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viernes 17 de mayo de 2024

Optar por la paz frente a la intervención imperial

Por Andrés Mora Ramírez*

Para Firmas Selectas de Prensa Latina

 

Alineadas al compás de los dictados que emanan del Departamento de Estado y las embajadas de los Estados Unidos -que preparan el camino para la apetecida intervención en Venezuela, primero, y más tarde en Nicaragua, Cuba y Bolivia-, las cancillerías de los países que integran el Grupo de Lima protagonizan por estos días un vergonzoso espectáculo de sumisión a los planes estratégicos y geopolíticos de la Casa Blanca, y de flagrantes violaciones del derecho internacional y principios elementales de la convivencia entre las naciones, como la no intervención en asuntos internos y el respeto a la autodeterminación de los pueblos.

Con la OEA como escenario predilecto de sus representaciones, con las usinas mediáticas reproduciendo a todo vapor relatos y corrientes de opinión prefabricadas -y con el nuevo consenso de derechas que se articula en la región como contexto- la diplomacia latinoamericana, con sus honrosas excepciones, vive una de sus horas más oscuras, solo comparable con el clima vivido a inicios de la década de 1960, cuando las fuerzas imperiales orquestaron su conjura contra la Revolución Cubana.

En situaciones como estas -de crisis y grave peligro- en las que un desenlace fatal irradiaría consecuencias sociales, políticas, económicas y militares hacia toda la región, se impone la prudencia, la sensatez y la razón. Y afortunadamente, todavía quedan voces en nuestra América que se levantan para recordarnos que somos dueños de nuestro destino, y no simples títeres en el teatro de marionetas de Washington.

Todavía quedan voces en nuestra América que se levantan para recordarnos que somos dueños de nuestro destino, y no simples títeres en el teatro de marionetas de Washington.

Una de estas voces es la del ex presidente colombiano, y ex secretario general de UNASUR, Ernesto Samper, quien expresó en una entrevista su preocupación porque “cada día se escuchan más voces, y más duras, que están pidiendo una salida confrontacional a la situación,  una salida que incluye las posibilidades de un golpe militar”. “Particularmente, creo -añadió- que debemos insistir hasta el final en que la única salida que garantiza una solución incruenta es la salida del diálogo institucional entre los actores políticos venezolanos”.

Un diálogo necesario en Venezuela, así como en otros conflictos regionales, que en opinión del ex presidente debería desarrollarse en el marco político de la CELAC, tomando distancia de la influencia de los Estados Unidos, al que considera un “socio no confiable”  por el carácter esencialmente anti-latinoamericano de su agenda hemisférica.

Otra de esas voces necesarias a las que aludimos es la de Maximiliano Reyes Zúñiga, subsecretario para América Latina de la Secretaría de Relaciones Exteriores de México, quien defendió ante una comisión del Senado el nuevo enfoque de política exterior del gobierno de Andrés Manuel López Obrador: “La diplomacia mexicana tendrá un papel decisivo en América Latina y el Caribe. México debe ser un líder en la región y estamos dispuestos a asumir esta responsabilidad. Es el momento en que México vuelva a mirar al Sur”.

Además, anunció ante este foro la disposición de su país para actuar como mediador en Nicaragua y Venezuela: en el caso nicaragüense, Reyes aseguró que “México estaría en disposición de participar, a invitación de Nicaragua, en todo mecanismo de facilitación y mediación del diálogo que permita el acercamiento de las partes en conflicto con pleno respeto a sus asuntos internos y autodeterminación”.

Mientras, en el caso venezolano, sostuvo que el gobierno no quiere “caer en el extremo antagonista en el que pensamos que se encuentran todas las partes involucradas en el conflicto venezolano. Pretendemos ubicarnos en un centro que sea capaz de generar puentes de diálogo”.

México, en la figura de su presidente y su equipo diplomático, se perfila como un actor clave en la promoción del diálogo y la búsqueda de la paz y la unidad nuestroamericana, en esta hora de tensiones que vivimos.

Una posición consecuente con la letra y el espíritu con el que se firmó en La Habana, hace apenas un lustro, la Proclama de América Latina y el Caribe como zona de paz: documento histórico en el que todos los países miembros de la CELAC asumieron el“compromiso permanente con la solución pacífica de controversias a fin de desterrar para siempre el uso y la amenaza del uso de la fuerza de nuestra región”.

Si renunciamos a esta alternativa, es decir, a la posibilidad de defender nuestras opciones y emprender la construcción pacífica de caminos propios, nos perderemos dolorosamente en el camino de vasallaje al que ahora nos conduce la mentalidad colonial que todavía pervive en las élites de muchas de nuestras repúblicas: esa que profundiza nuestra fragmentación y nos acerca, cada vez más, a la vorágine de la guerra imperialista que tantos apetitos despierta en la Casa Blanca y en Wall Street.

ag/am

 

*Docente e investigador del Instituto de Estudios Latinoamericanos de la Universidad Nacional de Costa Rica
Andrés Mora Ramírez

Mora Ramírez, Andrés San José, Costa Rica (1978) Magister en Estudios Latinoamericanos con Énfasis en Cultura y Desarrollo de la Universidad Nacional de Costa Rica; Magíster en Educación con énfasis en Docencia Universitaria de la Universidad Nacional de Costa Rica; y Licenciado en Periodismo y Comunicación de Masas de la Universidad Federada de Costa Rica. Leer más... Su experiencia profesional se concentra en las áreas de docencia e investigación universitaria, edición de publicaciones, comunicación política, rendición de cuentas, investigación y control legislativo, desarrollo sostenible, procesos políticos latinoamericanos, centroamericanos y en educación. Actualmente trabaja como docente e investigador en la Universidad Nacional de Costa Rica, en el Centro de Investigación y Docencia en Educación, y en el Instituto de Estudios Latinoamericanos de la Facultad de Filosofía y Letras. Junto al Dr. Rafael Cuevas Molina, es coautor de dos libros: Buscando el futuro. Crisis civilizatoria y posneoliberalismo en América Latina (2015) y Vendiendo las joyas de la abuela. Políticas culturales e identidad nacional en Costa Rica 1990-2010 (2013), ambos publicados en San José de Costa Rica por la Editorial de la Universidad Estatal a Distancia (EUNED). Ha publicado artículos en revistas académicas nacionales e internacionales, en temas relacionados con el pensamiento político y pedagógico latinoamericano, las políticas culturales y la identidad nacional en Costa Rica, los procesos de construcción de identidades culturales y los medios de comunicación en América Latina. También, ha impartido conferencias y presentado ponencias en eventos académicos realizados en Costa Rica, Cuba y Argentina. Es miembro de la Asociación por la Unidad de Nuestra América (AUNA-Costa Rica) y editor de la revista CON NUESTRA AMÉRICA, proyecto de comunicación sobre política, cultura y desarrollo en América Latina (http://connuestraamerica.blogspot.com); colaborador de la Agencia Latinoamericana de Información (www.alainet.org), Rebelión (www.rebelion.org) y de otros medios electrónicos alternativos. Además, es colaborador del Núcleo de Estudos e Pesquisas Regionais e do Desenvolvimento (D&R), de la Universidade Federal de Pernambuco (UFPE), Brasil (http://grupoamericacentral.wordpress.com/analistas/).

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