Por Luis Ernesto Guerra
Sionismo e Imperialismo estadounidense son la misma expresión de fascismo y neofascismo global, que tiene activado a un capitalismo salvaje, depredador de la vida y concentrador de riqueza en corporaciones con hegemonía del Estado profundo del gobierno federal norteamericano, que está en una subjetiva disputa entre demócratas y republicanos por el control de la Casa Blanca, y que se ha convertido en una poderosa arma letal del globalismo y de destrucción del derecho internacional y la libre autodeterminación de los pueblos.
En el último año, la violencia ejercida por las fuerzas israelíes ha provocado la muerte de más 42 mil palestinos en Gaza, según cifras oficiales, aunque algunas estimaciones elevan el número de fallecidos a más de 180 mil.
Las incursiones del ejército israelí en la ocupada Cisjordania han dejado más de 740 muertos. El pasado mes de septiembre, la violencia se extendió también al Líbano, donde el 23 de ese mes fueron asesinadas más de 500 personas. En apenas dos semanas, Israel ha acabado con la vida de más de dos mil libaneses.
Las operaciones del ejército israelí en Gaza han arrasado barrios enteros, destruyendo infraestructuras esenciales como carreteras, redes de agua, plantas de electricidad y paneles solares, y pulverizando edificios residenciales. Las instalaciones sanitarias y educativas han sido especialmente golpeadas, en un esfuerzo por desmantelar todo lo que permite la vida en la franja.
A los palestinos se les ha ordenado evacuar la mayor parte del territorio y han sido confinados al 16 por ciento de la Franja de Gaza. Esta misma estrategia de vaciar la tierra se ha replicado en algunas áreas de Cisjordania y ahora también en el Líbano.
Lo que viene aconteciendo en Palestina, no comenzó el 7 de octubre del 2023.
“Este 7 de octubre, parte importante de la humanidad, conmemoramos un año desde aquel hito de dignidad del pueblo palestino y su resistencia contra el régimen nacionalsionista israelí. Hecho que tomó el nombre de Operación Tormenta de Al Aqsa”.
Las democracias soberanas de Cuba, Nicaragua y Venezuela Bolivariana, que son objetivo constante de la injerencia sionista-estadounidense, se han pronunciado condenando de manera enérgica este genocidio, a través de sus presidentes constitucionales e interpelando a un sistema de las Naciones Unidas que responde a una diplomacia que invisibiliza e ignora estos crímenes, colocando un velo de impunidad.
No así la vieja Europa neocolonial, patio de resonancia imperialista, que se enorgullece de ser una especie de paradigma de la democracia liberal libertaria, que viene reconfigurando determinadas prácticas fascistas y neofascistas, traducidas en un espaldarazo al régimen sionista de Benjamín Netanyahu, sumados los regímenes monárquicos árabes de Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos, Marruecos entre otros; que apoyan a Israel y son la expresión de la impunidad y la desvergüenza, como es el asesinato de mujeres y niños palestinos.
Sólo en este último año 43 mil palestinos han sido exterminados, el 70 por ciento de ellos mujeres y niños. Si revisamos la revista médica británica The Lancet, que muy difícilmente puede ser rotulada de ProHamas, afirma que, la cifra de muertos palestinos hay que elevarla, al menos a 186 mil personas.
Los pueblos del mundo no han dejado de expresar su solidaridad a Palestina, el Líbano y Asia Occidental asediada por esta decadente alianza estratégica nazisionista- imperialista y algunos regímenes latinoamericanos pro sionistas, sumisos y subordinados al establecimiento y consenso de Washington.
El genocidio y crimen de guerra de lesa humanidad condenado y reconocido por la Corte Internacional de Justicia de la Haya, cometido por el Estado sionista de Israel, tiene antecedentes en la creación de las Naciones Unidas, que evidencia una tutela indiscutible de Estados Unidos, en donde rige la manipulación, condicionamiento con alteridad de poder, de recortar el aporte económico que mantiene en funcionamiento a la ONU.
Es importante manifestar que EEUU., al ser un miembro permanente del Consejo de Seguridad, tiene la facultad de vetar cualquier decisión o resolución. Lo que significa secundar los delitos y crímenes de lesa humanidad del sionismo israelí, no parar el exterminio, sumado el histriónico silencio cómplice de la comunidad internacional, que cierra sus ojos ante este demencial genocidio.
Una acción político- militar encabezada por el movimiento de resistencia islámica de Palestina (Hamas) donde un millar de milicianos, con el objetivo de llevar adelante su lucha por la libertad y con pleno conocimiento que, con su decisión de lucha y dignidad, marchaban al martirio, le dijeron al mundo que el pueblo palestino sigue vivo.
A pesar de décadas de crímenes a manos del nacionalsionismo israelí, 76 años de ocupación, colonización y exterminio su objetivo de libertad está incólume.
Más allá de Nakba y los 76 años de lucha y resistencia del pueblo palestino, existe un proyecto de colonización y limpieza étnica, que ahora se está regionalizando en el Medio Oriente, los bombardeos israelíes se han extendido al sur del Líbano, en los suburbios de Beirut, también terrestres. Luego del asesinato del Seyed Hasan Nasralá, líder de la Resistencia Islámica Hezbolá, también atacan Yemen, Cisjordania, penetrada por 750 mil colonos israelíes, que ejercen acciones de violencia terrorista en contra de los asentamientos de refugiados palestinos; similarmente en los Altos del Golán de Siria, en Jordania.
Yemen levanta su voz y está activado, también es atacado, la operación limpieza étnica pretende vaciar de palestinos en los territorios que mantiene presencia el Estado nazisionista-colonizador.
Palestina “un pueblo en pie batallando, no sólo contra la entidad más criminal que ha dado la humanidad en los últimos 79 años, sino también contra la traición de aquellos gobiernos árabes, sometidos al poder despreciable de Estados Unidos, unido a países europeos verdadero patio trasero de Washington».
Los complejos militares, industriales, financieros, son los que más han concentrado riqueza, precisamente en Asia Occidental, en donde el ejército sionista, no ha dejado de atacar por aire y tierra al sur del Líbano, y nuevamente el territorio gazatí.
Mientras tanto, las cifras de asesinatos aumentan y las propuestas del alto al fuego se derriten como hielo entre los dedos y se convierten en una simple retórica que al final termina acelerando las acciones de genocidio y asesinatos selectivos cometidos por militares de Israel.
El crimen de guerra en contra del líder de Hezbolá, Seyed Hasan Nasralá, generó la reacción de la República Islámica de Irán, al atacar con cerca de 200 misiles, objetivos militares israelíes, que, por cierto, ha sido un acto en legítima defensa, frente a los terribles asesinatos y de mártires cometidos por Israel, con el apoyo de Estados Unidos de Norteamérica, en donde son claras las evidencias del uso de armamento militar estadounidense.
Existen suficientes pruebas materiales, comprobables, verificables de lo manifestado y elementos de campo recogidos por periodistas que no interactúan y difunden fakenews, a pesar de una perversa narrativa que quiere posicionar al agresor como víctima.
Dura lección para el régimen sionista de Israel: las amenazas contra la orgullosa nación iraní siempre resultan contraproducentes.
“Tormenta de Al Aqsa ha sido una necesidad frente a las acciones violatorias de todos los derechos humanos, del derecho internacional, crímenes de guerra y lesa humanidad, que han quedado impunes gracias a la protección cómplice de países occidentales, que tienen al régimen infanticida israelí como su testaferro no sólo en Asia Occidental, sino también en el Magreb y América Latina”.
A pesar de ello Palestina resiste, desde el 7 de octubre de 2023, similarmente desde el 14 de mayo de 1948.
No existe ideología ni sociedad enmarcada en esa visión de mundo racista y genocida capaz de derrotar a Palestina. Tormenta de Al Aqsa no cesa de entregar la fuerza huracanada de su ejemplo.
Es un deber de todos los ciudadanos de la aldea global y de los Estados actuar para imponer castigos al Estado de Israel, sus funcionarios y sus empresas, ya que estos se benefician directa o indirectamente de la usurpación de bienes. Apartheid y demás actos de Genocidio contra el Pueblo Palestino.
El Genocidio para Israel es una política de Estado que tiene como objetivo y fin en mente vaciar a Palestina, Gaza y todos los territorios en donde hay asentamientos de refugiados palestinos, para apropiarse de sus recursos naturales, concomitante su ubicación geográfica estratégica, que además es geoeconómica y geopolítica para los intereses de los Gobiernos Occidentales en Asia Occidental.
“Esos gobiernos y sus medios de manipulación y desinformación trabajan constantemente por acallar las voces de apoyo a Palestina, demonizarlas, atacarlas, invisibilizarlas, para así ser sostén del testaferro occidental como es el ente infanticida israelí. Usando para ello la enorme maquinaria mediática y política de sus medios de comunicación”.
Los gobiernos de las potencias hegemónicas occidentales, defienden a rajatabla al régimen genocida israelí que viola, permanentemente, las resoluciones internacionales destinadas a exigir el fin de los asentamientos (aquellos que consigna la presencia ilegal en Cisjordania de 750 mil colonos terroristas de una sociedad de por si violenta y extremista), es urgente el derribo del muro de apartheid, retorno de los refugiados, y que se niegan a enfrentar los crímenes de su protegido sionista.
Israel, es un Estado recurrente en la violación de los convenios internacionales sobre derechos humanos, derecho internacional humanitario, exigidos para unos y ocultados con impunidad para esos gobiernos y sus aliados, responsables de gran parte de las desestabilizaciones, agresiones, invasiones y ocupación de decenas de países, entre ellos: Cuba, Siria, el Líbano, Irak, Afganistán, Venezuela, Palestina, Yemen, la República Saharaui, Irán…
Esos gobiernos, fundamentalmente europeos y regímenes monárquicos árabes (Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos, Marruecos, entre otros) que apoyan a Israel son la expresión de la impunidad y la desvergüenza, cuando referimos el asesinato de mujeres y niños palestinos.
Tormenta de Al-Aqsa se ha convertido en un faro de dignidad, punto de referencia para todos los pueblos que luchan por su libertad, por su autodeterminación, por librarse de sus ocupantes, de aquellos que le niegan su condición de seres humanos.
“La luz al final del camino está marcada por los nombres de mártires como Ismail Haniya, Saled al Arouri, Qasem Soleimaní, Seyed Hasan Nasralá, Fuad Shurk, Abás Nilforushan.
Hay una impronta esculpida por los nombres de los combatientes de cada movimiento de resistencia palestina, libanés, iraquí, yemení. Por los miembros de la fuerza Quds. De los nombres de las 30 mil mujeres y niños asesinados con el objetivo de hipotecar el futuro de Palestina. La destrucción de aldeas, pueblos, ciudades, de la infraestructura educativa del pueblo palestino, profanar sus cementerios, destruir su iglesias y mezquitas, borrar toda huella de calles y carreteras, negar el agua, la comida.
La operación, meticulosamente planificada y alineada con el derecho legítimo de Irán a la defensa propia según la Carta de las Naciones Unidas, desató el pánico y la histeria en los corredores del poder de Tel Aviv.
“Cuanto más intenta Israel hacer imposible la vida de los palestinos en Palestina, más resisten los palestinos”.
“Libre, Libre Palestina del río al mar”.
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