Con cierta frecuencia escribo sobre la hipocresía y el doble rasero que caracteriza a las relaciones internacionales a lo largo de la historia, pero que ha alcanzado niveles de falsificación tan altos y exasperantes como quizás no suponíamos fuera posible que llegaran hace solo medio siglo.
En algunas ocasiones, me decepciona. Otras, me ofende. Casi sin excepción, me hacer rabiar y me indigna. Pero la duplicidad sancionada por los estados imperialistas (y sus organizaciones como la OTAN en particular) nunca, jamás, de ninguna manera, me asombra o sorprende. A pesar de todo lo anterior, trato de llamar a la hipocresía y a la doblez por su nombre, donde y cuando lo veo y lo escucho, aunque solo sea para que los hipócritas y sus facilitadores mediáticos sepan que muchos, por doquier, denuncian su exasperante falta de sinceridad. Y que como dijera el gran Abraham Lincoln “»Puedes engañar a todo el mundo una parte del tiempo. Puedes engañar todo el tiempo a una parte del mundo. Pero no puedes engañar a todo el mundo todo el tiempo».
Comenzaré con los hipócritas de carrera en la Corte Penal Internacional (CPI) en La Haya, que luego me llevarán a los hipócritas de carrera en la Casa Blanca, el Departamento de Estado y el Pentágono de Estados Unidos, quienes han manipulado a la CPI para acusar al presidente de la Federación Rusa de los crímenes que ellos y sus aliados cometen a diario y con total impunidad.
La Corte Penal Internacional (CPI) es un tribunal de justicia internacional permanente cuya misión es juzgar a las personas acusadas de cometer crímenes de genocidio, guerra, agresión y lesa humanidad. Es importante no confundirla con la Corte Internacional de Justicia o Tribunal Internacional de Justicia, órgano judicial de Naciones Unidas, ya que la CPI no forma parte de las Naciones Unidas, aunque se relaciona con ella en los términos que señala el Estatuto de Roma, su norma fundacional.
El pasado 17 de marzo de los corrientes, la CPI emitió una orden de arresto contra el presidente Vladimir V. Putin luego de que el tribunal internacional concluyera que el líder ruso había cometido crímenes de guerra en relación con el secuestro y la deportación de miles de niños ucranianos desde la invasión rusa en febrero de 2022. La CPI determinó que Putin y otro funcionario ruso tenían responsabilidad penal personal por el “reasentamiento” forzado de niños ucranianos. Esta orden se extiende a la funcionaria rusa María Lvova– Belova, (en la foto con el presidente Putin, arriba) comisionada para los Derechos del Niño en la Oficina del Presidente de Rusia a quien se achaca: «Los esfuerzos de Lvova- Belova incluyen específicamente la adopción forzosa de niños ucranianos por familias rusas, la llamada ‘educación patriótica’ de niños ucranianos, cambios legislativos para agilizar la concesión de la ciudadanía de la Federación Rusa a niños ucranianos y la expulsión deliberada de niños ucranianos por las fuerzas de Rusia»
Esas son cosas que pasaron en el Chile de Pinochet, en la Argentina de los gorilas y en otros países del cono sur durante las dictaduras militares de los amigos de Nixon, Kissinger y muchos otros “líderes de la democracia” que los medios canallas callaron sin escrúpulo alguno. En la CPI de La Haya, jamás se mencionó, ni se ordenó arrestar a los que secuestraron a los niños y asesinaron/desaparecieron a sus padres.
Con la increíble mentira de la “Patria Potestad” fueron sacados de Cuba 14 mil menores de edad a principios de la década del 1960. Al respecto, la CPI de La Haya: bien, gracias.
La CPI defendió su decisión de acusar a Putin de un crimen de guerra y buscar su arresto insistiendo en “que la conciencia pública de las órdenes puede contribuir a la prevención de la comisión de nuevos crímenes”. Las capitales occidentales y europeas y los medios de comunicación establecidos han aplaudido universalmente a la CPI por dar el paso de emitir, por primera vez, una orden de arresto contra el líder de uno de los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Funcionarios y diplomáticos describieron la engañosa e hipócrita táctica de la CPI como “el comienzo del proceso de rendición de cuentas” que confirma que Putin es “un paria” responsable de “crímenes de agresión”.
Esto, a pesar de que la medida sin precedentes es en gran medida simbólica, ya que Moscú (ni otros muchos estados) no reconoce la jurisdicción del tribunal ni extradita a sus ciudadanos.
Ahora, antes de que los comentaristas o lectores más interesados en la hipérbole que en la verdad me acusen de ser un «títere» o «lacayo» de V.V. Putin, quiero dejar en claro que la guerra en Ucrania ha sido, en mi opinión, forzada a la Federación Rusa, que comenzó no hace 13 meses, sino ya en el 2014, cuando los órganos de inteligencia de los EEUU. con la ayuda de algunos de sus aliados y de los neo- nazis de Ucrania, organizaron un golpe de estado anti- ruso, en esa nación del este europeo, hacia donde la OTAN se había comprometido clara y explícitamente no avanzar en 1989.
Pero más allá de la enorme falsificación de la historia, veamos la parte de la hipocresía.
Hay otros líderes de otras naciones, incluidos Estados Unidos e Israel, que se consideran exentos de la autoridad de la CPI y que se han ganado mil veces más que se les acuse de crímenes de guerra. Aparentemente, de acuerdo con la CPI, una serie de presidentes y soldados estadounidenses que lanzaron guerras desfigurantes en varios continentes todavía marcados y establecieron una red internacional encubierta de secuestros y torturas nunca, nunca, cometieron un crimen de guerra de ningún tipo. Abu Graib no existe en sus mentes.
Aparentemente, según la CPI, un engreído primer ministro británico y sus soldados que se unieron a sus primos evangélicos estadounidenses para invadir Irak y Afganistán, destruyendo innumerables pueblos y ciudades y matando y convirtiendo en refugiados a millones de inocentes, nunca jamás cometieron un crimen de guerra de cualquier tipo.
Aparentemente, según la CPI, los llamados soldados australianos de “élite” que asesinaron a decenas de civiles afganos, incluso degollaron a niños como parte de un ritual de iniciación enfermizo, nunca jamás cometieron un crimen de guerra de ningún tipo.
Aparentemente, según la CPI, una gran cantidad de primeros ministros israelíes, soldados y sus apoderados que, durante generaciones, han atacado a niños, mujeres y hombres palestinos y la “infraestructura civil” en Cisjordania ocupada, Jerusalén, Gaza, Líbano y más allá, nunca, jamás han cometido un crimen de guerra de ningún tipo.
Si la CPI encontrara el coraje tardío de acusar a Estados Unidos, Gran Bretaña, Australia o Israel de crímenes de guerra y entregar órdenes de arresto para cualquier cantidad de jefes de estado actuales y anteriores, eso podría, en palabras de la corte, “contribuir a la prevención de la nueva comisión de delitos”.
Por supuesto, EE. UU. e Israel desestimarían cualquier cargo al instante por carecer de mérito legal. En cualquier caso, el hipócrita en jefe, el presidente estadounidense Joe. Biden, saludó las acciones de la CPI como «justificadas» y como «un punto muy fuerte a tener en cuenta». En la siguiente frase, Biden reveló su flagrante hipocresía y la de Estados Unidos cuando calificó sus comentarios de felicitación recordando a los periodistas que Estados Unidos no reconoce la jurisdicción de la CPI. “Pero debe quedar claro que la CPI tampoco es reconocida internacionalmente por nosotros”, dijo.
De hecho, el 2 de septiembre de 2020, EEUU. calificó a la CPI de “fraccionada y corrupta” y descarriló una investigación sobre posibles crímenes de guerra en Afganistán al imponer sanciones al principal fiscal de la corte que tuvo la audacia de investigar la dudosa conducta de los soldados estadounidenses. En un obsceno quid pro quo, la CPI abandonó la investigación después de que el entonces presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, y compañía retiraran las sanciones.
Luego, el 3 de marzo de 2021, el secretario de Estado de EEUU., Antony Blinken, criticó al fiscal de la CPI en un comunicado de prensa por haber abierto una “investigación sobre la situación palestina”.
“Estados Unidos se opone firmemente y está profundamente decepcionado por esta decisión”, aulló Blinken. “La CPI no tiene jurisdicción sobre este asunto. Israel no es parte de la CPI y no ha dado su consentimiento a la jurisdicción de la Corte, y tenemos serias preocupaciones sobre los intentos de la CPI de ejercer su jurisdicción sobre el personal israelí”.
Estados Unidos aplaude a la CPI cuando acusa a la Federación Rusa de crímenes de guerra y critica al mismo organismo cuando comienza a investigar si Estados Unidos cometió crímenes de guerra en Afganistán e Israel contra los palestinos acorralados por sus tanques y aviones.
El Pentágono ha agravado la hipocresía del presidente al supuestamente negarse a compartir con la CPI las pruebas reunidas por los servicios de inteligencia de EEUU. sobre las supuestas “atrocidades rusas en Ucrania” por temor a que proporcionarle a la corte información tan incriminatoria pueda sentar “un precedente que podría ayudar a allanar el camino para enjuiciar a los estadounidenses”. Traducción: Sí, el Pentágono cree que V.V. Putin es un tipo malo que le ha hecho cosas malas a la gente buena en Ucrania. El Pentágono también cree que si le da a la CPI material que pueda ayudar a probar que V.V. Putin es un tipo malo que le hace cosas malas a la gente buena, podría llevar a que los «chicos buenos» de Estados Unidos en uniforme de batalla terminen en el mismo banquillo de los acusados en La Haya porque el tribunal podría descubrir de repente que también ha hecho muchas cosas malas a personas buenas. Y EEUU. no puede aceptar eso.
The New York Times dice que el presidente Biden aún no ha decidido si está de acuerdo con el Pentágono o no. Supongo que el hipócrita en jefe se pondrá del lado de los hipócritas de uniforme. De lo contrario, otros hipócritas de cuello y corbata en el Congreso y las salas de redacción se reirán de que el presidente ha traicionado a Estados Unidos y a sus “buenos de la película” con uniforme y botas de combate.
Para que hablar de la supuesta “base de espionaje de China” en Cuba, por la que supuestamente nuestro país recibió miles de millones de dólares” de China, que es el bulo de moda en estos días. Igual que los cientos de otras mentiras y calumnias, incluyendo los “ataques sónicos”; desaparecerá en la nada, nadie dará al menos una excusa de tales mentiras y vendrán muchas más supercherías, contra Cuba, sus dirigentes y su pueblo.
Pero todo esto, por ridículo y falso que sea, envenena aún más una situación internacional gravísima, que ya no aguanta más tensión y que tiene al mundo al borde de su aniquilamiento. Las agresiones de todo tipo de los EEUU. y sus súbditos de la OTAN contra Rusia, China, Irán, RPDC, Venezuela, Cuba y muchos otros países, provocaciones inimaginables y la completa desaparición de la verdad de los medios controlados por el mundo capitalista son terribles y solo con valentía pueden ser enfrentadas.
El “apaciguar” (y también colaborar abiertamente con) a Hitler aceleró y profundizó la crisis de la Segunda Guerra Mundial en la década de los 1930’s. La diferencia es que hoy existe un arsenal de armas de exterminio en masa capaz de acabar muchas veces con la humanidad, no lo olvidemos.
rmh/jro