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miércoles 27 de noviembre de 2024

Me voy a volver… por algunos caminos del capital…

Por Kintto Lucas*

Para Firmas Selectas de Prensa Latina

 

Tiempos modernos

Cuando ya tenía las respuestas me cambiaron las preguntas decía un grafiti escrito en los muros de Quito hace ya algunos años. Parece que las preguntas siguen cambiando aunque muchos políticos no tengan las luces para entenderlo. También hay preguntas y respuestas que permanecen ahí, intocables, como parte de un llamado a la conciencia colectiva del mundo. En todo caso, más allá del grafiti y de las pocas luces, hay una escena de la película Tiempos Modernos de Charles Chaplin, que es un irónico llamado a pensar en el absurdo como forma de vida en la sociedad capitalista.

Dice más o menos así: “Buenos días, amigos. Este disco es una grabación de la compañía de transcripción de servicios de ventas y asociados. Les habla el vendedor mecánico. Tengo el gusto de presentarles al señor Beloux, inventor de la máquina de comer Beloux, un práctico aparato que alimenta a sus hombres mientras trabajan. Suprima el descanso del almuerzo, adelántese a la competencia. La máquina de comer Beloux eliminará la hora del almuerzo aumentará su productividad y reducirá el capítulo de gastos.

Permítanme mostrarles algunas características de esta maravillosa máquina: la belleza de su moderna línea aerodinámica, lo suave y silencioso de sus movimientos gracias a nuestro rodamiento de metal electrófono. Permítannos llamar su atención sobre el plato de sopa automático con emisor de aire incorporado. No hace falta soplar, ni un ápice de energía derrochado en enfriar la sopa. Noten el plato giratorio con el brazo automático que empuja la comida… Permítannos hacer una demostración con uno de sus trabajadores porque una imagen vale más que mil palabras. Permítannos recordarles que si quiere seguir a la cabeza de sus competidores no puede permitirse ignorar la  importancia de la máquina de comer Beloux“.

Tiempos Modernos fue estrenada en 1936. La escena de la máquina de comer es una de las pocas con sonido, además de la música y el ruido de las máquinas. Este filme de Chaplin es una crónica de la industrialización y la explotación capitalista. Una crónica de ese momento y del futuro en el capitalismo. Una crónica sobre la deshumanización de los trabajadores. Una crónica muy actual, por cierto. La exigencia de productividad, el desarrollo de la producción en cadena, el trabajo como mercancía. En fin… Un llamado a entender la sociedad creada por el capitalismo…

Bertolt Brecht

Un año antes del estreno de la película de Chaplin, un gran dramaturgo y poeta alemán escribía un poema que, hasta hoy, es otro llamado a comprender la historia de los trabajadores y la historia del capitalismo. Un poema de preguntas. En este caso son preguntas que no cambiaron. Y las respuestas también son las mismas. Tal vez nos toque reinterpretarlas para comprobar que la historia sigue siendo hoy la misma. Entonces es necesario irse a volver para leer o escuchar Preguntas de un obrero que lee, de Bertolt Brecht:

“¿Quién construyó Tebas, la de las siete puertas? / En los libros aparecen los nombres de los reyes. / ¿Arrastraron los reyes los bloques de piedra? / Y Babilonia, destruida tantas veces, /¿quién la volvió siempre a construir? ¿En qué casas de la dorada Lima vivían los constructores? / ¿Adónde fueron los albañiles la noche en que fue terminada la Muralla China? / La gran Roma está llena de arcos de triunfo. ¿Quién los erigió? / ¿Sobre quiénes triunfaron los Césares? / ¿Es que Bizancio, la tan cantada, sólo tenía palacios para sus habitantes? / Hasta en la legendaria Atlántida, / la noche en que el mar se la tragaba, / los que se hundían, gritaban llamando a sus esclavos. /

El joven Alejandro conquistó la India. ¿Él solo? / César derrotó a los galos. ¿No llevaba siquiera cocinero? / Felipe de España lloró cuando su flota fue hundida. ¿No lloró nadie más? / Federico II venció en la Guerra de los Siete Años / ¿Quién  venció además de él? / Cada página una victoria. ¿Quién cocinó el banquete de la victoria? / Cada diez años un gran hombre. ¿Quién pagó los gastos? / Tantas historias. / Tantas preguntas…”.

Siete años antes de este poema, en 1928, Brecht escribió una de las obras que marcó la dramaturgia del siglo XX: La opera de los tres centavos. Con música del compositor alemán Kurt Well, es una obra que critica el orden capitalista, representado por una sociedad de vividores; una obra que también fue llevada al cine. Pero ahora podríamos escuchar Tango de los marineros, un poema de Brecht con música de Kurt Well interpretado por la cantante austríaca Lotte Lenya.

La Mujer del soldado es otra gran canción con letra de Brecht y música de Well. El grupo de tango argentino La Chicana realizó una excelente versión tangueada que hay que escuchar. El gran cantautor vasco Mikel Laboa, también le puso música a la poesía de Bertolt Brecht y podríamos escuchar Contra las ilusiones, una canción sobre la vida. Por su parte la actriz y cantante catalana Núria Espert también cantó la poesía de Brecht traducida al catalán. Pero qué diría Brecht, ese dramaturgo y poeta alemán anticapitalista y antifascista a los hombres del futuro, en aquel momento tan difícil:

“¡Qué tiempos éstos en que hablar sobre árboles es casi un crimen, porque supone callar sobre tantas alevosías!… / Desgraciadamente, nosotros, / que queríamos preparar el camino para la amabilidad / no pudimos ser amables. / Pero vosotros, cuando lleguen los tiempos en que el hombre sea amigo del hombre, / pensad en nosotros  con indulgencia.»

Metrópolis

Doce años antes de que Bertolt Brecht escribiera el poema Preguntas de un obrero que lee, exactamente en 1927, otro alemán, el cineasta Fritz Lang, estrenó la película Metrópolis, que mostraba cómo sería el capitalismo en el futuro. En una gran ciudad del siglo XXI los obreros viven en un gueto subterráneo donde están las industrias, impedidos -bajo prohibición-, de salir al mundo exterior. Es la sumisión total de los trabajadores.

Si Brecht desescribió a los seres humanos del futuro, Fritz Lang hizo una película sobre los trabajadores del futuro. Metrópolis se desarrolla en el año 2026, en una ciudad-estado de enormes proporciones llamada Metrópolis. Más allá de los elementos particulares, y el simbolismo propio, la película es una metáfora de la sociedad capitalista. Existen dos clases: la élite de propietarios y pensadores que viven entre grandes edificios y los trabajadores que viven debajo de la ciudad que trabajan sin cesar para mantener el modo de vida de los de la superficie. Metrópolis es una de las pocas películas considerada como Memoria Histórica por la Unesco.

A mediados de los años 80 el compositor Giorgio Moroder restauró Metrópolis, coloreó escenas y añadió una banda sonora. El hecho fue visto como una provocación. En todo caso, hizo recordar la película. De esa banda sonora, creada para la Metrópolis restaurada, podríamos escuchar a John Anderson interpretar Jaula de libertad. La letra de esa canción dice algo así como: “Esa es nuestra prisión, Donde el carcelero y el cautivo conviven. Jaula de libertad, creada por el poder. La ambición ciega roba nuestra razón. Pronto estamos detrás de esas barras invisibles. No hay escape en este mundo fabricado por nosotros mismos”.

Don Dinero

Tanto Charles Chaplin en Tiempos Modernos como Fritz Lang en Metrópolis describen a su modo, y con ciertas particularidades, una sociedad que Carlos Marx, otro alemán estudió como pocos. En este 2017 se cumplen 150 años de la primera edición de El Capital, Critica de la economía política. Un trabajo que marcará la historia del siglo XX, y que hasta hoy sigue vigente.

La obra es un tratado de economía, un tratado político-social y un tratado filosófico. Es la obra que desmenuzó el capitalismo y las relaciones capitalistas en todos sus aspectos. Si bien el libro se escribió en un determinado momento histórico, su capacidad de entender el sistema capitalista y su desarrollo futuro, así como el método de investigación, son totalmente actuales.

Marx le quitó la máscara al capitalismo y evidenció el control económico de la clase dominante para mantener la explotación sobre la clase dominada. Dejó en evidencia que las relaciones dentro del capitalismo, tarde o temprano, llevan a una deshumanización de la sociedad. Y en esa sociedad, poderoso caballero es Don Dinero, como diría Francisco de Quevedo y lo recuerda siempre el cantautor Paco Ibáñez: “Madre, yo al oro me humillo, / Él es mi amante y mi amado, / Pues de puro enamorado / De continuo anda amarillo; / Que pues, doblón o sencillo, / Hace todo cuanto quiero, / Poderoso caballero / Es don dinero”.

Estatuas

Cuando uno observa las estatuas de Carlos Marx y su colega Federico Engels en Berlín, y mira la gente que concurre de distintos países, y los estudiantes, que llegan a veces con curiosidad, otras con un profundo respeto, entiende que esas estatuas tienen más vida que tantos políticos actuales. Porque el pensamiento y la acción de ellos traspasaron los años. Fueron derrotados en el corto plazo pero adquirieron vigencia histórica, a pesar de las campañas en su contra. Y a pesar del propio capitalismo que se impuso.

Cuando uno analiza el decurso de la sociedad capitalista, ve que en El Capital se describió, hace 150 años, cuál sería el camino del mundo. El proceso de producción del capital, el proceso de circulación del capital, el proceso de producción capitalista, la mercancía, el dinero, el salario y la explotación del trabajo, la explotación de una clase por otra y la lucha de clases; l a transformación del dinero en capital, las ganancias de la clase dominante, el proceso de acumular y acumular capital y el papel de la clase obrera. Cientos y tantos años después de Marx, John Lennon les canto a los trabajadores de distintas formas. Ahora, tal vez me iría a volver para escucharlo interpretar Héroes de la clase obrera.

Síntesis

Los análisis sobre el capitalismo que vinieron después, incluso aún cuando sus autores fuesen contrarios al análisis de Carlos Marx, tuvieron que tenerlo en cuenta. Hoy hasta los grandes personeros de las empresas transnacionales o financieras internacionales, recurren a Marx para entender mejor el sistema que defienden.

Ciento cincuenta años después de publicada la primera parte de El Capital, el capitalismo está en crisis pero no es una crisis terminal. El capitalismo logra reconvertirse, mantener su hegemonía. Buena parte de los sectores de izquierda o denominados progresistas prefieren ser peones del capitalismo, gozar de sus mieles por un lado, y señalar en su discurso que trabajan para humanizar el capitalismo.  En fin… Ahora recuerdo un poema que escribí un día cualquiera:

 “En síntesis: se murió el capitalismo. / Bueno, en realidad no se murió, /se murió uno que dijo / que el capitalismo se había muerto. / Bueno, en realidad no se murió, / se murió uno que escribió en un libro / que hubo uno que dijo / que el capitalismo se había muerto. / Bueno, en realidad no se murió, / se murió el que me contó / que hubo uno que escribió en un libro que otro había dicho / que el capitalismo se había muerto. / Bueno, en realidad no se murió, / se murieron unos / cruzando el Mediterráneo / y otros cruzando la frontera mexicana / para ver si el capitalismo se había muerto. / En síntesis: Wall Street no es un cementerio”.

Utopías apocalípticas

Decía el escritor Mario Vargas Llosa que «las utopías sociales son apocalípticas». Yo creo que en este mundo sólo existen realidades sociales, políticas y económicas, que nos muestran que este planeta viene caminando mal y va para peor; realidades que nos dicen que la miseria, el asesinato de niños de la calle, la agresión al medio ambiente, las guerras absurdas, las mentiras de ciertos políticos, no son una utopía.

Realidades que deben ser cambiadas por otras realidades, no por utopías. Y además un sistema  como el capitalista, que engendra modelos como el neoliberalismo, que ayuda a su perpetuación pero aporta también a su autodestrucción. Un sistema que transforma a los seres humanos en caníbales. Un sistema con esas características (y otritas tan malas como esas) es lógico que no pueda, ni deba, sobrevivir. Un sistema como ese, sin lugar a dudas, es a la vez una realidad apocalíptica y una utopía apocalíptica, donde todo se compra y se vende.

Hay una canción con letra de José Ramón Catalán interpretad por José María Alfaya y el Taller de los reinsertables, que describe esa realidad: “Si usted no tiene un alma que vender / Si no le angustia la necesidad / Si no le tienta el lujo ni el poder / Si no es esclavo de la propiedad / Si no posee carné de conducir / Si no navega ni por Internet / Si le importa un carajo el porvenir / Si no tiene hipotecas ni chalé / Usted no es de este mundo, créame / Pero le encontraremos su lugar / Porque algo le tendremos que vender / O algo nos tendrá usted que comprar».

» / Si depende de un sueldo nada más / Si vive en un pisito de alquiler /Si no hace ningún daño a los demás / Si su único enemigo es usted / Si en todos estos años no trepó / Si nunca se abrió paso en plan brutal / Si alguna vez favores devolvió / Si a ratos se siente sentimental  / Usted no es de este mundo, créame / Pero le encontraremos su lugar / Porque algo le tendremos que vender / O algo nos tendrá usted que comprar… «.

Imperio

Si recordamos la película Tiempos Modernos, de Charles Chaplin, si pensamos en el poema Preguntas de un obrero que lee, de Bertolt Brecht, si repasamos la película Metrópólis, de Fritz Lang, veremos que en la actualidad mucho de los que ellos contaron, o señalaron como algo del futuro, permanece vigente. Si releemos El Capital y recurrimos al pensamiento de Carlos Marx, 150 años después, veremos que la sociedad capitalista sigue intacta, reproduciéndose a sí misma y también, aunque suene paradójico, autodestruyéndose a sí misma.

En la actualidad, el capitalismo ha generado un imperio global que asume formas y connotaciones distintas a las del imperio tradicional. Se trata de una especie de coalición mundial integrada por países, grandes corporaciones, sistema financiero global, ciertas multilaterales, entidades de arbitraje internacional, y otras tantas instancias entrelazadas entre si y al servicio de un poder global sustentado por el capital. Un sistema de pensamiento único homogeneizado y hegemonizado política, económica, comercial y culturalmente. Pero los dueños del capital le hacen creer a la gente que en este sistema tendrán días de gloria, como cuenta el grupo Porca la Pipa en su canción que dice más o menos así:

“Písale la cabeza a tu hermano débil / Úsalo de escalera para vos / Nunca te preocupes más que por tu vida / Y por juntar dinero sin razón / Y tendrás gloria / Días de gloria solo para vos / Y cuida tu apariencia / Más que tu conciencia / Y más que tu propio corazón… /  No uses nunca ropa que no esté a la moda / Créete que no hay nadie como vos / Y tendrás gloria… / Debes salir primero / Debes ser el mejor / Humillar a tu hermano / Debes ser un traidor / Y tendrás gloria…”.

Consumo gusto

El sistema capitalista, como sistema, y los dueños del capital tienen la capacidad de involucrar a toda la sociedad en su intento de perpetuidad: se asumen leyes para fortalecer el capital, se llevan adelante acciones que consoliden el capital; se implementan modelos de desarrollo para que los dueños del capital tengan más capital, se implementan políticas que promueven el consumismo para reproducir el capital.

El grupo Ska-P describe  con ironía el consumismos en su canción Consumo gusto: “Comprar, cosas que no valen pa ná / Comprar,  para olvidarlas en el desván / Comprar, es un placer excepcional / Comprar, cómo me gusta despilfarrar / Todo el día currando como un cabrón hasta las 10 / Por un salario de mierda / que no me llega a fin de mes / Pero la tele me dice que tengo que consumir / Acepto con sumo gusto, yo me dejo persuadir.

/ Pagar, el colegio del chaval / Pagar, la puta luz, el agua y el gas / Pagar, la residencia de mamá / Pagar, mi vida consiste en aforar / Pago la letra del coche, pago la cuota de comunidad / Pago la puta hipoteca, pago la cuenta que debo en el bar / Pago la letra del video, pago la letra del televisor. / Pago el seguro del coche, pago la letra del ordenador / Puto dinero, puto dinero / La sociedad de consumo me ha convertido en un servidor / Puto dinero, puto dinero / Siempre con el agua al cuello, esta es la vida de un consumidor

 / Esclavo de la puta publicidad / Esclavo soy / Esclavo, la sociedad del bienestar no es para todos por igual / Aquí termina la historia de este humilde trabajador / Que ha sido utilizado y ni siquiera se ha enterao / Quien saca la tajada quien maneja este tinglao / Los que están por arriba los que parten el bacalao…”.

Los dueños del capital, o sea los que parten el bacalao, promueven un modelo económico que apuesta al libre comercio mal entendido, donde quienes dirigen el mercado son las grandes corporaciones, buscan que la política comercial se base en los tratados de libre comercio con las grandes potencias, tratados neocoloniales que van contra la mayoría de los trabajadores, favorecen la especulación financiera, las importaciones, el consumismo…

La desvalorización del mundo humano crece en razón directa de la valorización del mundo de las cosas, dijo Carlos Marx hace un siglo y tanto… y así estamos…

ag/kl

 

*Periodista y escritor ecuatoriano-uruguayo.

(Texto  del autor basado en su programa radial Me voy a volver)

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