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miércoles 27 de noviembre de 2024

Del Inca Garcilaso a la construcción ideológica del mestizaje

Por Kintto Lucas*

Para Firmas Selectas de Prensa Latina

Los Comentarios reales y la Historia General del Perú, del Inca Garcilaso de la Vega, se podrían considerar como algunas de las bases ideológicas de un pensamiento mestizo desde América Latina. En ambos se  presenta la historia desde lo cotidiano,  la intrahistoria, como diría Miguel de Unamuno.  No es la historia de los grandes héroes sino de la cotidianidad. Con estos se inicia una interpretación histórica de la colonización y la conquista,  diferente a la de los conquistadores. 

En sus textos el mestizo asume ideológicamente el denominado “encuentro de dos mundos”; en ellos armoniza la visión indígena andina -que no es solo de los Incas- con la visión española occidental de la cultura cristiana.  Su idea de la conquista como un mestizaje “ideal” entre el “nuevo” y “viejo” mundo impone una visión que marcará, hasta hoy, la inseguridad propia de los mestizos en el mundo andino.

La pretendida unificación entre el “viejo” y el “nuevo” mundo mediante el poder reconciliador del amor -influenciado por los Diálogos de amor de León Hebreo- termina justificando todo lo hecho por la conquista y la colonización. En el intento de justificar la conquista, desde lo incásico y lo cristiano, Garcilaso de la Vega mezcla las dos formas de ver la historia: la lineal, con principio y fin de la cultura cristiana, y la circular del mundo inca.

En sus obras el Inca Garcilaso construye un relato en que la conquista deviene un mestizaje “ideal” entre el “viejo” mundo y el “nuevo”, y la llegada de los españoles algo providencial, mesiánico.

Entonces se inventa una tercera forma de ver la historia, a partir de una supuesta espiral ascendente desde la cual relata la época preincaica de sacrificios y barbarie; la época incaica de monoteísmo con el dios Sol; la construcción social y la institucionalización económica  y la etapa de decadencia con Atahualpa. Finalmente presenta la llegada de los españoles como algo providencial.

Desde aquellos textos hasta hoy, los mestizos en el mundo andino construyeron un simbolismo basado en la inseguridad sobre su pasado y futuro porque finalmente no tienen una identidad propia, no se sienten indígenas ni blancos, aunque se asuman como blancos. La construcción ideológica de Garcilaso de la Vega crea y justifica una sumisión ante el poder, que se evidencia hasta hoy.

Como toda construcción ideológica, en la idea del mestizaje elaborada por él subyace una mezcla de elementos objetivos y subjetivos de la realidad, un vínculo entre ficción y realidad,  narración histórica y novela. Mediante ella construye e inventa un relato para justificar el encuentro de dos mundos. Incluso, en algunas leyendas asumidas como reales, no hay elementos de comprobación, como es el caso de los hombres barbudos que llegarían luego del décimo segundo monarca incaico.

En él aflora la necesidad de elaborar un relato que sirva para construir una identidad mestiza; o sea para construir su propia identidad. Su inseguridad y conflicto identitario se evidencian cuando decide cambiar su nombre por otro que acerque sus raíces españolas e incas. Con sus textos, justifica la colonización y su pensamiento termina siendo, de alguna manera, un pensamiento colonizado. De ahí que asuma la colonización con un providencialismo mesiánico, y a España y la conquista como un instrumento de la providencia.

En su relato la conquista se justifica desde la mirada cristiana y desde las supuestas profecías incas. En el primer caso, ya existía una justificación por parte de Colón y los otros cronistas. Pero, desde su crisis de identidad y su necesidad de justificación histórica y simbólica, tenía que construir el relato desde lo incaico. Así, Garcilaso asume las profecías que, incluso, pueden ser una invención o interpretación de distintos relatos orales de su pueblo.

El relato colonizado lo lleva, incluso, a enfatizar que sólo pretende hacer un comentario a crónicas de españoles que, por no conocer el quechua, se equivocaron en algunos temas. De ahí  que subsista en él una ambigüedad permanente, una especie de choque, al asumir el relato, a veces desde la mirada supuestamente incásica, y otras desde la mirada cristiana. Ello también encarna una ambigüedad propia del conflicto identitario.

Esa ambigüedad se muestra, incluso, desde el propio título, al utilizar el término “reales”, que puede asumirse como auténticos, verdaderos, o alusivos a la realeza inca. Ahí también se evidencia el mismo conflicto: la necesidad de remarcar que escribe desde la historia real y desde su condición de descendiente de la realeza inca.

La resistencia indígena de siglos logró imponerse, especialmente en los países y pueblos andinos, y, en muchos casos, posicionar su cosmovisión del mundo.

En suma, utiliza su condición para dar validez a su relato incásico y que los demás asuman el texto como una crónica de la verdad indígena -porque fue escrito por un descendiente de la realeza inca- para justificar así  la conquista y colonización.   Si bien busca conciliar la cultura española y la incaica, prevalece una mayor utilización de esta última porque, en ese momento histórico, era necesario justificar la conquista y colonización desde esas raíces (la justificación española ya estaba construida), aunque en todo momento intenta armonizar el mestizaje entre el “nuevo” y el “viejo” mundo.

El relato de Garcilaso de la Vega sirvió como base para que América fuera asumida como un continente evidentemente mestizo. Si bien esto en parte es verdad -porque los conquistadores se mezclaron con los indígenas como no ocurrió en otros continentes-, sirvió también para someter a las culturas indígenas en el futuro, cuando surgen las repúblicas y los estados- nación.

Dicha construcción ideológica y el sometimiento de los indígenas sirvió también para que, en muchos casos, cuando emigraban a la ciudad, se asumieran como mestizos y trataran de dejar su cultura atrás con todo lo que ello implicaba; pero, aunque esa mirada ideológica se impuso hasta hoy, la resistencia indígena de siglos logró mantener en parte la cultura de los diversos pueblos y nacionalidades originarios,  especialmente en los Andes.

Gracias a esta resistencia permanente, en los países andinos los pueblos y nacionalidades indígenas lograron posicionar, en muchos casos, su cosmovisión del mundo (en lo simbólico, político, social y económico-comunitario),  a partir de una nueva construcción ideológica que, sin embargo, en algunos casos fue permeada por cierta intelectualidad mestiza que la asumió, transformó y a veces recreó, de acuerdo con una mirada marcada por un conflicto identitario de siglos.

En todo caso, la construcción ideológica de lo indígena mantendrá una tensión permanente con la del mestizaje y surgirá una tercera visión de la conquista y la colonización, con un pensamiento menos sumiso y menos colonizado.

ag/kt

 

*Periodista y escritor ecuatoriano-uruguayo.
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