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domingo 22 de junio de 2025

Representaciones políticas en debate

Por Julio C. Gambina

La sentencia contra Cristina Fernández de Kirchner (CFK) desafía las representaciones institucionales, y más allá, en el capitalismo argentino.

Javier Milei ocupa el lugar de representación de la derecha y del poder económico, desplazando a Mauricio Macri y a otros referentes de ese espacio político, consolidando un proyecto reaccionario con consenso electoral.

La oposición aparece vacante, identificada mayoritariamente con el peronismo y la izquierda, ambos con sus distintas variantes y versiones. En rigor, se discute la consolidación de Milei como líder de la derecha y una oposición que no termina de constituirse en proyecto político de amplia aceptación social para disputar gobierno y poder.

Lo que está en consideración es la posibilidad de superar los límites de la izquierda institucionalizada y el anti peronismo en su seno, como del peronismo, o parte de él, y su límite sectario hacia la izquierda, para lograr una articulación unitaria que confronte la reestructuración reaccionaria del capitalismo en Argentina.

Son variantes de reconfiguración política que acontecen en el marco de la lucha de clases tal y como se manifiesta en la Argentina actual.

Nuevas configuraciones políticas

Están en discusión las representaciones institucionales, políticas, culturales en el capitalismo argentino. La interna hacia la derecha parece resuelta, más allá de las desconfianzas del poder económico en las formas y modos del ejercicio del gobierno bajo gestión Milei. En la coyuntura, y mientras no aparezca nueva representación en el ámbito de la derecha, Javier Milei es el referente político a apoyar e incluso, si se pudiera, mantenerlo más de un periodo. Un año y medio de gestión se caracteriza por esa disputa en la representación política del poder concentrado.

El límite se presenta en la sustentabilidad de la propuesta de reorganización económica, con un brutal ajuste, que más allá de resistencias diversas, se sostiene como eje de la ortodoxa política monetaria, fiscal y cambiaria, claro que, con el apoyo del FMI, Donald Trump mediante.

Pareciera que la estabilización sustentada en contabilidad creativa por capitalizar intereses que esconden el déficit fiscal y el fortísimo endeudamiento favorecen el objetivo de ralentizar el alza de precios. De ese modo, mantener expectativas que redunden en consensos electorales, especialmente hacia octubre, en la elección de medio término. El objetivo apunta a fortalecer la presencia parlamentaria para avanzar decididamente en reformas estructurales, en materia laboral y previsional.

La vacancia está en la oposición, que los medios de comunicación sindican en el peronismo en sus distintas versiones, más o menos kirchnerista, incluyendo a sectores de la izquierda o la centro- izquierda liderados por la figura de CFK. La izquierda, institucionalizada y más allá, completa el cuadro de la oposición política.

Ambas identidades, peronismo e izquierda, difícilmente confluyen en iniciativas políticas compartidas, aunque en contadas ocasiones comparten acciones en unidad de acción, como ahora en el rechazo a la sentencia de los cortesanos subordinados a la lógica del poder real. Superar ese límite de articulaciones potenciales puede otorgar condición de posibilidad para una nueva representación popular con perspectiva de disputar gobierno y poder en el marco de la ofensiva del capital y de la ultraderecha.

La crisis del 2001 supuso una reconfiguración de la representación política en la Argentina.

De una tradición mayoritaria asentada en partidos políticos, las referencias se diluyeron detrás de personalidades que disputaron la representación tradicional, salvo en la izquierda, que sostuvo la referencia por cambios sustantivos en contra del régimen del capital. El resultado fue la emergencia del “kirchnerismo” y el “macrismo”, detrás de los cuales se sumaron fracciones de las principales tradiciones políticas de la historia argentina. Por su parte, la mayoría de la izquierda trotskista confluyó en un frente.

La emergencia política “libertaria” desordenó el arco de las representaciones políticas y las puso nuevamente en crisis. Como señalamos, la crisis parece resolverse por derecha a favor de Milei, con el peronismo en búsqueda de reestructuración y una izquierda trotskista con límites efectivos para ampliar su propuesta política de transformación anticapitalista y por el socialismo.

La propuesta que sostenemos, como aporte al debate, apunta a una nueva identidad política que recoja la potencialidad de la unidad de parte del peronismo y de la izquierda, con disposición de sustentar una propuesta que trascienda la opción de gobierno; que se proponga una confrontación contra el poder, e iniciar una perspectiva de transformaciones profundas de la economía, del estado y de la sociedad en la Argentina.

Ello supone un debate al interior del peronismo y de la izquierda, o una parte sustancial de ambas identidades, que pueda superar límites propios de cada una de ellas en sus consideraciones mutuas, más allá de racionalidades genuinas que explican alejamientos en sus trayectorias.

Lo que sostenemos es que en esas identidades subyace la posibilidad de la emergencia de una propuesta que no solo sea oposición a la ultraderecha, sino “alternativa política” para pensar en rumbos en contra y más allá del capitalismo.

rmh/jcg

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