El 17 de octubre de 2023, la Duma estatal de la Federación de Rusia aprobó un proyecto de ley sobre el retiro de la ratificación del Tratado de prohibición completa de los ensayos nucleares (TPCEN). Anteriormente, el Presidente Vladimir Putin había planteado este asunto y firmó el decreto correspondiente.
Además, el 7 de noviembre, Rusia completó el procedimiento de retirada del Tratado sobre las fuerzas armadas convencionales en Europa (FACE). El Ministerio de asuntos exteriores de Rusia en su comentario oficial señaló que, teniendo en cuenta el curso de confrontación de la OTAN y la admisión de Finlandia, que tiene una larga frontera con Rusia, no tiene sentido mantener este acuerdo.
Aunque en diciembre de 2021 Rusia propuso repetidamente a los países occidentales celebrar conversaciones para discutir una nueva arquitectura de seguridad en Europa, los miembros de la OTAN se negaron a hacerlo. Ahora dicen que el sistema anterior ha sido destruido por Moscú.
El 9 de noviembre, se informó que Rusia se retiraba del acuerdo con Japón sobre cooperación para la reducción y eliminación de las armas nucleares.
Anteriormente, en febrero de 2023, Rusia se retiró, de hecho, de otro acuerdo importante sobre control de armas estratégicas ofensivas: el Start III, que estaría en vigor hasta febrero de 2026. Para esto fue aprobado el proyecto de ley “Sobre la suspensión por la Federación de Rusia del tratado entre Rusia y los Estados Unidos de América sobre medidas para reducir y limitar las armas estratégicas ofensivas».
Todo esto, por supuesto, es el eslabón de una cadena que ha concatenado las acciones de Rusia durante décadas. Más precisamente, los primeros tratados se firmaron entre los Estados Unidos y la URSS en la era de la llamada «distensión». Mijaíl Gorbachov aceptó las propuestas de la parte estadounidense para reducir las armas nucleares estratégicas y el país se comprometió a permitir que los inspectores estadounidenses ingresaran a sus instalaciones nucleares. Estados Unidos también ha asumido compromisos similares.
Aunque inicialmente las dos superpotencias no tenían paridad, la URSS tenía un mayor número de cargas nucleares. Además, por el año 1991, la situación era la siguiente: los Estados Unidos poseían alrededor de 600 toneladas de uranio apto para armas y alrededor de 85 toneladas de plutonio. La URSS logró producir alrededor de mil 100- mil 400 toneladas de uranio para armas y 155 toneladas de plutonio.
Después del colapso de la Unión Soviética, las armas nucleares, así como sus portadores, incluidos los bombarderos estratégicos estacionados en Ucrania, Bielorrusia y Kazajstán, fueron llevados a Rusia y destruidos. Parte del uranio de las armas de Rusia fue procesado y enviado a los Estados Unidos para su uso como combustible. En otras palabras, los Estados Unidos se beneficiaron de esto en términos militares y energéticos. Por cierto, todos los envíos de uranio de Rusia se entregaron de acuerdo con el tratado. Al igual que el resto de los acuerdos de control de armas.
Es importante señalar que todavía hay un tratado sobre la no proliferación de las armas nucleares (TNP) que obliga a las potencias nucleares a no distribuir sus arsenales y tecnologías nucleares por el mundo. Pero Estados Unidos ha violado este acuerdo durante décadas al acumular bombas atómicas en cinco países vasallos.
El Pentágono entrena a los soldados aliados en el manejo de estas armas en la base Klein-brogel en Bélgica, la base Büchel en Alemania (Renania-Palatinado), las bases Aviano y Gedi en Italia, la base Folkel en los países bajos y la base Incirlik en Turquía.
Además, cada año, los países de la OTAN realizan regularmente las maniobras militares “Mediodía Persistente”, sobre el uso de armas nucleares, más precisamente, se trata del entrenamiento para un ataque contra el territorio de Rusia. Agreguemos a esto el acuerdo entre los Estados Unidos y Australia sobre la venta de submarinos nucleares, que también son tecnologías asociadas con el régimen de no proliferación y el propio Washington lo violó, demostrando una vez más su doble rasero.
¿Cuál es el motivo de la retirada y suspensión de estos tratados por parte de Rusia?
En primer lugar, dado que Rusia sigue las normas del derecho internacional, demuestra públicamente que sigue todas las obligaciones, pero las que no sean de su conveniencia, las suspenderá. Esto es radicalmente diferente del enfoque que se usa cuando los tratados se firman, pero no se ratifican.
En segundo lugar, la suspensión y la retirada no significa que Rusia llevará a cabo inmediatamente pruebas nucleares o llevará a cabo cualquier otra acción, cuya prohibición se especificó en los tratados que ahora abandona. Tanto en lo que respecta al Start III como al TPCEN, su aplicación continúa.
En otras palabras, que Rusia ha recuperado su derecho soberano a ciertas acciones, pero expresa un acto de buena voluntad mientras la situación internacional lo permita. Al mismo tiempo, por supuesto, la prohibición de las inspecciones dentro de Rusia y la negativa a mostrar el número de sus armas, en la situación actual, cuando Estados Unidos y la OTAN no ocultan que están librando una guerra proxy a través de Ucrania, es una decisión estratégica importante.
En tercer lugar, la retirada de tales acuerdos es una alternativa a nuevos tratados, tal vez con otros países y estructuras internacionales y a la luz de la multipolaridad emergente. Para Rusia, como para muchas potencias de todo el mundo, será una prioridad formar su propia arquitectura de seguridad internacional a través de la OCS, BRICS+ y otras estructuras reconocidas y cada vez más importantes de la política mundial. Esto también demuestra que Occidente ya no es un actor decisivo, aunque varios países todavía están tratando de jugar con sus músculos y declarar la necesidad de preservar su propia hegemonía. Ya no pueden dictar e imponer su voluntad política, lo cual es cada vez más evidente.
En cuanto a las cuestiones de la propia seguridad de Rusia, están parcialmente relacionadas con la decisión de retirarse de estos tratados. A menudo, los comentaristas olvidan mencionar otro hecho importante. En 2020, incluso, mucho antes del inicio de la Operación Militar Especial en Ucrania, el presidente Vladimir Putin firmó un decreto “Sobre los fundamentos de la política estatal de la Federación de Rusia en el campo de la disuasión nuclear”, que enumera las condiciones para el uso de armas nucleares por parte de Rusia. Documento que se reduce a cuatro puntos:
1. Recibir información confiable sobre el lanzamiento de misiles balísticos que atacan el territorio de Rusia y / o sus aliados;
2. El uso por el enemigo de armas nucleares y otros tipos de armas de destrucción masiva en los territorios de Rusia;
3. El impacto del enemigo en las instalaciones estatales o militares críticas de Rusia, cuya desactivación conducirá a la interrupción de la respuesta de las fuerzas nucleares;
4. Agresión contra Rusia con el uso de armas convencionales, cuando se pone en peligro la existencia misma del Estado.
Por lo tanto, vemos que en los documentos estratégicos se establece la posibilidad de usar armas nucleares, incluso, si se está llevando a cabo una agresión militar contra Rusia con el uso de armas convencionales.
Por lo tanto, los enemigos no deben hacerse ilusiones sobre la disuasión nuclear. Y con la demostración de nuevas capacidades confirmadas, como los portadores supersónicos como “Daga” (Kinzhal) y Zircon, así como los sistemas Poseidón y Albatros, Rusia no tiene competidores capaces de enfrentarla en esta área.
(Traducción del ruso. Oscar Julián Villar Barroso. Doctor en Ciencias Históricas y Profesor Titular de la Universidad de La Habana).
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