Como todos los países del mundo, Argentina tiene claves y misterios propios; y aunque los argentinos nos creamos muy especiales, los más antiguos saberes ya mucho nos explicaron antes nuestro propio nacimiento.
Para ello ahí están el héroe trágico de William Shakespeare y la Hécate de los griegos. Pero también pueden auxiliarnos el turista texano y su fatalidad, personaje y acontecer contemporáneos de ese enorme novelista y cineasta estadounidense llamado Samuel Fuller (1912-1997).
“Con ustedes entonces los habitantes exclusivos de mi título”, diría este texto si los textos hablasen, convocados para dar una pista acerca del por qué y cómo un señor de pelambre exótica, fanático de un liberalismo económico exacerbado y las tradiciones culturales más reaccionarias, se convirtió en el actor principal de una tragedia criolla: el estrepitoso avance de la ultraderecha mesiánica, con claras posibilidades de ocupar la Casa Rosada a partir del próximo 10 de diciembre.
Antes, algunos recordatorios
Javier Milei conversa con cinco mastines ingleses, a los que llama “mis hijos”. Al menos en ese sentido nos recuerda al austriaco que comenzó en Munich, fue el responsable de uno de los mayores genocidios que registra la Historia y sentía una pasión similar por sus perros.
No oculta su orgullo por tener pene y ser rubio de ojos celestes.
Entre sus asesores hay algunos que se consideran reptilianos, surgidos de una de las tantas teorías conspirativas en boga y que se asumen como lagartos convertidos en humanos que pretenden organizar y gobernar en todo el mundo. Los integrantes de esos grupos dicen contar con algunos reptilianos ilustres: Donald Trump, el Papa Francisco, Barack Obama y el cantante Justin Bieber.
Exhibe un amor devocional por una única hermana menor, a quien considera su creadora, protectora y guía espiritual y política; a veces la llama la jefa, otras el jefe.
Javier Milei es economista. Se dice libertario. Alrededor de su ser y accionar de rock star reunió un coro de marginales, arribistas y defensores de la dictadura cívico- militar genocida instaurada en 1976.
Trabajó para encumbrados empresarios enriquecidos a costillas del Estado. Hace unos años había irrumpido como exótico panelista en programas políticos de la TV basura.
Su ideólogo es el economista estadounidense Murray Newton Rothbard, integrante de la escuela liberal austríaca y abanderado insignia del denominado anarco capitalismo, que propone la casi desaparición del Estado en favor del sistema empresario corporativo, al que le dicen los mercados.
Propuso un régimen de libre compraventa de órganos humanos. Dice que la justicia social es una aberración y que, de llegar al gobierno, tendrá dos únicos aliados internacionales: Estados Unidos e Israel.
Y ahora
Esa suerte de expresión patológica de la sociedad argentina fue el candidato a la presidencia más votado en las primarias del domingo 13 de agosto, con el 30 por ciento de los sufragios emitidos.
Dejó en segundo lugar a dos derechistas herederos del ex presidente Mauricio Macri: a la ex militante montonera Patricia Bullrich, devenida numen de todas las políticas militaristas y policíacas, y al ex peronista Horacio Rodríguez Larreta, actual jefe de Gobierno de la ciudad capital.
Ambos disputaron por un cetro que finalmente no tuvieron ni existía: ocupar uno de ellos el liderazgo sin discusión de la oposición al gobierno del presidente Alberto Fernández y su vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, y llegar a la Casa Rosada en diciembre próximo sin mayores sobresaltos.
Milei también se transformó en la pesadilla del candidato oficialista, Sergio Massa, un representante cabal de la profesionalización de la política, que, además der ser el actual ministro de una Economía en estado de coma, se convirtió en la cara visible del peor resultado electoral del peronismo en toda su historia.
En otra época, los pobladores de ese universo político lo hubiesen considerado tanto a él como a quienes lo ungieron en ese lugar como los imperdonables mariscales de la derrota.
Habrá que aguardar. Al día siguiente de su irrupción estelar, el propio Milei reconoció: aún no gané nada.
En este escenario de terremotos políticos en que quedó convertida Argentina todo puede acontecer.
En octubre tendrán lugar las elecciones generales con los candidatos que sobrevivieron a las primarias y hasta existe la firme posibilidad de que todo se dirima en una segunda vuelta o balotaje.
Mientras tanto, las condiciones económicas se agravan como calvario para un país de enormes riquezsa en recursos naturales y capacidades agroexportadoras, que mantiene al 50 por ciento de su gente por debajo de la línea de pobreza.
Debido al descontrol económico y la sensación colectiva de sentirse parte de una sociedad sin gobierno, una crisis política de por ahora indefinibles consecuencias podría tener lugar en cualquier momento.
Qué sucedió
Primero, y a no perderlo de la mira. Los fascismos siglo XXI conforman un fenómeno que viene reiterándose a nivel global, aunque en cada comarca con sus peculiaridades.
Y no existía razón alguna para que no apareciese en Argentina, país en el que tras cuatro décadas de restauración democrática– renga, vigilada o controlada, por supuesto– su pueblo sigue sufriendo en forma periódica las mismas tragedias sociales.
Los argentinos en la calle y los profesionales de la perorata al mejor postor, es decir analistas, dizque periodistas y encuestadores, entre otras especies de esa fauna, recorren un sendero interminable de conjeturas y teorías a la hora de explicar el porqué de la irrupción del padre de los cinco mastines ingleses en el escenario político local.
Ausentes de ese debate más televisivo que público, he aquí algunas posibles respuestas, al menos como ensayos o meros quizás.
Pobreza y marginación de las mayorías, inflaciones descontroladas, endeudamientos seriales y, como designio de última generación, el crecimiento exponencial del crimen organizado en tramas de complicidad con elementos de las policías y los cuerpos penitenciarios, de los poderes judiciales y de las fiscalías, y de la política en ejercicio desde ámbitos legislativos y ejecutivos…En ese contexto, víctima puede ser cualquiera a la vez que la delincuencia se nutre de jóvenes pobres que terminan como mano de obra descartable del propio sistema de poder.
Salvo experiencias nunca consolidadas en el sentido de superar semejantes traumas, las fuerzas políticas y sociales del llamado campo progresista, de izquierdas o centro izquierdas, nacional y popular– elija el lector la denominación que mejor le caiga– no han sabido, podido o querido dar respuestas sustentables a los acuciantes reclamos de los más amplios y diversos sectores sociales, salvo a los de aquellos que representan a los más encumbrados del poder económico…Al actual gobierno ahora en retirada le caben las generales de la ley.
Es cierto que los poderosos controlan de manera casi exclusiva el aparato mediático desde el cual se disciplinan en forma más o menos efectiva a casi todos los comportamientos sociales. Pero ello no alcanza como justificación.
Las claves son más complejas y si se quiere globales. Cuando comenzaba el siglo, en el libro Bush & Bin Laden Sociedad Anónima (2001) arriesgué algunas aproximaciones sobre las características principales de la actual etapa del sistema- mundo capitalista: entre ellas la privatización casi absoluta de la dimensión política, a manos de los grandes grupos financieros y económicos.
Es ese esquema el huevo de la serpiente donde creció y se perfeccionó lo que se puede denominar Política Sociedad Anónima: una suerte de ámbito en el cual las organizaciones políticas de todos los signos conviven más allá de sus pullas públicas y sólo se disputan los favores de las distintas facciones del bloque económico dominante.
En general, las fuerzas progresistas forman parte de ese entramado perverso y así es como, en términos concretos– algunos dicen objetivos– son las responsables últimas del ascenso de quienes tienen perros que son sus hijos y asesores que se creen miembros de una secta de lagartos travestidos ansiosos por gobernar a los humanos.
La tendencia parecería ser entonces la conversión de la política en aquello en lo que se está transformando todo lo humano: en mercancía absoluta.
En Argentina, una vez más, la intrepidez de ciertos personajes como Javier Milei vio lo que las anquilosadas fuerzas progresistas perdieron de vista, y se proclamó con éxito la voz de los hartos de tanta injusticia.
Grita que los políticos todos conforman una casta de inmundos privilegiados y, a no equivocarse, no sólo expresa el hastío de tantos, sino que les habla de una nueva esperanza, vana o ilusoria, pero esperanza al fin.
La mayor parte de la población de este país no tiene más de 30 años de edad, pobladores de la gran aldea digital y de las redes sociales. Más de la mitad de todos ellos deambulan entre la pobreza y la frustración. Allí creció el padre de los cinco mastines ingleses.
Al fin de cuentas, otra vez el genial napolitano Giambattista Vico (1668-1744) tiene razón, cuando afirmó aquello de corsi e ricorsi de la Historia como sistema de retornos cíclicos (y dialécticos añado) de las épocas y experiencias en movimiento: los fascismos nacen cada vez que la formulaciones democráticas vacilan o fracasan.
Sí entonces, y para finalizar, Macbeth, Hécate y un turista texano
Comencemos por el último. En las primeras páginas de la novela Mi nombre es Quint, escrita casi al fin de su vida, el insustituible Samuel Fuller cuenta cómo, confundido con un sicario que nunca llegó, el turista texano que buscaba la tumba de Macbeth en los cementerios de Escocia encuentra una muerte inesperada.
-En el Museo de Edimburgo me dijeron que no hay registro de su tumba…¿Sabe usted por casualidad dónde está?…Zozo torció la cara…Apuntó al sorprendido texano. –Lo lamento…El cuervo levantó el vuelo sorprendido por el disparo de Zozo…
Zozo mata por error cuando trabaja para una conspiración entre estadistas europeos que planean entregar buena parte de las riquezas de sus países a cambio de cien millones de dólares para cada uno.
Aturdido entre las profecías de la brujas, el rey de Escocia llegaría a serlo gracias al valor y la decisión asesina de una poderosa Lady Macbeth después de matar a Duncan…Poder, culpa y locura en el desenlace.
Hécate comanda a las brujas que rodean a Macbeth. Es también en la mitología griega quien con su linterna atraviesa las oscuridades porque es la diosa de las fronteras y guardiana de las encrucijadas, de los perros infernales y los fantasmas.
Argentina transita esos senderos de Hécate y puede caer en la culpa de Macbeth o en la muerte olvidada de aquel turista texano.
rmh/ved