El 24 de febrero es un día especial para Cuba y para Rusia. En esa fecha, pero de 1895, comenzó la tercera guerra por la independencia del dominio colonial español en Cuba, la que también es conocida como la “Guerra Necesaria” o el «Grito de Baire» (Baire es una pequeña localidad en la provincia de Santiago de Cuba), aunque en realidad fue un levantamiento simultáneo y planificado de antemano en 35 regiones diferentes del país.
Su inspirador, organizador e ideólogo revolucionario fue José Martí, quien cayó en combate en mayo de ese propio año, pero sus compañeros Máximo Gómez y Antonio Maceo continuaron la lucha.
España renunció a Cuba después de la intervención de Estados Unidos en el conflicto en diciembre 1898, aunque era temprano para hablar de independencia y soberanía reales: Washington comenzó a controlarla y puso sus títeres al frente de la isla, quienes cumplieron con todas las demandas de la Casa Blanca.
Sólo después de la Revolución de 1959, Cuba finalmente obtuvo su independencia total y verdadera. Pero junto con el 1 de enero (Día de la Revolución), todos los cubanos reconocen y recuerdan el significado del 24 de febrero como un acto de emancipación y búsqueda de una verdadera independencia de la hegemonía europea y estadounidense y por la unidad cultural de nuestra América.
En 2022, también el 24 de febrero, Rusia lanzó una operación militar especial en Ucrania para evitar el genocidio de la población de Donbass, que desde 2014 había sido objeto de bombardeos genocidas constantes y sistemáticos contra quienes habían defendido su soberanía al declarar la independencia de Ucrania debido a la brutal represión y las violaciones de los derechos humanos.
Todos estos hechos de asesinatos de civiles y el desprecio de los derechos humanos por parte del régimen de Kiev, que se había vuelto ilegítimo después del golpe de estado en febrero de 2014, fueron ignorados deliberadamente por los países occidentales: Estados Unidos, la UE, así como por sus satélites. Más precisamente, fingieron no darse cuenta, y ellos mismos llevaron a cabo una grosera propaganda rusofóbica, a menudo distorsionando la realidad y falsificando los hechos.
Unos meses antes del Inicio de la operación, el liderazgo ruso advirtió sobre la inadmisibilidad de la continuación de las provocaciones y propuso revisar la arquitectura de la seguridad europea, que en los últimos años se ha degradado rápidamente en la dirección de los intereses estratégicos excepcionales de Estados Unidos.
Pero parece que Ucrania ha caído en una dependencia aún mayor de los Estados Unidos que la Cuba de fines del siglo XIX. Los instigadores de la UE y la OTAN, lacayos subordinados de Washington, hicieron un coro común, como cuando los aliados de Adolf Hitler, junto con la Wehrmacht alemana, se apresuraron a lanzarse sobre Moscú.
Fidel Castro señaló con razón hace unos 20 años, que Rusia libraría una nueva guerra en Europa contra el fascismo, solo que el fascismo se llamaría democracia.
El líder de la Revolución Cubana siguió con atención los acontecimientos que se desarrollaban en Donbass y señaló constantemente la inadmisibilidad de la subestimación del pueblo ruso por parte de Occidente. En octubre del mismo año, Fidel señaló: «…ayer escuché las declaraciones del nuevo Secretario general de la OTAN, el ex primer ministro de Noruega, quien asumió el cargo el 1 de octubre, hace solo seis días. ¡Cuánto odio hay en su cara! Qué increíble deseo de desatar una guerra de destrucción contra la Federación rusa…».
Sí, la lucha contra el fascismo y el neonazismo es exactamente lo que Rusia está llevando a cabo ahora, Occidente no parece aprender del pasado y Rusia y Cuba comparten valores e intereses comunes, que se expresan en la batalla por la justicia social, la inadmisibilidad de la reescritura de la historia y el renacimiento del nazismo, el deseo de terminar con los proyectos neocoloniales de Occidente y el monopolio capitalista global.
Tenemos diferentes posibilidades y hay diferencias culturales e históricas, pero el período difícil actual (para ambos países) ha demostrado que los lazos de amistad siguen siendo muy fuertes. Aunque Estados Unidos ha intentado constantemente arruinar nuestras relaciones, especialmente en el período posterior al colapso de la Unión Soviética.
Cuba y Rusia han resistido la prueba del tiempo. Todavía tenemos que terminar lo que no hemos podido hacer debido a una serie de circunstancias anteriores:
-Romper el bloqueo estadounidense contra Cuba.
-Eliminar las sanciones contra nuestros países. Expulsar a los Estados Unidos de Guantánamo, en Cuba, donde aún retienen ilegalmente parte del territorio y en el que se encuentra una base naval, notoria en todo el mundo debido a la existencia allí de una prisión extraterritorial.
-Y, por supuesto, completar la operación militar especial en Ucrania, terminando de una vez por todas con el neonazismo militante y rusofóbico.
Todavía no sabemos el momento y los escenarios de su finalización.
Es posible que a través de los años, el 24 de febrero se recuerde en Rusia no solo como el comienzo de una fase activa para la liberación de una parte de la Rusia histórica del neonazismo, sino también de una parte significativa de Europa y como punto de bifurcación del colapso final de la hegemonía unipolar de Estados Unidos y el nacimiento de un nuevo orden mundial multipolar más justo.
rm/ls
*Investigador y científico asociado de la Universidad de Rusia.