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viernes 29 de marzo de 2024

Otra faceta del conflicto en Ucrania. Ocultar las crisis en otras regiones, que ponen también en peligro a la Humanidad (II y final)

Solo se habla de Ucrania, mientras gravísimos hechos y crisis en otras regiones del planeta son oportunamente disimuladas. Eso se ve en la ONU, en otras organizaciones y eventos internacionales y en el movimiento progresista internacional, fuertemente dividido sobre el particular y donde con alarmante frecuencia se critica más a Rusia que a quienes realmente iniciaron la crisis.

En Palestina, Siria, Irán y el Cercano y Medio Oriente

Después de Ucrania misma y por supuesto Rusia, Israel es junto a Belarus y Polonia, uno de los países donde ese conflicto tiene más impacto emocional. Baste decir que más del 14 por ciento de la población de Israel nació o tiene padres procedentes de Rusia, Ucrania o de la desaparecida Unión Soviética.

En ese contexto, Benjamín Netanyahu se está preparando para eventuales acciones militares contra instalaciones nucleares de Irán en una serie de reuniones secretas de alto nivel con altos funcionarios de defensa e inteligencia de la entidad sionista en las cuales se discute un posible ataque al programa nuclear de Irán, informó el Canal 12 de la televisión israelita el 21 de febrero.

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Esto lo ha hecho Netanyahu pesar de la oposición a la violencia que existe en amplias capas de la población israelí. El propio retorno de Netanyahu a la posición de Primer Ministro de Israel fue grandemente ayudado por la crisis de Ucrania y el miedo de la población israelí de que ese conflicto pueda extenderse a sus fronteras de alguna manera.

Por cierto, casi ningún estadounidense que no sea judío o de origen del Medio Oriente sabe que Netanyahu es de nuevo primer ministro de Israel, con todo el peligro asociado con él.

Si bien Israel no suele anunciar ataques con anticipación, siempre ha expresado su preocupación por el programa nuclear iraní, lo que sugiere que la filtración a la televisión podría ser una señal deliberada del gobierno israelí para obligar a los aliados occidentales a detener el supuesto desarrollo de armas de ese tipo por parte de Irán.

Tel Aviv ha llevado a cabo ataques regulares contra las instalaciones y el personal científico nuclear de Irán, pero nunca admite su responsabilidad.

Mientras tanto las constantes agresiones israelíes, estadounidenses y turcas contra Siria continuaban, la guerra contra Yemen seguía, y decenas de miles de millones de dólares en armas estadounidenses y europeas llegaban a Saudí Arabia, para que pudiera ser el segundo violín contra Irán de los Estados Unidos- después de Israel claro está- en la convulsionada región.

Pero los medios hablan muchísimo de Ucrania y de esto muy, pero que muy poco, y cuando lo hacen, es de una forma distorsionada y falaz. Esta región es un barril de pólvora amenazando estallar

Taiwán, el mar del Sur de China, los uigures, etc., etc., etc.

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Escribiendo justo antes de ese viaje, Thomas Friedman, autor y columnista del New York Times, describió la aventura de Nancy Pelosi como “totalmente imprudente, peligrosa e irresponsable”, argumentando que Taiwán no será más seguro o próspero debido a una visita “puramente simbólica”. Advirtió que las consecuencias podrían incluir que “Estados Unidos se sumerja en conflictos indirectos con una Rusia y una China con armas nucleares al mismo tiempo”, sin el apoyo de los aliados europeos en este último caso.

Durante meses, el presidente Joe Biden ha sembrado dudas sobre el compromiso de Estados Unidos con la política de “Una China”, según la cual Estados Unidos reconoce vínculos formales con China en lugar de con Taiwán. En mayo, cuando se le preguntó si Estados Unidos se involucraría militarmente para defender Taiwán, respondió contundentemente: “Sí. Ese es el compromiso que asumimos”.

Aunque Estados Unidos proporciona a Taiwán los medios para “defenderse” de su propio país, China, nunca prometió intervenir militarmente en un conflicto con China. Este delicado equilibrio ha ayudado a disuadir a Taiwán de declarar la “independencia total” y a la RPCh de invadir. Pero a algunos les preocupa que Biden esté reemplazando esta posición de larga data de “ambigüedad estratégica” con “confusión estratégica”.

La visita de la presidenta de la Cámara de Representantes de EE. UU., Nancy Pelosi, a Taiwán ciertamente ha provocado una dura respuesta de China. El Ejército Popular de Liberación (EPL) ha estado realizando una serie de simulacros alrededor de la isla que equivalen a un bloqueo parcial del Estrecho de Taiwán.

La tensión en el Estrecho de Taiwán ha puesto al mundo al borde de otra crisis. En los últimos años, los legisladores, los líderes de opinión y el público en la RPCh han comparado cada vez más a Estados Unidos con un “tigre de papel”. Por un lado, tratan de utilizar a Taiwán como peón para contener a China. Por otro lado, se cree que Washington carece de resolución y capacidades reales para hacerlo, sin una guerra nuclear total.

Aunque Estados Unidos es malvado, también es débil, dice la línea de pensamiento en la RPCh. Mientras que los mil 400 millones de ciudadanos de China están unidos en su búsqueda del “sueño chino”, Washington está plagado de contradicciones internas que van desde la polarización partidista hasta la tensión racial.

Si EE. UU. no envió tropas a Ucrania, ¿ le falta seguramente el estómago para defender a Taiwán? En particular, Hua Chunying, portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de China, se burló de Estados Unidos como un «tigre de papel» en Twitter solo unos días antes de que Pelosi fuera a Taiwán.

Lo mismo sucede con el tema del Mar del Sur de China y el apoyo a Filipinas en ese contexto. Este es un tema de largo aliento, pero para decirlo de forma simple es un conflicto heredado de la ocupación de islotes chinos por el colonialismo español (y más tarde francés) en tiempos de “Ñañá Seré” como decimos en Cuba, y que ahora se disputan varios países. Estados Unidos no tiene nada que ver, ni ningún derecho a opinar o arbitrar sobre este asunto.

Con respecto a los uigures ese es un problema netamente interno de la RPCh, muy típico de aquellas poblaciones que provienen de ancestros nómadas, que no entendían de fronteras nacionales, invisibles por completo cuando uno viajaba a caballo por las estepas en busca de pastizales para el ganado de la tribu. Para los Estados Unidos opinar (¡y amenazar con sanciones!) sobre ese tema, es como para los cubanos criticar los Jardines Colgantes de Babilonia y querer sancionar a Iraq por ello.

Todas esas barbaridades políticas, tan peligrosas- y quizás en el futuro más peligrosas que el conflicto ucraniano actual- tienen en su ayuda esta brutal guerra que les proporciona un nivel alto de “invisibilidad” política y mediática, cuando toda la atención está concentrada en Ucrania y los medios repiten ese nombre en una suerte de interminable mantra.

En la Península Coreana

Desde principios de 2004 hasta finales de 2010, el ex director del Laboratorio Nacional de Los Álamos, Siegfried Hecker, tuvo un acceso incomparable a las instalaciones nucleares de la República Popular Democrática de Corea y a los científicos y funcionarios conectados con ellas.

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Pero el primer gran punto de inflexión fue al comienzo de la administración de George W. Bush, en una reunión en octubre de 2002. El subsecretario de Estado James Kelly hizo la primera visita de la administración Bush a Pyongyang. Durante el verano, la administración se enteró de que la RPDC estaba siguiendo un programa de centrifugación de enriquecimiento de uranio, la segunda vía tecnológica para obtener armas nucleares (el primer camino involucraba plutonio y ya lo habían obtenido)

Esto fue durante el Marco Acordado, un acuerdo de la era Clinton que se firmó en 1994, en el que RPDC acordó congelar su complejo de producción de plutonio. A cambio, Estados Unidos proporcionaría dos reactores nucleares de agua ligera para la producción de electricidad. Estos serían pagados principalmente por Corea del Sur y Japón. Los norcoreanos cerraron su pequeño reactor de producción de plutonio y todo el complejo nuclear de Yongbyon en 1994 a cambio de la promesa de dos reactores de agua ligera, que nunca se concretó. Como nunca se concretó la promesa de achicar el personal estadounidense en el sur de la península o de reducir/suspender los enormes ejercicios militares entre EE.UU- Sur Corea y EE.UU.- Japón.

Fue un punto de inflexión porque tuvo consecuencias desastrosas. Corea del Norte se retiró del Tratado de No Proliferación Nuclear, reinició el complejo nuclear de Yongbyon, construyó la(s) bomba(s) y unos años más tarde probó una, mientras desarrollaba misiles cada vez más avanzados y de más alcance para transportarlas.

Ucrania Rusia

Después de la cumbre Xi- Putin del 4 de febrero de 2022 en China, la RPDC se alejó de Estados Unidos y se acercó mucho más tanto a Rusia como a China. Todo parece indicar desde entonces- incluido el apoyo vertical de Pyongyang a Rusia en Ucrania- que Kim Jong-un ha renunciado a la búsqueda de una normalización con Estados Unidos, después de 30 años de intentar una diplomacia seria con Washington.

Mientras tanto continúan las amenazas contra la RPDC, intensas maniobras militares, donde se practican golpes nucleares contra ese país y que evidencian allí en la península coreana serias posibilidades de un conflicto nuclear

Todo ello, durante los últimos 12 meses se ha vuelto prácticamente invisible, en las esferas mediáticas solo se escucha el mantra “Ucrania, Ucrania, Ucrania”.

Lo mismo sucede con la agresión permanente e incrementada contra Cuba, que ha disminuido dramáticamente su visibilidad en “la gran prensa”, y se concentra hoy en los actos por doquier de solidaridad con nuestra patria, o en los aullidos y berrinches más bien locales de Miami y el sur de la Florida, contra nuestro pueblo (pero multiplicados por otras vías, sin escrúpulos de ningún tipo, ni respeto alguno por la verdad). (Fin)

rm/jro

*Ingeniero cubano residente en los EE.UU.

José R. Oro
José R. Oro

José R. Oro Nació en Cuba en 1952. Geólogo de profesión, es autor de cuatro libros y más de 100 artículos especializados en minería, geología, ingeniería y medio ambiente y muchos otros de temas sociales, política y economía. Habla español, inglés, ruso y portugués. Experiencia en el desarrollo de grandes proyectos mineros y de infraestructura en Cuba, Puerto Rico, Venezuela, Colombia, Finlandia, Estados Unidos y Canadá. Vive en Connecticut, Estados Unidos. Casado.

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