Por Fidel Vascós González*
Para Firmas Selectas de Prensa Latina
La construcción y desarrollo del socialismo en la práctica es un fenómeno nuevo desde el punto de vista histórico, iniciado en Rusia con la Revolución de Octubre de 1917. Por causas aún no totalmente analizadas y esclarecidas, a fines de la década de los ochenta y principios de los años noventa ocurrió la desintegración de la Unión Soviética y la desaparición del campo socialista en Europa.
A pesar de este cataclismo económico y social, varios países mantienen la construcción del socialismo y otros nuevos tomarán la senda del progreso democrático, popular y socialista. En ese proceso hay aspectos no totalmente resueltos en la teoría y en la práctica. Uno de los temas más polémicos lo constituye el vinculado con el papel y funciones de las relaciones monetario-mercantiles y las relaciones entre planificación y mercado en el socialismo.
Para el esclarecimiento de estos temas es importante estudiar el pensamiento de Vladímir Ilich Lenin en su evolución teórica y práctica, que tuvo lugar mediante varias etapas. La primera corresponde al período anterior a la Gran Revolución Socialista de Octubre de 1917, cuando coincidía con Marx y Engels, y concebía que la producción mercantil desaparecería al suprimirse la propiedad privada sobre los medios de producción.
Fue después de la Revolución de Octubre cuando Lenin sentó las bases para la teoría de las relaciones monetario-mercantiles en el socialismo. Con las nacionalizaciones surgió un importante sector de propiedad estatal en Rusia y Lenin comprendió que no era posible llevar a cabo esta nueva responsabilidad de dirección eliminando de inmediato las categorías mercantiles.
En abril de 1918 el Gobierno soviético aprobó un plan de construcción del socialismo que preveía la utilización de las palancas económicas como el dinero, los bancos, el crédito, las finanzas y otras. Estas y otras ideas fueron brutalmente interrumpidas por la agresión extranjera, que comenzó a gestarse en los primeros meses de 1918 y se desencadenó a principios de 1919.
La guerra civil y la agresión extranjera impusieron al país condiciones extraordinarias para su supervivencia. Desde los inicios de 1919 y hasta mediados de 1921, en la etapa que se conoce como el período del “comunismo de guerra», el Estado soviético no utilizó las relaciones monetario-mercantiles en la práctica de la dirección económica ni se produjeron avances en sus correspondientes aspectos teóricos.
Terminada la guerra civil con la victoria del poder soviético sobre los interventores extranjeros y la contrarrevolución interna, la situación del país cambió radicalmente. En las nuevas condiciones, los principios del «comunismo de guerra» tenían que ser cambiados. Este cambio en el método de dirección de la economía, concebido y dirigido por Lenin, dio lugar a la Nueva Política Económica (NEP), la cual restableció los principios de la construcción del socialismo en el período antes de la guerra civil.
Lenin demostró que el «comunismo de guerra» constituia una medida provisional impuesta por las condiciones particulares de la guerra civil que se desató en Rusia, y no el método necesario e inevitable para todos los países que construyen la nueva sociedad. El método permanente era el que reflejaba la NEP, que estimulaba la circulación de mercancías y el uso del dinero en el intercambio mercantil.
Lenin planteó que la libertad de comercio generaría capitalismo, pero ello no era inevitablemente fatal para el socialismo. Era necesario que el Estado soviético fuera capaz de movilizar la pequeña producción mercantil y encauzarla hacia el socialismo. El camino hacia el socialismo pasaba por el capitalismo de Estado.
En la Rusia de entonces, Lenin concibió cuatro formas principales de capitalismo de Estado: las concesiones a los capitalistas extranjeros; las cooperativas; el comerciante privado; y el arriendo por el Estado al capitalista industrial. Al respecto subrayó: «Esto podrá parecer una paradoja: ¿el capitalismo privado en el papel de auxiliar del socialismo?». «Pero no es ninguna paradoja, sino un hecho de carácter económico absolutamente incontrovertible». [1]
A fines de 1921 y hasta poco antes su muerte, ocurrida el 21 de enero de 1924, continuó profundizando en la teoría económica del socialismo y llegó a la conclusión de que lo correcto era continuar desarrollando el mercado y la circulación monetaria.
En enero de 1923, definió el carácter socialista de las cooperativas en la URSS y analizó que, bajo el capitalismo, la cooperativa no tenía carácter socialista; pero que después del derrocamiento de la burguesía en el poder, el papel de las cooperativas cambia por completo y adquiere un contenido socialista. Lo planteó así:
«…Si pudiéramos organizar en cooperativas a toda la población, pisaríamos ya con ambos pies terreno socialista». [2]
Esa definición leninista establece que las categorías económicas pueden cambiar de contenido, según el régimen social en que se desarrollen. A su vez, se postula que las relaciones mercantiles, el uso del dinero y otras palancas económicas pueden existir sobre la base del sector socialista de la economía, donde no existen ni la propiedad privada sobre los medios de producción, ni la explotación del hombre por el hombre.
Las concepciones leninistas acerca de este tema se han visto confirmadas por las experiencias actuales de China, Vietnam y Cuba. A su vez, en el mundo de hoy, la globalización mundial se desenvuelve según los patrones de la economía capitalista. Las naciones que deciden construir una nueva sociedad, al conectarse con la economía internacional, trasladan a su interior las relaciones mercantiles externas y reflejan en su propia economía las manifestaciones internacionales de la ley del valor.
ag/fvg
Referencias bibliográficas
[1] V.I. Lenin. Obras Escogidas en tres tomos, Tomo 3. Editorial Progreso, Moscú 1981. Página 627.
[2] Idem. Página 791.