiempo, vale señalar, con la complicidad de un Congreso Nacional que empezó a ser esquivo en este tiempo.
El cambio de actitud y de votaciones en el Parlamento se explican por el cambio de humor en la sociedad ante los problemas económicos, pero, sobre todo, por los problemas políticos derivados de la corrupción en el gobierno.
Se trata del fraude $libra, con juicios en el exterior y en el país, las denuncias sobre coimas en la ANDIS, las denuncias en el área de salud y más aún, con el caso Espert y las vinculaciones al narcotráfico. Es un combo que suma crisis política a la situación económica.
El Diputado Espert abandona la campaña y la presidencia de la comisión de Presupuesto de la cámara baja, impactando en el proceso electoral a pocos días de la votación, considerada estratégica para el gobierno y el poder.
No hay milagro económico, tan valorado en ámbitos asociados a la corriente principal liberalizadora, sino un intento por continuar la lógica de disciplinar, por abajo y por arriba, a la sociedad en Argentina.
Por eso es un “milagro reaccionario”, una tarea esencial definida en 1975/ 76 para reestructurar regresivamente al capitalismo local y que se procesó en etapas, en la dictadura genocida, en los 90 con Menem y De la Rúa, luego con Macri y ahora con Milei.
Claro que ante las dificultades de la gestión, el “banco de suplentes” ya está listo, agrupando a diferentes sectores del peronismo, del radicalismo y del PRO, bajo las figuras de gobernadores con referencias territoriales en todo el país.
Se proponen asumir con mejores modales y diplomacia de relaciones políticas, la reaccionaria reestructuración para una inserción en la lógica mundial de acumulación capitalista, cuya tendencia preocupante se orienta hacia el capitalismo criminal y guerrerista.
El objetivo del gobierno y sus cómplices, ahora dispuestos a sustituir al gobierno en la gestión, pretenden avanzar luego de asumido el nuevo Congreso Nacional en diciembre próximo, con las reformas tributarias a favor de los capitales: la ganancia, la reforma laboral y la previsional. Resulta coincidente con el propósito global de los capitales más concentrados en todo el mundo.
La resistencia a la política pública viene creciendo, pero aún resulta insuficiente, especialmente en la construcción de un consenso político para orientar un rumbo en favor de las trabajadoras y los trabajadores, del mercado interno y las economías regionales.
Rmh/jcg