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viernes 27 de diciembre de 2024

La paradoja de Ecuador en 2024: economía estancada en bonanza financiera

Por Luis Onofa

Ecuador terminará 2024 como una paradoja: abundancia de recursos financieros, caída de la economía, crisis energética e inseguridad. Semejante contrasentido en el papel, sin embargo tiene una explicación: la vigencia de la receta del Fondo Monetario Internacional (FMI), brazo ejecutor del neoliberalismo, que deja víctimas y tiene beneficiarios. Su riguroso cumplimiento recae sobre la población, que debió tributar más que en el pasado, pero siguió recibiendo menos servicios de calidad que en ese entonces, mientras los intereses de los acreedores del país se mantienen incólumes.

Producto Interno Bruto (PIB)

El año que está por finalizar ha sido de bonanza en las recaudaciones fiscales, que terminarán por crecer al menos en un 14 por ciento con relación al año 2023, según fuentes gubernamentales, lo que representará el 17 por ciento del PIB. En cifras absolutas llegarán a 20 mil millones de dólares.

El incremento de las recaudaciones fiscales se debe al alza de tres puntos (de 12 por ciento al 15 por ciento) en el impuesto al valor agregado, que el presidente Daniel Noboa aplicó desde el segundo trimestre del año, al amparo de reformas tributarias exigidas por el FMI durante muchos años.

Se suman a él los tributos extraordinarios a las utilidades de las entidades financieras privadas y al patrimonio de las propias empresas privadas, y un alza en el precio de los combustibles. En total, la caja fiscal finalizará el año con más de 20 mil millones de dólares en sus arcas.

Se añaden mil 500 millones de dólares que el Fondo Monetario Internacional le entregó al gobierno de Daniel Noboa a lo largo de 2024, como premio al cumplimiento parcial de la metas de un acuerdo por cuatro mil millones que los irá desembolsando hasta 2028, conforme el país satisfaga su recetario. También deben agregarse desembolsos de los llamados organismos multilaterales, que en 2024 totalizarán tres mil millones de dólares.

Esa prosperidad financiera, que los técnicos llaman liquidez, se completa con reservas internacionales que crecieron en casi en el ciento por ciento este año, al elevarse de algo más de 4.9 mil millones de dólares en febrero hasta 8.1 mil millones en septiembre.

FMI

Esos datos explican la satisfacción que el FMI ha expresado respecto a los resultados de lo que este organismo denomina reformas económicas estructurales adoptadas por el gobierno de Daniel Noboa, que “fortalecen las posiciones fiscal y externa” del país. Esa fortaleza garantiza el pago de la deuda externa, que sobrepasa los 70 mil millones de dólares, de acuerdo con expertos, monto en el que se incluyen más de ocho mil millones de dólares al propio FMI. Solo en 2024, Ecuador debió cuatro mil 500 millones de dólares por la deuda global.

En contraste, en este mismo periodo Ecuador ha vivido la más aguda crisis energética de su historia, provocada por la falta de oportuna inversión pública en el mantenimiento del sistema eléctrico del país, vacío que forma parte de ajustes y restricciones que datan de siete años de régimen neoliberal. Esa política se extiende, además, a otros sectores productivos estatales como el petrolero, que también ha entrado en una crisis, cuyo síntoma es la caída de la producción; y telecomunicaciones, que ha perdido su hegemonía en el mercado, en beneficio de transnacionales que operan en el país.

Ecuador adolece asimismo de otro problema crónico: la fuga de capitales al exterior, que sigue siendo enorme. Supera los 60 mil millones de dólares, cifra equivalente al 54.6 por ciento del PIB, según el propio FMI.

cepal

En ese escenario, la economía ecuatoriana crecerá apenas 0.8 por ciento, en 2024, según la más reciente estimación de la CEPAL. “El problema es el neoliberalismo”, sostenía hace poco, el escritor Xavier Lasso, ahora candidato a asambleísta nacional por la Revolución Ciudadana, al referirse a la coyuntura por la que atraviesa Ecuador, e instaba a comenzar a debatir el tema, tras recordar que los tres gobiernos más recientes han llevado al país por ese camino.

Los ecuatorianos irán a las urnas en 2025 para elegir nuevos mandatario e integrantes de la Asamblea Nacional, en una contienda a dos vueltas, en el caso del presidente de la República. La primera se efectuará el 7 de febrero próximo y la segunda, en abril, en caso de que la disputa no se defina en la jornada inicial.

Será una disputa entre los sectores económicos y políticos hegemónicos beneficiarios del modelo neoliberal, cuantitativamente pocos, pero con un enorme volumen de recursos financieros y mediáticos, y las fuerzas progresistas aspirantes a que la dura crisis que afecta al país esclarezca la conciencia crítica y la memoria de los votantes.

rmh/lo

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