Voces acalladas dice Whitman y seguimos el camino. De las migraciones a las migraciones. Vamos y venimos de Estados Unidos. Del jazz musical de Louis Armstrong y Duke Ellington al jazz literario de Toni Morrison. De la indignación por la violación a los derechos humanos de los afrodescendientes a las protestas de un pueblo en las calles. Del compromiso de Tarantino en las marchas, a la deuda de Barack Obama con el pueblo afroamericano. Con tantos pueblos. De la banda sonora de la película Django que marca a fuego la esclavitud a la poesía de Walt Whitman.
Ahora podríamos irnos a un ring de boxeo, en busca de un rebelde que se abrió camino ante la adversidad. Me voy a volver para recordar a Mohamed Alí. Perseguido, con sus derechos violentados, no pudieron matarlo como ocurre hoy con tantos afrodescendientes, asesinados por la policía estadounidense. Resistió y se transformó en un símbolo, más allá del ring. No fue a la guerra de Vietnam y se opuso tenazmente. Le sacaron su título y no pudo pelear por un buen tiempo. Pero regresó y volvió a ser campeón. Defendió a Cuba contra el bloqueo estadounidense y se fue hace poco. Tal vez su mayor tristeza fue haber dejado de lado a su amigo Malcon X, un luchador por los derechos de los afrodescendientes.
Vietnam era un ejemplo en el mundo, ejemplo de un pueblo que luchaba contra el mayor imperio. Un pueblo dirigido por uno de los mayores líderes del siglo XX: Ho Chi Minh. En 1967 intelectuales y artistas estadounidenses promovieron grandes manifestaciones contra la guerra de Vietnam.
Una Carta enviada por el líder vietnamita, al presidente de Estados Unidos Lyndon B. Jonson, provocó un remezón en la opinión pública estadounidense: “Vietnam se encuentra a miles de kilómetros de Estados Unidos. Los vietnamitas nunca han hecho ningún daño a Estados Unidos, pero Estados Unidos ha intervenido de forma continuada en Vietnam”, decía al comienzo de su carta el Tío Ho.
Pablo Milanés interpretó una canción, basada en un poema de Nicolás Guillén que es necesario escuchar en el camino del recuerdo, de tantos recuerdos… “Al final del largo viaje, / Ho Chi Minh suave y despierto: / sobre el albura del traje / le arde el corazón abierto. / No trae escolta, ni paje. / Pasó montaña y desierto: / en la blancura del traje, / sólo el corazón abierto. / No quiso más para el viaje”.
Los hilos de la historia se juntan a través de Vietnam, de la rebeldía de Mohamed Alí a la poesía de Nicolás Guillen y la música de Pablo Milanés: Pero Vietnam también fue un símbolo de una de las mayores cantantes negras estadounidenses. Otra luchadora por los derechos civiles, otra perseguida: Nina Simone, quien un día dijo: “Ser libre es no tener miedo”. Hay un blues de ella contra la guerra de Vietnam que suena bajito…
rmh/kl
*Del libro Mi viaje a Ítaca