Comienza la crisis general del neo- colonialismo como sistema
Nada funciona para siempre, y dos eventos comenzaron a marcar la decadencia total del neocolonialismo en África (y en el mundo), el primero la caída del régimen del Apartheid en África del Sur y después el asesinato de Gadafi en Libia. En una repetición de los estallidos de Argelia, Libia y Kenia en la primera gran ola de liberación del viejo colonialismo de balas y bayonetas, África central a través del Sahel desde el Atlántico hasta el Mar Rojo se levanta contra la “ayuda” corrupta y fraudulenta, del Imperio Americano y sus capitalistas.
En Guinea, Malí y Burkina Faso, los oficiales subalternos se sublevaron para expulsar a sus títeres occidentales, todos en lo más profundo de los bolsillos del capitalismo respaldado por Estados Unidos, en la toma y la venta sucia de los recursos y el futuro de su gente. Níger ahora ha estallado en desafío al Imperio y a Francia, para controlar su propio destino. Victoria Nuland la “golpista” del Departamento de Estado en Ucrania- 2014, fue enviada a disciplinar a los “díscolos”, quienes le dijeron que se largara, que no querían su dinero. Las cuatro naciones prometieron que, si son desafiadas, lucharán unidas por su independencia. En ese mundo de oscuridad maligna que el Imperialismo ha impuesto en ese continente (y otros), es alentador ver que algunas naciones víctimas, como dijo el gran A. C. Sandino hace mucho tiempo, “no están a la venta ni se rinden”.
Los mercenarios como agentes de antiguas y nuevas potencias coloniales
Los mercenarios han jugado un papel tan importante como fatídico en la historia moderna de África desde los movimientos independientes de la década de 1960 hasta nuestros tiempos. En términos generales, las acciones mercenarias se pueden dividir en dos tipos:
1. Los mercenarios se han utilizado para influir en los conflictos para apoyar a dirigentes incondicionales de gobiernos extranjeros, en particular Estados Unidos, Francia, Reino Unido, Bélgica y otros; o para atacar aquellos que no quieren seguir su “diktat”. Esto se hace principalmente para mantener esferas de influencia y crear gobiernos sometidos. Esto fue más frecuente durante la era de la Guerra Fría I, pero continúa hasta el día de hoy.
2. Mercenarios que trabajan en nombre de grandes corporaciones multinacionales, ayudando a asegurar áreas de extracción de recursos. A menudo, el apoyo de grupos mercenarios para mantener a un líder o gobierno en el poder tiene un alto costo, que el gobierno no puede pagar, quien luego ofrece a la compañía mercenaria o a la Compañía Militar Privada (PMC) derechos sobre áreas de extracción de recursos, como minas de diamantes, yacimientos petrolíferos u otros recursos naturales valiosos para pagar los servicios de la empresa mercenaria. Esto ha ocurrido especialmente en Sierra Leona. El uso de mercenarios en África fue y es una de las formas más elaboradas del neocolonialismo.
Durante e inmediatamente después del movimiento de independencia africano, las naciones extranjeras utilizaron mercenarios para influir en las guerras civiles y la violencia en los estados recién creados. Este grupo de mercenarios ayudó al surgimiento de líderes amigables con la nación previamente colonizadora. Estos mercenarios pueden considerarse una extensión de las fuerzas armadas de la nación colonizadora, capaces de operar con un fino barniz de negación debido a que no están directamente alistados en las fuerzas armadas de los estados colonizadores. Ejemplos de ello son la Legión Extranjera Francesa, así como muchos otros mercenarios franceses, los mercenarios belgas en el Congo, los mercenarios sudafricanos, portugueses y británicos en Angola, Namibia y Mozambique, entre otros. Estos mercenarios fueron vistos como una forma vital de mantener las antiguas colonias en la esfera de influencia de la antigua potencia colonizadora o entre esas ex – metrópolis y los EEUU., y de garantizar que los intereses económicos de la antigua potencia siguieran siendo atendidos por el nuevo estado independiente. Las estrategias empleadas por estos grupos incluyeron entrenar y fomentar a los rebeldes, llevar a cabo golpes de estado, defender a líderes impopulares e intimidación política directa.
Los mercenarios belgas en el Congo estuvieron involucrados en el movimiento secesionista de la provincia de Katanga inmediatamente después de que el Congo se independizara de Bélgica en 1960 y participaron en la ejecución de Patrice Lumumba en 1961. Instalaron a Joseph Mobutu como dictador del Congo, quien continuó brindando las minas de Katanga a las corporaciones belgas y de otros países capitalistas que operaban allí.
Mercenarios de la Guerra Fría
El segundo grupo de mercenarios son los que fueron empleados por actores de la Guerra Fría, sobre todo EEUU. y sus aliados, que los utilizaron para apoyar a las facciones rebeldes de derecha en África. Estos mercenarios eran a menudo radicales ideológicos “anticomunistas” y tenían conexiones con los grupos de supremacía blanca.
Hubo un significativo grupo de personal de origen cubano que se sumaron a estos esfuerzos, después de haber huido de la Revolución Cubana, entre ellos pilotos de B-26 y ex miembros de la aplastada en Cuba Brigada 2506. El uso de mercenarios permitió a Estados Unidos en particular mantener su fachada de “neutralidad y respeto por la autodeterminación”, al mismo tiempo que creaba y sostenía dictaduras de derecha o de base tribal en muchos de estos nuevos estados. Además, permitió a Estados Unidos y a aliados como el Reino Unido e Israel³ continuar apoyando al ejército sudafricano y a otros grupos supremacistas blancos en el sur de África, mientras Sudáfrica estaba “sancionada” por el apartheid.
En las guerras de liberación de Angola y Mozambique participaron grandes grupos de mercenarios extranjeros. El apoyo de la CIA y Sudáfrica a la UNITA y al FNLA se mantuvo parcialmente encubierto (al menos públicamente), y se basó en el uso de mercenarios y envíos de grandes cantidades de armas y otro material militar. Los mercenarios sudafricanos, los mercenarios cubanos exiliados, estadounidenses, de muchos países de Europa e incluso sudamericanos, desempeñaron un papel bochornoso, luchando contra el MPLA y ayudando a los rebeldes de Jonas Savimbi, o del FNLA de Holden Roberto.
Los mercenarios y corporaciones representando gobiernos vergonzantes
En la era más moderna, muchos gobiernos, han aprobado leyes que impiden la creación y el apoyo de grupos de mercenarios por parte de su gobierno (para no dar la cara). Se ha creado una industria de seguridad privada, con la creación de Compañías (PMC) que operan de “manera legal”. Esta nueva forma de acción mercenaria está profundamente involucrada con el control y la extracción de recursos en África, especialmente con recursos naturales valiosos como el petróleo, gemas y otros minerales preciosos (la esencia del neocolonialismo en todas sus manifestaciones).
Este modelo de mercenarismo se implementó en Sierra Leona en la década de 1990. Con el inicio de la Guerra Civil de Sierra Leona en 1994, los rebeldes rápidamente capturaron las zonas económicas más importantes del estado, incluyendo las mineras. Para proteger Freetown, la capital, y recuperar el control del país, el gobierno del Consejo Nacional Provisional de Gobierno (NPRC) contrató a Executive Outcomes Ltd (registrada en África del Sur) en marzo de 1995. Les pagaban un millón 250 mil dólares al mes. El NPRC otorgó grandes concesiones mineras a Branch Energy, una empresa minera parcialmente propiedad de Executive Outcomes Ltd. El costo de mantener Executive Outcomes pronto se volvió demasiado para el gobierno del NPRC y, en febrero de 1997, se marcharon.
El ejecutivo del NPRC fue rápidamente derrocado por una coalición de militares. Para restaurar el gobierno, se contrató a Sandline International Corporation, del empresario Rakesh Saxena quien recibió importantes concesiones mineras en Sierra Leona. Este es solo un ejemplo que detallamos para mostrar el “modus operandi” actual de esta virulenta forma del neocolonialismo.
Nuevas manifestaciones del mismo fenómeno
Más recientemente el Grupo Wagner ha acumulado titulares en todo el planeta. El Grupo Wagner es una organización paramilitar de origen ruso. Ha sido diversamente descrita por los medios capitalistas como un ejército privado de facto del presidente de Rusia Vladímir Putin, lo cual fue demostrado palmariamente falso por los últimos acontecimientos. A pesar de que el Grupo Wagner es considerado “transversal” (o que carece de una posición ideológica definida) está claramente vinculado a posiciones relacionadas con el neonazismo y la extrema derecha.
El grupo obtuvo notoriedad internacional durante la guerra del Donbás en Ucrania, entre 2014 y 2015, donde asistieron a las fuerzas que defendían a los ruso- parlantes de Donetsk y Lugansk. Sus contratistas han sido parte de varios conflictos alrededor de mundo; incluyendo las guerras civiles de Siria, Libia, República Centroafricana, Mozambique y Malí. Los mercenarios de Wagner han sido acusados de cometer crímenes de guerra en las áreas en que son desplegados. Estas acusaciones incluyen violaciones y saqueos contra la población civil, y tortura a presuntos desertores. Muy visible en Malí, Libia, Mozambique y la Rep. Centroafricana
Hasta hace poco tiempo, las agencias de ayuda humanitaria operaban dentro de límites bien definidos impuestos por el orden político establecido tras la Segunda Guerra Mundial. Manejaban gobiernos “soberanos”. Las agencias benéficas de ayuda o, como prefieren llamarse, las organizaciones no gubernamentales (ONG), debían ajustarse (más o menos) a sus reglas, que prohibían adoptar una postura política evidente. Quienes infringían flagrantemente las normas se enfrentaban quizás a una expulsión de los países en los que trabajaban. Una consecuencia de la despolitización de la ayuda fue que prevaleció un modelo de sufrimiento humano de «desastre natural». En repetidas ocasiones, cuando un gobierno redujo a sus propios ciudadanos a un estado de hambre y desesperación aguda, a través de la corrupción, la ineptitud o una brutal guerra de contrainsurgencia, la culpa “recayó” en el clima, la falta de infraestructuras adecuadas o cualquier otra excusa.
Ahora vemos lo que acontece en Mali, Sudan, Níger y otros países de África. Cada caso es diferente, pero tienen un denominador común, siempre participan de una forma u otra, mercenarios, “contratistas”, compañías de seguridad, y por supuesto la acción de empresas de explotación de recursos naturales representando al agonizante neocolonialismo.
Se está produciendo en estos momentos en África una cadena de golpes de estado que pareciera no tener fin. Es una versión de lo ocurrido en América del Sur en los años 70 del siglo pasado. Detrás de los actores locales están los Estados Unidos de Nixon– Kissinger, o las ex– metrópolis, a un lado u otro de la ecuación, pero interviniendo en los asuntos internos de las antiguas colonias.
Es por ello toda la agresividad acerca de las ascendentes inversiones de la República Popular China en ese continente y la incorporación de Etiopia al BRICS (ya antes estaba África del Sur), que cierra el paso a la continuación de las políticas neocoloniales. Todo lo contrario, la participación de dos estados del continente africano (África del Sur y a partir de enero de 2024, Etiopia) en el bloque BRICS y la crecientemente activa participación de empresas de la RP China, abre ante los africanos nuevas vías y perspectivas de desarrollo fuera de las fuentes tradiciones (casi siempre neocoloniales).
rmh/jro