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jueves 21 de noviembre de 2024

Perú, unidad en la acción

Por Gustavo Espinoza M.*

Para Firmas Selectas de Prensa Latina

 

En la mira de las organizaciones sociales de nuestro país está planteado el tema de la Cumbre Alternativa, es decir la Cumbre de los Pueblos, que se  ha programado en Lima entre el 10 y el 14 de abril próximo.

Al parecer, la Cumbre oficial se desarrollará en medio de un clima tenso y confuso, se sucederán discursos formales, algunos de los cuales marcarán época y señalarán caminos; mientras que otros repetirán la monserga clásica, apañando el poder de la clase dominante  uncida al carro del imperio.

En la tarea de concretar una respuesta popular a la convocatoria oficial, han sumado voluntades y esfuerzos organizaciones sindicales lideradas por la Confederación General de Trabajadores de Perú (CGTP), colectivos, organismos no gubernamentales, partidos políticos, personalidades  y entidades  de distinto signo. No ha sido fácil el debate, ni siempre se ha logrado llegar a acuerdos de conjunto, pero en lo fundamental ha primado una voluntad unitaria no desdeñable, y un  sentido común que hay que rescatar.

El escenario americano es, por cierto, muy complejo. La política imperialista, y el agresivo discurso de Donald Trump, han puesto en guardia a los pueblos; pero también  alineado en las posiciones más reaccionarias a los segmentos conservadores, siempre adictos al “modelo” neoliberal. La Casa Blanca ha puesto empeño en asegurar el control sobre las administraciones locales del mundo latinoamericano y ha recurrido, en busca de ello, a toda clase de presiones y amenazas.

Organizaciones sindicales , organismos no gubernamentales, partidos políticos y entidades de distinto signo suman esfuerzos en pro de una respuesta popular, alternativa, a la Cumbre oficial.

La visita de altos funcionarios de Washington -Rex Tillerson y Thomas Shannon- no ha hecho sino ajustar las clavijas a los gobernantes de estos países para que cierren filas en torno al imperio y lancen piedras contra Nicolás Maduro y el proceso emancipador bolivariano que tiene, en la Venezuela de hoy, su más alto exponente.

En la región, cada uno de los gobiernos adictos al imperio ha cumplido su función. Pero nadie lo ha hecho de manera más torpe y obsecuente que la representación del gobierno peruano. Pedro Pablo Kuczynski, y su improvisada canciller Cayetana Aljovìn, podrían llevarse los laureles del sometimiento y la  genuflexión si se tratara de premiar el servilismo extremo. En verdad, ninguno de los otros gobiernos ha movido la colita como lo ha hecho quien, tan inmerecidamente, represente al Perú.

Todavía hay asuntos pendientes, y temas no definidos en el escenario nacional. No se conoce aún  la decisión de la Corte Interamericana de Derechos Humanos en torno al írrito Indulto a Alberto Fujimori; y todavía da vueltas el texto de una Moción referida a la Vacancia Presidencial de PPK, que pasa ciertamente por su destitución. Al mandatario peruano aún le ladran los perros, pero su suerte parece estar casi sellada. Por eso, le dicen “Semana Santa”. Unos creen que cae en marzo; y otros, en  abril. Pero todos la esperan para una u otra fecha, persuadidos de que llegará.

Independientemente de ello, está planteado el reto de asegurar la concreción de la Cumbre Paralela, la cita de los pueblos, que dirá su palabra también en lo que constituye la agenda del cónclave formal: democracia, gobernabilidad y anti- corrupción. Sólo que, en este caso, “los de abajo” podrán abordar estos puntos con mucho más autoridad política y moral que “los de arriba”.

En América latina la democracia tiene que ser esencia y contenido, una vía mediante la cual los pueblos puedan expresar sus ideas, y luchar por sus más altos propósitos.

Las diferencias en el campo popular, no obstante, no se han superado. Aunque han confluido algunos esfuerzos unitarios y concertado ciertas voluntades, subsiste la desconfianza, la mezquindad y el sectarismo. No todos han estado dispuestos a renunciar a sus propuestas, de modo que aun no se ha logrado forjar un único torrente unitario, y es posible que así se marche hasta abril. Aunque no es lo deseable, hay que admitir que sí, que es lo más probable.

Hay que pasar, ciertamente, por encima de las diferencias. Si no es posible coincidir en todo, hay que asegurar tres rasgos esenciales que nos permitirán afirmar el trabajo unitario en la perspectiva.

Hay que asegurar, en primer lugar, que la Cumbre Alternativa se realice, y sea exitosa Es decir, que se concrete, y pueda abordar los temas que, en verdad, interesan a nuestros  pueblos. En América la democracia no puede ser ni una frase célebre, ni un chascarro (frase equívoca) de cantina. Debe ser -tiene que ser- una esencia y un contenido, a partir de los cuales los pueblos puedan expresar sus ideas, y luchar por sus más altos propósitos.

La gobernabilidad, no puede expresarse a partir de un decreto formal. Tiene que construirse desde la base de la sociedad a través de la consideración, el respeto y la integración. Y perfilarse incorporando a millones de pobres del campo y la ciudad, que hoy  simplemente viven excluidos del bienestar  y la justicia.

La lucha contra la corrupción debe pasar -tiene que pasar- por el castigo claro a todos los corruptos, aquellos que se sirvieron de los recursos del poder para beneficio personal, o provecho de grupo o partido.

Nos importa, en segundo término que, al diseñar esos propósitos, la Cumbre de los Pueblos ponga en el centro de su mirada el repudio a Donald Trump, y a la política imperialista. Ello constituye el enemigo principal de los pueblos de América Latina y el mundo y pone en riesgo la subsistencia misma de la vida en el planeta, por su obcecada conducta guerreristas y genocida.

Lo que hoy ocurre en el Asia Central ocurrirá mañana en el suelo americano si prospera la política yanqui impulsada por los estrategas del Pentágono. Del mismo modo como históricas ciudades -Bagdad, Kandhajar, o Trípoli- han sido destruidas por la vandálica agresividad imperial, así las capitales de América podrán ser devastadas por la bestialidad guerrerista de quienes sueñan ser amos del mundo.

Por eso, en tercer lugar, nos interesa que sean plenamente exitosas las jornadas de masas previstas para los días 12 y el 14 de abril en nuestra capital. El repudio al imperio, y la voluntad solidaria de nuestro pueblo deberá expresarse de manera vigorosa  y resuelta, una vez más.

Los otros temas deberán discurrir de acuerdo con la propia lógica de sus convocantes. Cada quien quiere tener tribuna propia, y podrá tenerla. Lo que hay que asegurar es la coincidencia plena en la acción común y la voluntaria unitaria en los aspectos esenciales de acción continental.

ag/gem

 

*Profesor y periodista peruano.
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