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sábado 21 de diciembre de 2024
Lenin

La pregunta permanente de V.I. Lenin: “¿Qué hacer?”. Me refiero a noviembre del 2024 (I)

La pregunta permanente de V.I. Lenin: “¿Qué hacer?”. Me refiero a noviembre del 2024 (I)

¿Qué hacer? (Что делать?) es una obra política, escrita por Vladimir I. Lenin entre finales de 1901 y principios de 1902 y publicada en ese año. Lenin presenta propuestas concretas sobre la organización y la estrategia que debe seguir un partido revolucionario.

Se trata de un desarrollo de los conceptos organizativos del partido revolucionario, ya expuestos en la revista Iskra, particularmente en el artículo «¿Por dónde empezar?», de mayo de 1901. Por supuesto ni el Partido Demócrata o Republicano de los Estados Unidos y ninguno de sus candidatos (incluso los del ala izquierda demócrata) son revolucionarios. Y han dejado de ser partidos en el sentido amplio de la palabra.

Lenin argumenta que la clase trabajadora no tomará conciencia política de manera espontánea solo por luchar batallas económicas (salarios, horarios, etc.). Para que ella se instruya en el marxismo argumenta que los marxistas deben formar un partido político, o una vanguardia, de revolucionarios para poder difundir sus ideales políticos. Predijo la separación del Partido Obrero Socialdemócrata de Rusia entre bolcheviques y mencheviques. Antonio Gramsci, extiende el papel del (o de un) partido a lo cultural y, en nuestra época, a lo mediático en una sociedad concreta.

A tenor con esta gran obra de Lenin y trabajos posteriores de sus seguidores, en esta última parte deseo enfatizar en la total bancarrota del sistema bipartidista de los Estados Unidos, que ha sido a mi juicio llevada a un “punto de no retorno” con los gobiernos de Donald Trump y Joe Biden

Noam Chomsky tildó de ‘grave’ la situación de la democracia en EEUU. por el ‘malestar social’ que han creado los partidos políticos en el país. “La escasa popularidad de los actuales candidatos a la Presidencia de Estados Unidos no es algo excepcional, sino forma parte de un gran malestar social que amenaza la democracia”, dijo el politólogo estadounidense en una entrevista concedida ya en el 2016 a la agencia alemana de noticias DPA. Subrayó que EE.UU. se desarrolló “desde una democracia hacia una plutocracia con apéndices democráticos”.

Es muy importante entender que el Partido Demócrata de hoy, no es el mismo de Franklin Delano Roosevelt , ni siquiera del de la época de John F. Kennedy. Chomsky lo expresa de manera clara: “El Partido Demócrata abandonó a la clase trabajadora hace 40 años. La clase trabajadora no es su distrito electoral. A los trabajadores nadie (con real poder político) los representa en el sistema político estadounidense»

Refiriéndose aTrump y sus discursos, Chomsky consideró que hay una relación “entre el partidismo de Trump y el populismo, el ultranacionalismo”. En esta línea aseguró que los partidarios del expresidente no son los pobres, sino que su mayoría, según señaló, pertenecen a la clase trabajadora blanca, que en el periodo del neoliberalismo se sintió «marginada». “Ahora estas personas están amargadas y tienen rencor”, agregó.

Estos comentarios del científico se enmarcan en otras declaraciones suyas en las que había indicado que la popularidad de Trump se debe al “miedo” y es el resultado de una “sociedad destruida” por el neoliberalismo. El filósofo estadounidense en otro momento de sus declaraciones destacó una “amplia” transformación del sistema político estadunidense, por el que antes en el país había un partido único con dos facciones: republicanos y demócratas y que ahora solo “hay una facción”.

N. Chomsky

También manifestó que: «El Partido Republicano de EEUU. es la organización más peligrosa de la historia de la humanidad». Esta es una verdad que no se puede solo intuir, sino que tenemos el deber de entender a cabalidad. Es un reinventado Partido Nazi con un enorme arsenal de portaviones, aviones furtivos, satélites, submarinos atómicos, bombas nucleares, armas químicas y bacteriológicas.
Tanto el Partido Demócrata como el Partido Republicano han visto el ascenso de facciones radicales en su seno, que presentan diferencias cada vez más marcadas en aspectos como la base del electorado, la ideología y la identidad, haciendo insostenible el tradicional equilibrio interpartidista basado en la transigencia de políticas.

Los dos partidos se ven el uno al otro no sólo como adversario político, sino también como amenaza para el país. Un artículo de The New indicó que EEUU. es ya prácticamente un Estado York Review of Books al frente de dos con los republicanos y los demócratas binacional, comunidades nacionales marcadamente opuestas, que funcionan de hecho En vez de Estados como confederaciones bajo un único gobierno federal. Unidos, tenemos Estados Desunidos, la discordia entre las dos “naciones” ha venido profundizándose, y la polarización por el poder político ha alcanzado un nivel inédito.

políticos de los EEUU. ponen los intereses de sus “partidos” y Los facciones políticas por encima de los del país. El 8 de agosto de 2022, la finca Mar-a-lago en Florida deTrump, fue allanada por las fuerzas del El exmandatario acusó al Departamento de Justicia de jugar con orden. impedirle volver a postularse como candidato la política para presidencial y dijo que fue víctima de persecuciones políticas. Los republicanos, a su vez, inexorables en el descubrimiento de clasificados en la residencia del presidente Biden, iniciaron documentos investigaciones sobre la retirada del ejército estadounidense desde Afganistán para que la administración rindiera cuentas sobre la ya no es más que un instrumento cuestión. El aparato del Estado de EEUU. de los partidos políticos para buscar sus intereses egoístas.

presidentes

La política de partidos marca líneas cada vez más según la raza y la Financial Times, los republicanos representan los identidad. Según rurales, mientras que los demócratas blancos, pequeños pueblos y zonas y grupos multiétnicos. Más de una tercera urbanas representan zonas parte de ambos partidos cree que la violencia está justificada para lograr sus fines políticos. Cuando un partido pierde, sus votantes sienten como si su país estuviera ocupado por una fuerza extranjera. La se ha convertido en una “sociedad señaló que EEUU. politóloga B. Walter dividida en facciones” un estado a medio camino entre la autocracia y la democracia.

Los trucos utilizados en peleas interpartidistas se tornan más escandalosos. Larry Diamond, profesor de Ciencias Políticas y Sociología de la Universidad Stanford, cree que las normas de la democracia, como la autocontención en el ejercicio del poder y el rechazo a la han empezado a desintegrarse. Un número creciente de violencia, políticos y cargos electos de EEUU. se ha mostrado dispuesto a doblegar o abandonar las normas democráticas en su afán por alcanzar o conservar el poder. Y a medida que el terreno político común se desvanece, cada vez más votantes estadounidenses de ambos bandos expresan actitudes y percepciones que parpadean en rojo por el peligro democrático. La de desmoronarse. democracia en EE.UU. corre un grave riesgo

¿O es que ya se desmoronó y no queremos verlo?

Volvemos a la medular pregunta inicial: ¿Qué hacer?. Pero no en sentido general, sino que hacer ahora mismo y en las elecciones del 2024 en los Estados Unidos.

Hay que detener la entronización del fascismo como la única forma del poder político y económico en los Estados Unidos. En noviembre del 2024 quizás sea la última posibilidad de hacerlo. Voy a votar por lo “menos malo” y en contra de lo “peor”, porque decir que hay alternativas buenas sería faltar burdamente a la verdad. El fascismo quiere que no votemos por el Partido Demócrata y de veras me repugna hacerlo. Nos ofrecen las disyuntivas del diablo, no ir a votar o votar por “partiditos” que solo significa restarle votos a los “menos malos”, y ayudar a ganar a los “peores”, fascistas.

Vivimos un momento de confusión política a niveles desconocidos antes en Estados Unidos, relacionados con los cambios demográficos y culturales. La amenaza de un fascismo abierto apoderándose del control del país, es un hecho real. Las fuerzas de la reacción han logrado con un prolongado trabajo de divisionismo mantener separadas a las fuerzas progresistas para así impedir que abandones los intereses estrechos- sean sectoriales o grupales- y que trabajen estrechamente unidos por el bien común.

Los afroamericanos, las mujeres, los latinoamericanos, los musulmanes, los judíos, una docena de partidos socialistas, agrupaciones pacifistas, del ala liberal del partido demócrata, de los ambientalistas, los sindicatos, y un inmenso etcétera de decenas de millones de votantes, que de unirse contra el verdadero enemigo, el capitalismo, podrían disminuir mucho su poder y más tarde derrotarlo, no tiene esa capacidad hoy. La unidad de las atomizadas fuerzas progresistas estadounidenses traería cambios de la mayor importancia para el mundo entero. Pero tal objetivo se podría obtener a mediano plazo, de ninguna manera para noviembre del próximo año.

Como cubano debo decir que mi frustración es extraordinaria con el actual gobierno estadounidense que ha dejado en completo vigor las barbaridades de Trump, y destrozado las limitadas, pero útiles mejoras de Obama, Confiaba que, al menos por haber sido su vicepresidente, Biden- como una acción de elemental respeto y consistencia- restituiría una parte de aquellos cambios (incluyendo el sacar a Cuba de la infame lista de países que patrocinan el terrorismo, acción de último día de Trump), aunque fueran pequeños, solo por salvar la cara. No lo hizo y le manifiesto mi más profundo desprecio por tan criminal omisión.

Protestas

Pero no podemos permitir que la tragedia de 1932 se repita, cuando el Partido Comunista de Alemania y el Partido Socialista de ese propio país fueron separados (y enfrentados) a las elecciones parlamentarias y permitieron a los nazis de Adolf Hitler tomar el poder que no abandonarían hasta matar muchas decenas de millones de personas y casi acabar con nuestro mundo. Solo por un instante en el tiempo histórico no lograron construir bombas atómicas.

A. Hitler y B. Mussolini

Hoy, pese a los insuperables problemas de su propia “democracia”, EEUU., en lugar de hacer una introspección, quiere obligar a otros a tomar medidas para curar sus propias enfermedades, y sigue exportando a todo el mundo los valores de la decadente “democracia” estadounidense, aprovechándose de esos temas para atacar y reprimir a otros países. Si no haces lo que digo (que no es lo que hago) te sanciono. Si los fascistas de Trump, De Santis, Robert Kennedy Jr. y sus cómplices “cubano– americanos” entre otros, obtienen de nuevo el poder no lo van a soltar por las buenas.

Por todo ello, sin dudas de ningún tipo, llamo a los estadounidenses de bien a votar en el 2024 por lo malo, nunca por lo peor. Voy a ir a votar por quien ofrezca una alternativa, por mala que sea contra la inminencia del fascismo que siempre será peor para Cuba, para el mundo y para los propios EEUU. No puedo desperdiciar mi derecho, votando por un candidato de cualquier organización inviable o dejando de hacerlo, ya que esto beneficia al fascismo directamente. ¡No olvidemos 1932!

rmh/jro

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