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jueves 26 de diciembre de 2024

Recursos del Océano Pacífico, sus componentes ambientales y la política imperial de EE.UU. contra la R. P. China en Taiwán (II y final)

Ya estamos recibiendo alarmantes mensajes (desastres) consecuencias del cambio climático.

Muchos miles de personas están muertas o desaparecidas en el puerto mediterráneo de Derna (Libia) después de que dos represas que protegían la ciudad explotaran esta semana al ser azotadas por la tormenta Daniel. Grandes extensiones de viviendas en la región, incluida Bengasi, al oeste de Derna, yacen en ruinas.

La tormenta en sí se considera una prueba más de una creciente crisis climática, que cambia rápidamente los patrones climáticos en todo el mundo y hace que desastres como las inundaciones de Derna sean más probables.

Pero la magnitud de la calamidad no puede atribuirse simplemente al cambio climático. Aunque la cobertura mediática oscurece cuidadosamente este punto, las acciones de Gran Bretaña hace 12 años están íntimamente ligadas al sufrimiento actual de Derna. Las represas defectuosas y los esfuerzos de socorro titubeantes, señalan correctamente los observadores, son el resultado de un vacío de poder en Libia. No existe una autoridad central capaz de gobernar el país.

Pero hay razones por las que Libia está tan mal preparada para hacer frente a una catástrofe. Y EEUU y sus aliados de lo que llamamos genéricamente Occidente están profundamente implicados. Si no se está preparado para el cambio climático no se podrá atenuar sus impactos.

De vuelta al Océano Pacifico, vemos que lo mismo sucedió en Maui, isla del estado de Hawái, en los EE.UU., ni más ni menos, cuando a principios de agosto de 2023, se produjo una serie de incendios forestales en el estado de Hawái, principalmente en esa ínsula. Los incendios impulsados por el viento provocaron evacuaciones, causaron daños enormes, mataron al menos a 115 personas y dejaron más de mil 100 desaparecidos en la ciudad de Lāhainā, con dos mil 200 edificios destruidos, en su abrumadora mayoría residenciales, incluyendo muchos monumentos históricos. Los daños causados por el incendio se han estimado preliminarmente en unos seis mil millones de dólares. El gobernador del estado, Josh Green, calificó los incendios forestales de Lāhainā como el «peor desastre natural» en la historia de Hawái.

Evitar mencionar esas razones, como lo hace la cobertura occidental, deja al público con una impresión falsa y peligrosa: que algo les falta a los libios, o tal vez a los árabes y africanos, o a los latinoamericanos y asiáticos, que los hace intrínsecamente incapaces de administrar adecuadamente sus propios asuntos. ¿También los estadounidenses de Hawái son incompetentes?

El capitalismo y el cambio climático

En todo el mundo, el petróleo y el carbón se convierten cada vez más en cosas del pasado, al menos para los estrategas que planifican a largo plazo. Un informe publicado en junio de 2023 por la Agencia Internacional de Energía (AIE) sugirió que las energías renovables “se dispararían en 107 gigavatios (GW), el mayor aumento absoluto jamás registrado, a más de 440 GW en 2023”. Los recursos naturales que abastecen este aumento global de energías renovables, como el cobre y el litio, se están convirtiendo en la nueva versión popular de los combustibles fósiles. Los mercados están favoreciendo la eliminación gradual de las fuentes de energía que calientan el clima, razón por la cual China y Estados Unidos están avanzando en la extracción de minerales críticos para las energías renovables, no porque en el caso de Washington les importe mucho el futuro del planeta, sino porque la energía verde se está volviendo rentable. De una posición depredadora desde el punto de vista ambiental (recordemos la represa de las Tres Gargantas en el Yangtzé), China se ha movido hacia posiciones mucho más responsables con el medio ambiente y el enfrentamiento al cambio climático.

La incursión de China en el sistema económico y mercantil global y sus consecuencias son bastante fáciles de rastrear. A finales de la década de 1970, los líderes de China liberalizaron los mercados del país y abrieron las compuertas a la inversión extranjera, convirtiéndola (a un ritmo promedio del 9,5 por ciento anual) en una de las economías de más rápido crecimiento de la historia. El Banco Mundial describió el auge financiero de China como “la expansión sostenida más rápida de una economía importante en la historia”. No sorprende, entonces, que el consumo de energía se disparara junto con sus ganancias económicas.

Como muchos de sus competidores globales, la economía de la R.P. China todavía depende en gran medida de combustibles fósiles con alto contenido de carbono, especialmente carbón, pero una porción cada vez mayor de su cartera energética se compone de energía renovable. La fabricación de acero y de vehículos representa actualmente el 66 por ciento del uso energético de China, el transporte el nueve por ciento y el uso residencial el 13 por ciento. Y si bien el carbón sigue alimentando esa locomotora económica de manera importante (China utiliza más carbón que el resto del mundo combinado), el país también se ha convertido en (si no en el) líder mundial en energías renovables, invirtiendo aproximadamente 545 mil millones de dólares en nuevas tecnologías, solo en 2022.

Si bien China utiliza más energía que cualquier otro país, los estadounidenses consumen significativamente más del doble que los chinos de forma individual (73 mil 677 kilovatios frente a 28 mil 072 en 2023). Y si bien Estados Unidos utiliza más energía por persona, también obtiene menos energía de fuentes renovables.

A partir de 2022, el gobierno estadounidense estimó que sólo el 13,1 por ciento de la energía primaria del país se produjo a través de generadores renovables. Aun así, la transición energética en EEUU. está en marcha y, si bien el gas natural ha reemplazado en gran medida al carbón, las energías renovables están logrando avances considerables . De hecho, la Ley de Reducción de la Inflación, promulgada por el presidente Joe Biden a principios de 2022, destinó 430 mil millones de dólares en inversiones gubernamentales y créditos fiscales para el desarrollo de energías verdes.

Y ya se producen reacciones muy importantes en los propios EEUU., porque Wall Street, las gigantes petroleras y el Complejo Militar Industrial, mintieron al propio pueblo estadounidense, acerca del impacto de los combustibles fósiles. El estado de California ha presentado una demanda contra cinco gigantes petroleros (Exxon Mobil, Shell, BP, ConocoPhillips y Chevron) y el Instituto Estadounidense del Petróleo, API) por engañar al público durante décadas sobre el impacto de sus actividades en el cambio climático.
Según la demanda, estas empresas desinformaron sobre el peligro real de los combustibles fósiles y promovieron agresivamente su uso, a pesar de conocer los peligros asociados. Como consecuencia, se alega que dañaron o destruyeron recursos naturales y contribuyeron a los daños relacionados con el cambio climático en California.

Esta demanda judicial afirma que los implicados tenían conocimiento desde al menos 1960 de que los combustibles fósiles producen gases de efecto invernadero contaminantes que calentarían el planeta y cambiarían el clima. Los propios científicos de las compañías sabían desde la década de 1950 que los impactos climáticos serían catastróficos y que había un estrecho margen de tiempo para tomar medidas antes de que las consecuencias fueran justamente esas.

Debo comentar que este reclamo se produce a poco más de un año de las elecciones generales de noviembre de 2024, donde se va a producir un “encontronazo” de una magnitud desconocida entre las dos principales facciones políticas (que no partidos) de EEUU. Las relaciones con China son trascendentales en todo el país, pero en California son de capital importancia

Además, el gobernador de California, Gavin Newson es uno de los aspirantes de la facción demócrata del partido único de Wall Street y el Complejo Militar Industrial, con serias oportunidades de ser el candidato presidencial, que a mi juicio derrotaría a Donald Trump o Ronald De Santis más fácilmente que el anciano descafeinado y pusilánime de Biden. Sus principales puntos programáticos serian paz con China y Rusia y una mayor atención al enfrentamiento de los cambios climáticos, donde Newson se presenta como el campeón de un futuro de paz y de responsabilidad ambiental, sin dudas lo que le daría muchos millones de votos.

El Foro Económico Mundial estima que se necesitarán tres mil millones de toneladas de metales y minerales finos para la transición energética del mundo si queremos alcanzar cero emisiones de dióxido de carbono para 2050, y esa cifra, sin duda, solo aumentará en las próximas décadas. Por supuesto, a los inversores les encanta sacar provecho y la próxima explosión en la extracción de metales verdes en tierra y en las aguas del mundo seguramente será una ganancia inesperada para Wall Street y sus equivalentes a nivel mundial.

Bloomberg NEF (BNEF), que cubre los mercados globales, afirma que la demanda de metales y minerales clave para la transición energética se quintuplicará al menos en los próximos 30 años, lo que representa algo así como una oportunidad de 10 billones de dólares. Lo que está en juego es la extracción de minerales críticos como el litio y metales tradicionales como el cobre, que se utilizarán en la generación de energía, las redes eléctricas, el almacenamiento de energía y el transporte.

“La transición energética podría conducir a un superciclo para la industria de los metales y la minería”, dice Yuchen Huo, analista de minería de BNEF. «Este ciclo estará impulsado por expansiones masivas de tecnologías de energía limpia, lo que estimularía el crecimiento de la demanda tanto de minerales críticos como de metales tradicionales».

No debería sorprender, entonces, que países como China y Estados Unidos probablemente luchen (quizás demasiado literalmente) por el acceso a los recursos naturales finitos, vitales para la transición energética mundial. El capitalismo occidental depende de ello. Desde África hasta el Mar de China Meridional, las naciones están recorriendo el mundo en busca de proyectos energéticos nuevos y rentables. En el Océano Pacífico, que cubre el 30 por ciento de la superficie de la Tierra, la búsqueda de nódulos polimetálicos está impulsando a los gobiernos insulares a abrir sus aguas a la excavación de manera significativa. Las Islas Cook han emitido licencias para explorar las profundidades del océano cercano. Kiribati, Nauru y Tonga han financiado misiones para investigar depósitos en la zona Clarion Clipperton, un área de más de 4.4 millones de kilómetros cuadrados que se extiende entre la isla de Kiribati y México (1)
“Este frenesí de exploración en aguas profundas se produce en ausencia de regímenes regulatorios o áreas de conservación para proteger los ecosistemas únicos y poco conocidos de las profundidades marinas”, sostiene el Dr. Rosenbaum, de la Campaña Minera de Altas Marinas. “Los impactos sobre la salud y el medio ambiente de la minería en aguas profundas serán generalizados… El mar es un entorno dinámico e interconectado. Los impactos de siquiera una sola mina se limitarán a las profundidades del mar”.

Según quienes quieren salir de la crisis climática mediante la minería, estos metales y minerales tan buscados seguirán siendo cruciales para que el mundo deje de consumir combustibles fósiles sucios. Sin embargo, hay que contar con una cosa: tendrán un costo grave, no sólo geopolítico sino también ambiental, y tal vez en ningún lugar esos impactos se sientan de manera más devastadora que en los frágiles océanos del mundo, incluido el Mar Meridional de China, donde se encuentran las principales potencias militares y económicas del planeta. Ellas ya se enfrentan de una manera inquietante, con un costo tanto en esas aguas y territorios insulares como del resto del planeta donde nosotros vivimos, que está aún por descubrir, pero que científicamente se estima devastador.

Como expresara en su intervención Inés María Chapman Waugh, vice primera ministra de la República de Cuba, en la Reunión de Alto Nivel Sobre la Aplicación de los Objetivos y Metas Relacionados con el Agua de la Agenda 2030 (2) (plenamente aplicable al conjunto de los recursos naturales):

“Debe cesar la manipulación mercantil de los recursos naturales por las grandes transnacionales, y propiciarse la creación de fondos y mecanismos financieros para la movilización de recursos tecnológicos con vista al incremento de la cobertura de agua potable, el saneamiento ambiental y el manejo sostenible de ecosistemas, para el bienestar de los pueblos”.

El presidente cubano Miguel Diaz- Canel, expresó durante la Cumbre del G77 y China: “Esta Cumbre ocurre en momentos en que la humanidad ha alcanzado un potencial científico-técnico, inimaginable hace un par de décadas, con una capacidad extraordinaria para generar riqueza y bienestar que, en condiciones de mayor igualdad, equidad y justicia, podría asegurar niveles de vida dignos, confortables y sostenibles para casi todos los pobladores del planeta”.

El intento de perpetuar un imposible mundo unipolar es particularmente grave en el contexto del Océano Pacifico, donde podría provocarse la destrucción de la humanidad a corto plazo por una guerra nuclear con el pretexto de “defender Taiwán”, pero realmente para destruir a la R.P. China como gran potencia. También se podría arribar a ese terrible resultado, a mediano plazo por el envenenamiento y destrucción de los recursos del mayor océano del planeta.

rmh/jro

NOTAS

1. Cuba posee ingentes recursos de Ni, Cobalto, Polimetales y otros importantes metales emergidos y que se podría operar muy razonablemente desde el punto de vista ambiental, sino fuera por el atroz Bloqueo.

2. http://www.cubadebate.cu/opinion/2021/03/18/debe-cesar-la-manipulacion-mercantil-de-los-recursos-naturales/

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