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sábado 23 de noviembre de 2024

El tiburón y las sardinas

Por Gustavo Espinoza M.

Para Firmas Selectas de Prensa Latina

 

El pasado 1 de noviembre la Asamblea General de Naciones Unidas aprobó una nueva resolución de condena universal al bloqueo norteamericano impuesto a Cuba desde 1961. Esta vez 189 países se solidarizaron con la isla del Caribe, en tanto sólo dos -Estados Unidos e Israel- votaron por mantener la medida adoptada por la Casa Blanca para doblegar a ese país. Es bueno, en este marco, echar un breve vistazo al pasado:

En 1854 los ministros de Estados Unidos ante España, reunidos en Bélgica expusieron su idea respeto a las relaciones de su país con Cuba: “La Unión no podrá disfrutar de reposo, ni gozar de una seguridad confiable, mientras Cuba no sea incluida en sus fronteras”.

No es solo por el socialismo que Estados Unidos acosa a Cuba. Lo hizo desde hace más de 200 años por una razón muy simple: no la tolera como país independiente y soberano.

Al año siguiente, el senador por Kentucky, John Crittenden, sostuvo: “Cuba nos pertenecen geográficamente. Debe venir a nosotros. Debe ser nuestra antes de mucho tiempo”.  La idea era tan obsesiva que hasta el poeta Walt  Whitman aseguró: “el destino manifiesto ciertamente señala hacia la rápida anexión de Cuba por los Estados Unidos”.

Años más tarde, en 1898 el ministro de Estados Unidos ante España, Stewart Woodford, aseguraba: “La independencia de Cuba es absolutamente imposible como una solución permanente”; en tanto que William Sulzer, representante por Nueva York ante el Congreso USA sostenía: “Cuba se encuentra en nuestras propias puertas y es parte natural de nuestro dominio geográfico”.

Quizá estas referencias ayuden a entender que no es solo por el socialismo que Estados Unidos acosa a Cuba. Lo hizo desde hace más de 200 años por una razón muy simple: no la tolera como país independiente y soberano. Y su más viva aspiración es  anexarla, como hizo con Puerto Rico.

Eso explica que muchos países que nada tienen que ver con el socialismo, voten contra el bloqueo a Cuba como una manera de decir no  a la voracidad del imperio. Y es que ningún Estado independiente y soberano puede admitir hoy que una gran potencia busque anexarse a un país pequeño. Nadie quiere, en nuestro  tiempo, que el tiburón, se coma a las sardinas.

Y es que hay quienes, en el país del Norte, no admiten fronteras, salvo las suyas. Procuran tan sólo embolsarse recursos: oro, plata, cobre, hierro, petróleo;  pero también productos cárnicos, trigo, maíz; agua, gas y todo lo que posee nuestro continente.  Por eso justifican las guerras de “conquista” como en el  medioevo. Eso explica lo que hoy ocurre en el mundo.

Recientemente se supo que la administración Trump prohibió al Perú, comprar armas a Rusia. Es más, amenazó con sancionar personalmente a ministros de Estado y a jefes militares que autoricen dichas compras, o firmen convenios que las permitan.

Pero el asunto ha pasado virtualmente inadvertido ¿No es éste un tema de independencia y soberanía? ¿No estamos en la víspera de cumplir 200 años en la condición de Estado Soberano? No sólo es Cuba. También nosotros.

ag/gem

 

*Profesor y periodista peruano
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