Mi querida amiga, Beatriz Stolowicz, me acaba de informar desde México que falleció Martín Almada, escritor, poeta, sindicalista, educador y revolucionario de Paraguay, quien develó los Archivos del Terror y desenmascaró la Operación Cóndor, un plan siniestro de las dictaduras militares del Cono Sur, engendrado por EEUU.
Almada llegó a Panamá durante las negociaciones finales de los Tratados Torrijos- Carter, y lo atendí en mi carácter como Asesor personal del canciller, Juan Antonio Tack y del General Omar Torrijos Herrera, nuestro líder mandado a asesinar por el ex presidente George Bush, padre, por razones que relata John Perkins, un amigo del militar panameño, en su libro Confesiones de un Sicario Económico (2005).
Recuerdo haberlo recibido en su hotel y haberle dado una síntesis de la lucha o el Calvario que fue el Canal, para nuestro pueblo. Le compartí mis preocupaciones por algunos aspectos discutibles de las negociaciones con EEUU. Le hice la observación de que ambos nacimos a fines de enero (Almada el 30 de enero de 1937; yo el 29 de enero de 1939).
Le noté algo nostálgico y taciturno, nada extraño en una persona que sufrió cárcel y por su primera esposa, que murió por tortura psicológica a raíz de escuchar los gritos de su esposo cuando sus esbirros lo torturaban.
Su visita me retrotrajo a mi encuentro con Eduardo Galeano, en el Hotel Panamá, cuando intercambiamos libros. Galeano me obsequió Las Venas Abiertas de América Latina. Yo le di El Canal de Panamá, Calvario de un Pueblo.
Almada recibió múltiples reconocimientos internacionales, como el Premio Nobel Alternativo por la Paz.
La Operación Cóndor asesinó a miles de revolucionarios, izquierdistas y patriotas latinoamericanos en la región y países europeos.
Cuando los revolucionarios dominicanos fueron asesinados en Bélgica- unos por asfixia mediante gas y otros, masacrados en calles de Bruselas, donde se asilaron – yo me encontraba en el exilio en Holanda, perseguido y acorralado por agentes de Panamá y Colombia de la CIA en La Haya, donde estudiaba en el Instituto Internacional de Estudios Sociales.
Había sido secuestrado en mayo de 1970 por agentes de la CIA en Washington que me habían acosado y presionado en Panamá entre 1966 y 1968, por mi oposición pública a los Tratados Robles- Johnson de 1967.
En Washington realizaba una gira de estudio. Del secuestro de la CIA, en la Universidad George Washington, me escabullí milagrosamente, y el Gobierno de Holanda- responsable de mi seguridad- tuvo que quejarse ante la Cruz Roja Internacional por el atropello.
Después de mayo de 1970, mi Instituto me buscó refugio en el Norte de Holanda, donde no me encontrarían. Salí de mi escondite tras varios meses y, entonces, la Reina Juliana de Holanda me prestó su apartamento personal en Palacio de La Haya (El Jardín de la Reina o «Queen’s Garden»), donde me mantuve oculto hasta el 31 de diciembre de 1970, cuando los agentes de la CIA fueron expulsados del país.
Estando en La Haya en 1971, en Bélgica asesinaron por gas al ex Secretario General del Movimiento Popular Dominicano (MPD), Maximiliano Gómez (El Moreno), el 23 de mayo de ese año. También por esas fechas encontraron asesinado en su baño a un diplomático cubano en París (creo que era tercer secretario), cuyo nombre se me escapa ahora.
La muerte de Martin Almada, quien vivió y murió por Latinoamérica, me hace recordar y pensar en las miles de personas que fallecieron en secreto y están todavía hoy en el olvido.
¡Loor al compañero mártir, Martin Almada!
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