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jueves 25 de abril de 2024
DeSantis y Trump

Donald Trump y Ron DeSantis, caimanes del mismo pantano (II y final)

¿Alguna diferencia para Cuba si el presidente electo en el 2024 es el fascista Trump o el no menos fascista DeSantis?

La permanente agresión contra Cuba está enraizada en el fascismo latente en la cúspide estadounidense, sea esta republicana o demócrata. Pero es interesante lo que dice DeSantis al respecto.

Los refugiados cubanos tienen un caso cien veces más sólido porque dejan una dictadura comunista, mientras que los otros migrantes básicamente lo hacen porque quieren más oportunidades económicas, dijo el gobernador de Florida, Ron DeSantis recientemente.

DeSantis-y-Trump

Los miembros del partido demócrata cuestionan la sinceridad del interés de DeSantis acerca de Cuba y de los cubanos, argumentando que tiene motivaciones políticas antes de una posible candidatura presidencial. “Es absolutamente una mentira, está mintiendo para ganar puntos políticos”, dijo a Newsweek la excongresista de Florida Debbie Mucarsel-Powell sobre la acusación de DeSantis a Biden por la manera en que está tratando a los cubanos en la frontera.

“Alguien tiene que recordarle a DeSantis que fue la administración Trump la que deportó a miles de cubanos que buscaban asilo en la frontera”, dijo. “Ellos fueron los que cerraron la embajada, y cientos de familias cubanas pedían que se restableciera el programa de reunificación familiar cubana”.

Los republicanos de Florida argumentaron que DeSantis no es nuevo en el tema de Cuba, y su selección de Jeanette Núñez, de origen cubano, como su vicegobernadora no solo muestra cuán vinculado está con la mafia anti– cubana, sino que también aumenta su priorización del aborrecimiento contra Cuba y su pueblo. Nelson Díaz, contrarrevolucionario expresidente del Partido Republicano de Miami-Dade, explicó a Newsweek que no se trata solo de que DeSantis sea anti- cubano:

“Para nosotros…, entendiendo lo que es el socialismo, y queriendo detenerlo en este país, lo vemos como un luchador antisocialista”. Creo que lo expresó de manera muy clara: el tema anti- cubano es parte de una acción fascista, anti- socialista y anti- comunista global en Estados Unidos. Esta acción fascista está dirigida al dominio mundial, sea en Cuba, en Ucrania, en la península coreana, en el Medio Oriente, en Taiwán. Es parte inseparable de la ideología fascista.

Como evidencia de que sus acciones son claramente políticas, los líderes del partido demócrata en la Florida han señalado la llamada ley «antidisturbios» que firmó DeSantis con el fin de reducir futuras protestas como las manifestaciones de Black Lives Matter que se extendieron por el país en 2020, porque no se ha invocado cuando los contrarrevolucionarios de origen cubano han salido a las calles (a “protestar” contra la imaginaria violación de los derechos humanos en Cuba) en el estado de Florida, incluso cerrando las principales carreteras incluida la principalísima autopista Interestatal 95,

Durante su mandato 2017 – 2021, el Gobierno de Donald Trump implementó contra Cuba acciones sin precedentes, las cuales sobresalieron por su hostil y cruel sistematicidad. Las 243 medidas, en su mayoría, recrudecieron el bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por Washington desde hace seis décadas, con el objetivo de asfixiar al país caribeño, obstaculizar las fuentes de ingresos, entorpecer las relaciones y crear una situación de ingobernabilidad en aquel país.

El gobierno del “demócrata” Joe Biden no ha hecho realmente nada significativo para mejorar las relaciones con Cuba, lo que pudiéramos ilustrar con las palabras del viceministro del MINREX Carlos Fernández de Cossío: “No nos parece que exista hoy un cambio real en las relaciones bilaterales entre Cuba y Estados Unidos”

Al caracterizar el momento por el cual atraviesan estos nexos en entrevista exclusiva concedida a Prensa Latina, el diplomático argumentó que los vínculos bilaterales están signados por políticas que llevan el sello de Donald Trump (2017-2021), puesto que fue quien las implementó.

Esas políticas “las sigue aplicando el gobierno actual de Estados Unidos sin ni siquiera proponerse justificar por qué hace esto”, por lo cual DeSantis no tendría que esforzarse mucho en “reinstaurar sanciones” como hiciera Trump después del gobierno de Obama. Si es previsible que DeSantis debería enfrentar una más intensa lucha contra el Bloqueo anti cubano tanto en el ámbito de los Estados Unidos, como a nivel internacional, donde el repudio a las sanciones es cada vez mayor.

sansiones a cuba

Las disposiciones de Trump prohibieron viajes de cruceros, así como vuelos regulares y chárteres a todo el país, con excepción de La Habana. También imposibilitaron el envío de remesas mediante las firmas cubanas Fincimex y American International Services (AIS), las principales vías formales para efectuar las transacciones en la isla. Asimismo, Cuba no puede importar productos de cualquier país que contengan más de un 10 por ciento de componentes estadounidenses, a la vez que el ron y tabaco de la isla, principales rubros exportables, tienen prohibida su entrada a la nación norteña. De igual forma, son perseguidas las operaciones bancario-financieras de la mayor de las Antillas y hay centenares de sus empresas en la Lista de Entidades Cubanas Restringidas por el Departamento de Estado norteamericano.

Las medidas contra buques, navieras y compañías vinculados al transporte de combustibles, disposiciones contra altos dirigentes, además de la inclusión del país en listados arbitrarios y unilaterales, completan ese panorama dibujado por el ex – mandatario republicano. El 11 de enero, a pocos días de finalizar su mandato, la administración de Trump dio un nuevo zarpazo criminal, al catalogar a Cuba como un supuesto estado patrocinador del terrorismo, decisión ampliamente rechazada a nivel internacional.

no-al-bloqueo

La única diferencia, pues, entre DeSantis y Trump con respecto a Cuba seria que el gobernador floridano depende mucho más de la extrema derecha de Miami para poder llegar no solo a ser elegido presidente, sino incluso a las primarias dentro de su propio partido. Por eso planea usar ampliamente el apoyo de la mafia de Miami para sus aspiraciones, en las que ya muchos lo ven como una mejor opción que Trump. Como presunto presidente no tendría, por lo que sabemos, motivaciones a favor de una mejora en las relaciones con Cuba.

Si a Trump no le es posible postularse en el 2024, debido a los múltiples escándalos por los que atraviesa, DeSantis es el claro favorito con un 39 por ciento de apoyo y el ex vicepresidente Mike Pence muy por detrás con un 15 por ciento. Obviamente, Pence es otra víctima política de Trump (y en especial del putsch del 6 de enero).

¿Podrían Donald Trump y DeSantis formar un equipo?

En 2008, los senadores Barack Obama y Hillary Clinton llevaron a cabo unas primarias del Comité Nacional Demócrata amargamente disputadas entre sí. Obama, un senador novato, derrotó a Clinton, que ya era una institución política bien establecida y el ganador esperado. En la victoria, Obama fue amable; en lugar de marginar a su antiguo oponente, se acercó, cortejando a Clinton para que se uniera a la naciente administración. Hillary dudó al principio, pero finalmente aceptó la función de Secretaria de Estado, lo que por supuesto la ayudó para volver a postularse a la Casa Blanca en 2016. Si Trump o DeSantis conquistan las primarias republicanas, ¿podría el ganador acercarse de manera similar al perdedor y consolidar el poder y el talento dentro de una administración? Parece menos probable en el caso que nos ocupa.

Si gana DeSantis, su rival simplemente no se unirá a la administración. Trump es un ex mandatario y cualquier cargo en el Poder Ejecutivo que no sea el de presidente de los Estados Unidos no va a ser atractivo para él. Trump no se unirá a un boleto de DeSantis como vicepresidente, ni Trump se unirá a un gabinete de DeSantis. Suponiendo que DeSantis incluso quiera tal cosa (que ya es de por sí muy dudoso), simplemente no va a suceder.

El escenario más probable hoy día (pero cada vez menos) es que Trump gane y se acerque a DeSantis. Sin embargo, para que eso suceda después de decididas las primarias, sería necesario que Trump, notoriamente sensible, superara un escrutinio muy reñido sin heridas en sus sentimientos, sin tomar las críticas y los ataques políticos de DeSantis como algo personal. ¿Puede hacer eso? Realmente no me parece.

Quizás si DeSantis realizara una carrera absolutamente limpia, sin ataques ad hominem, o incluso sin críticas generales a la administración Trump, sería bienvenido al redil. Pero Ambos están cortados de la misma tela.

Si DeSantis corre, correrá duro. No, Trump probablemente lo odiará después que se decidan las primarias republicanas, lo que hace menos probable que se invite a un derrotado a unirse a una hipotética nueva administración de Trump.

Como dice el título de este análisis. “Donald Trump y Ron DeSantis, caimanes del mismo pantano”. Dos animales feroces no pueden convivir bajo un mismo techo, aunque este sea el de la Casa Blanca.

Cuba tiene la forma de un caimán de más de 110 mil kilómetros cuadrados y con 11 millones de habitantes feroces defensores de su independencia. Si llegara a ganar en el 2024 algunos de estos dos “caimanes”, Trump o DeSantis, serían el presidente número catorce en romperse los dientes contra nuestra patria.

rmh/jro

Notas. –

William L. Shirer (23 de febrero de 1904 – 28 de diciembre de 1993) fue un periodista y corresponsal de guerra estadounidense. Shirer escribió más de una docena de libros además de “The Rise and Fall of the Third Reich”, basado en su experiencia de vivir y trabajar en Francia de 1925 a 1933 donde conoció a muchos italianos perseguidos por el régimen de Mussolini; y desde 1933 al 1940 en la Alemania Nazi. Profundo conocedor del fascismo, en varias ocasiones predijo su advenimiento, en una modalidad adecuada, a los Estados Unidos.

José R. Oro
José R. Oro

José R. Oro Nació en Cuba en 1952. Geólogo de profesión, es autor de cuatro libros y más de 100 artículos especializados en minería, geología, ingeniería y medio ambiente y muchos otros de temas sociales, política y economía. Habla español, inglés, ruso y portugués. Experiencia en el desarrollo de grandes proyectos mineros y de infraestructura en Cuba, Puerto Rico, Venezuela, Colombia, Finlandia, Estados Unidos y Canadá. Vive en Connecticut, Estados Unidos. Casado.

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