Muros y más muros. El mundo no se cansa de pensar en muros para las personas, para los pensamientos, para la vida. Libre, en cambio, circula el capital que lo gobierna, libre está, saltando los muros.
El presidente de los estados que se unieron o se anexaron al norte de América, habla de muros. Habla de muros el señor Trampas.
Para el señor Trampas, México debía ser un estado más de su país y no había problemas. El señor Trampas habla de muros para la gente pero pregona la libertad para los bancos. Total libertad para el dinero de los grandes acumuladores de capital y de cosas. Los bancos y el señor Trampas son libres. Pero las trampas muchas veces fallan y los muros tarde o temprano caen. Siempre es bueno irse a volver por algunos muros en el camino, para no olvidar que estuvieron o están ahí. Podríamos empezar por ciertos muros de la educación, muros que controlan el pensamiento, muros de control, a los cuales describió el grupo Pink Floyd en The Wall, muros que caen.
Muros en Palestina
Sigamos caminando por los muros, mejor sigamos saltando muros. Sigamos derribando muros. En Cisjordania, Palestina, el gobierno de Israel hizo un muro que ha destruido una gran cantidad de tierras de cultivo palestinas, apoderándose incluso de las fuentes de agua. Derribemos ese muro haciendo conocer al mundo lo que ocurre. Tal vez no podamos ir con pico y pala a derribarlo, pero podemos multiplicar por cientos de millones el grito palestino contra ese muro de la vergüenza.
Antes mencionaba a Pink Floyd intentando derribar con su música los muros de la educación. Ese mismo grupo, en Song for Palestine, de hace muchos años, llamaba a derribar los muros de las cárceles donde estaban los presos políticos palestinos. La canción dice algo así como: “En lo profundo de mi corazón, yo creo, Que vamos a caminar de la mano un día, Y vamos a derribar las paredes de la prisión. Juntos vamos a derribarlo, los muros de la prisión, en ese día. La verdad nos liberará a todos en ese día. Y venceremos en ese día”. Las canciones también derriban muros y murallas.
Pero el pueblo judío no es parte del poder que maneja Israel. Buena parte de ese pueblo también quiere derribar el muro que los separa de Palestina. El muro de piedra y el muro mental. También quieren convivir en paz. El músico y compositor Moti Deren, de origen judío sefardí, nació en Cuba, caminó por varios países y se hizo ecuatoriano, dónde ha hecho aportes a la música y ha estado comprometido con causas populares. Algunas cantigas judías que ha interpretado, son, de alguna manera, un mensaje intercultural que supera murallas. El excelente cantautor uruguayo Eduardo Darnauchans, que ya se fue hace unos años, grabó un disco de Canciones Sefaradíes que invitan a construir puentes. Los muros también se derriban cuando las culturas se entienden, se respetan e integran. La interculturalidad también derriba muros.
Muros en el Sahara
En el Sahara un pueblo lucha por su libertad. Desde hace décadas su lucha viene derribando muros y murallas de todo tipo. En el campo de batalla, en los organismos internacionales, en la vida cotidiana, superando mil dificultades. La República Árabe Saharaui Democrática busca su libertad y quiere la paz. La opresión del Reino de Marruecos al pueblo saharaui es un muro contra la libertad, contra la paz…
Por cuarenta años, los saharauis han esperado un referéndum que le permita elegir su futuro libre y soberanamente. En estos cuarenta años, se pronunciaron a favor de ese derecho el Tribunal Internacional de Justicia de La Haya, la Misión Visitadora del Comité Especial de Descolonización de las Naciones Unidas, la Asamblea General de la ONU. Pero la denominada “comunidad internacional” ha sido incapaz, o no ha querido, imponer a Marruecos, invasor de las tierras saharauis, que facilite ese derecho.
Los países que fomentaron la invasión y destrucción de Libia y Siria, hablando de democracia, prefieren la dictadura marroquí, aunque el pueblo saharaui siga sufriendo, resistiendo.
A pesar de los invasores y del olvido, la lehbalia (salvia) seguirá creciendo para aliviar el dolor de las heridas en otra enseñanza de vida… Y la música, también derriba muros en el Sahara. La dulce voz de Aziza Brahim le canta a la vida del pueblo saharaui. Ahora se me ocurre irme a volver para escuchar Hijo de las nubes, un homenaje a los que luchan por la libertad del Sahara. También podría ser Buscando la paz o Espejismos. La voz de Aziza Brahim derriba muros y murallas de dolor.
Muros de lágrimas
Hay muros de dolor y hay también un muro de los lamentos: un muro de almas perdidas, un muro que es algo así como el resto de un siglo, un muro en el abismo, al cual le cantó el grupo Chala Rasta así: “Muro de los lamentos, lágrima en el desierto, / no sobrevivirá, / y esta sequia de abrazos / que vació el medio vaso y no tiene piedad. / Creo en la fantasía, en la tibia agonía, / del horizonte en el mar”.
También hay quienes lloran sobre los muros, en los muros, a través de los muros como el poeta Oliverio Girondo, quien dijo alguna vez: “Llorar a lágrima viva. Llorar a chorros. Llorar la digestión. Llorar el sueño. Llorar ante las puertas y los puertos. Llorar de amabilidad y de amarillo. Abrir las canillas, las compuertas del llanto. Empaparnos el alma, la camiseta. Inundar las veredas y los paseos, y salvarnos, a nado, de nuestro llanto. Asistir a los cursos de antropología, llorando. Festejar los cumpleaños familiares, llorando. Atravesar el África, llorando. Llorar como un cacuy, como un cocodrilo… si es verdad que los cacuyes y los cocodrilos no dejan nunca de llorar. Llorarlo todo, pero llorarlo bien. Llorarlo con la nariz, con las rodillas. Llorarlo por el ombligo, por la boca. Llorar de amor, de hastío, de alegría. Llorar de frac, de flato, de flacura. Llorar improvisando, de memoria. ¡Llorar todo el insomnio y todo el día!”
Las lágrimas pueden ser muros o puentes en el camino de la vida. Hay pueblos que derriban muros, hay canciones que derriban murallas, hay miradas que derriban paredes. El muro también puede estar en los ojos. La mirada puede ser una muralla o un puente. Hay un personaje que se burla de los muros, se burla de ellos, prefiere tender puentes en el universo, le dicen Principito. De tanto caminar, el Principito eliminó los muros del camino, porque para seguir caminando o luchando o conociendo, o viviendo, en el camino no puede haber muros… A veces, las lágrimas y los secretos también pueden ayudar a derribar muros y saltar murallas…
Muro en la frontera
En este momento triste del camino, en medio de tantos muros, podemos encontrarnos en la frontera de México y Estados Unidos. Tal vez, entre recuerdos e historias puedo encontrarme con Adelita, con Pancho Villa, con Pedro Páramo y escribir: Si quieres cruzar el muro/ tienes que quitarte los zapatos,/ llevar algunas monedas en el bolsillo,/ y tomarte el tren de Pancho Villa./ Tienes que beber algún tequila/ y dormirte en un portal con las hormigas./ Tienes que cantar algún mariachi/ y pasar los espejismos de Tijuana./ Tienes que encontrar a Pedro Páramo/ y atravesar el llano de Jalisco en llamas./ Tienes que matar un gringo viejo/ antes de llegar a la frontera./ Tienes que olvidarte del camino/ cuando ya lo logres traspasar./ Si quieres cruzar el muro/ no olvides a la guadaña/ cuando quieras regresar,/ y ándale despacito,/ aquí ya no hay más santitos/ que ayuden a caminar.
Muro que cae
En mi camino infinito a Ítaca, ahora estoy frente al Muro de Berlín. Bueno, frente a los restos del muro. Las potencias que derrotaron a Alemania en la Segunda Guerra Mundial, se repartieron Berlín de acuerdo a sus intereses. Finalmente la ciudad quedó dividida con un muro que separó a un pueblo hermano. Pero el Muro de Berlín, más allá de los poderes que lo levantaron y los poderes que luego lo derribaron, se cayó porque dos pueblos hermanos, o mejor dicho el mismo pueblo, no puede estar separado por muros. El muro se cayó porque tenía que caerse como cualquier muro que separe a los seres humanos. Las piedras son muy débiles frente a la voluntad de la gente. El grupo de rock alemán Scorpions le cantó al muro en Vientos de cambio. La canción dice en una parte: “el mundo se achica, quien iba a creer, que fuéramos tu y yo hermanos”. Ese muro se cae… Pero los muros no se terminan, tampoco es posible parar los naufragios, pero seguimos caminos…
rmh/kl
*Del libro Mi viaje a Ítaca