También se cuenta con las redes de escucha submarina perteneciente al sistema de vigilancia sónica de la marina de los Estados Unidos (SOSUS), que después de los años 60 del pasado siglo experimentó mejoras significativas. Las estaciones de rastreo sonoro detectaron señales sonoras no deseadas durante las primeras pruebas en tierra del submarino Thresher. Esto llevó a la Marina de los Estados Unidos a buscar la forma de eliminarlas, mecanismo que fue introducido en la flota de submarinos, mientras que en la URSS no consiguieron crear una versión soviética de SOSUS y, por lo tanto, no pudieron eliminar este problema en su flota hasta principios de la década de 1980.

Otro ejemplo muestra como los sistemas de dirección de combate y control de la Boeing se basaron en una matriz de respaldo hecha de cables subterráneos endurecidos que conectaban las plataformas de lanzamiento y los centros de control de lanzamiento. En tanto, la disposición propuesta por General Electric utilizó una red de un solo núcleo de cables soterrados y endurecidos y el empleo de una estación de radio de onda media para proporcionar la dirección, el control y el monitoreo del sistema. Ambos procedimientos de comunicación requirieron también sus propios programas de capacitación para el personal de mantenimiento y las tripulaciones encargadas de realizar los lanzamientos, así como una cadena de suministro logística separada.

Hay otras redes paralelas detrás de las cuales están los Estados Unidos. En particular, en 2001 la OTAN lanzó un proyecto en red de computadoras para instituciones académicas en el Cáucaso y Asia Central que denominaron “Ruta de la Seda Virtual» y cuando en agosto de 2003 se recibió el primer mensaje dentro de esta red desde Turkmenistán, la OTAN anunció la implementación exitosa de su programa científico.

Al suministrar equipos a los países postsoviéticos, los especialistas de la OTAN también establecieron comunicaciones sobre el terreno, realizaron propaganda y recopilaron valiosas informaciones. No hace falta decir que seguramente todo el equipo tenía Caballos de Troya (programas malignos llamados troyanos) y puertas traseras para el seguimiento remoto y la penetración de la red, y si fuese necesario, para la infección con virus de las computadoras para su uso posterior como un nodo local. De tal manera que hasta ahora no podemos estar seguros de que en estas regiones no tengan sistemas informáticos infectados con los virus de la OTAN.

El tema en el sector financiero y empresarial

Ahora considere los asuntos del sector financiero y empresarial en el prisma de los intereses de los Estados Unidos.

En general, el atractivo de las prácticas sociales reflexivas en la gestión empresarial, según los autores estadounidenses, ha resultado fructífero, especialmente cuando los conceptos legales del fenómeno de la red deben desarrollarse de acuerdo con la motivación de los participantes.

Tomando como punto de partida la orientación normativa, en particular las consideraciones de eficiencia, los estudios jurídicos sobre los sistemas de transferencia de dinero y otras redes en el sector privado buscan analizar y acordar una categoría innovadora de “contrato en red”. Otros estudios de contratos simbióticos inspirados en la economía institucional han demostrado con éxito el aumento de la eficiencia de las redes y, por lo tanto, promueven su institucionalización legal. La investigación económica sobre los efectos de la red y sus diversas implicaciones legales también proporciona una comprensión más clara.

Por esta razón, hay un gran interés en las teorías de las redes por parte de los economistas modernos.

El sistema bancario internacional SWIFT también es una red. SWIFT, o Sociedad mundial de telecomunicaciones financieras interbancarias, es un sistema seguro que ayuda a realizar pagos transfronterizos al permitir que el comercio internacional se realice de manera más fluida y se utiliza en más de 200 países.

Pero dado que en realidad está controlado por los Estados Unidos, fue fácil para ellos desconectar el sistema bancario de Rusia de esta red, por lo que los ciudadanos rusos no pueden usar sus tarjetas bancarias en el extranjero.

En general, el sistema financiero estadounidense está formulado como un medio para atraer a los inversores institucionales globales en el desarrollo y el uso de grandes cantidades de liquidez, proceso que ellos controlan. Ahora, el llamado Consenso de Wall Street refleja, o al menos provoca que se interprete como que hay un crecimiento del capitalismo, en tanto lo que está ocurriendo es que se ha producido un crecimiento de administradores de activos y la expansión de la “banca en la sombra”, especialmente después de la crisis financiera mundial de 2008.

El investigador Ilias Alami cree que para comprender los métodos de trabajo de Wall Street, es decir, del capital global con sede en los Estados Unidos, uno debe mirar las transformaciones capitalistas más allá del ámbito del dinero y las finanzas. Él cree que el gran énfasis de Wall Street en la infraestructura no es casual.

Varios comentaristas afirman que hemos entrado en la “era de la logística”, cuando la optimización de la rotación de capital se ha vuelto claramente estratégica. Con la aceleración del despliegue de una nueva división internacional del trabajo, también estamos presenciando un importante cambio en el centro de gravedad de la economía capitalista mundial del Atlántico Norte al Pacífico, que requiere enormes necesidades de infraestructura para mediar en este nuevo modelo de desarrollo geográfico desigual.

Por lo tanto, el regreso a la planificación territorial y el nuevo énfasis en la infraestructura de conectividad a gran escala (como puertos, canales, ferrocarriles y sistemas integrados de comunicación logística) en las políticas y prácticas de desarrollo para la integración de territorios remotos contribuyen a las entradas de capital y al fomento de la interacción estratégica de las empresas con las cadenas de valor mundiales.

Considera útil ponderar la financialización como una forma de expresión de una tendencia capitalista innata, que consiste en el deseo del capital de reducir la vida humana y los mundos a recursos económicos y abstracciones monetarias a través de la privatización, la mercantilización y la comercialización, como parte de su impulso irresistible hacia el aumento del valor.

Y todo esto no es más que mercadeo en red, donde la manipulación de los gustos de los consumidores funciona en beneficio de las multinacionales y el sector bancario.

La geopolítica en el tablero

Sin embargo, si hablamos de geopolítica, para que funcione es importante que Washington atraiga a sus socios y satélites a asumir obligaciones contractuales, alianzas y pactos.

Durante el gobierno de Donald Trump, Estados Unidos lanzó el programa “Clean Network”, que como se dijo en la presentación oficial, «promovió un enfoque integrado de la administración para proteger los activos nacionales, incluida la privacidad de los ciudadanos y la información más confidencial de las empresas de las competencias agresivas de actores maliciosos como el Partido Comunista de China.

Una red limpia elimina a largo plazo la amenaza a la privacidad de los datos, la seguridad, los derechos humanos y la cooperación basada en principios que promueve en su propaganda el llamado mundo libre para protegerse de los actores maliciosos autoritarios. Net Network se basa en estándares de confianza digital reconocidos internacionalmente. Representa la implementación de una estrategia a largo plazo y a nivel nacional, basada en una coalición de socios confiables y sustentada en tecnologías y economías de mercados globales que cambian rápidamente».

Tanto las corporaciones tecnológicas estadounidenses, así como otros Estados y empresas extranjeras se unieron al programa.

Es cierto que a menudo a los socios de los Estados Unidos no se les permite hacer las cosas como quieren, y casi se les acusa de acciones inaceptables. En las cumbres bilaterales entre la UE y los Estados Unidos los funcionarios de Washington expresaron su preocupación por el «duopolio» de Ericsson y Nokia 5G. En respuesta, la contraparte europea aseguró que las “grandes tecnologías” se han vuelto demasiado dominantes e independientes de los Estados en muchos sectores importantes.

La ley de servicios digitales y la Ley de mercados digitales promulgadas en la UE, que agrupan motores de búsqueda, sitios de compras y reservas, sistemas operativos y muchos otros servicios, no han gustado a los diplomáticos estadounidenses.

A pesar de los monopolios reales en los motores de búsqueda, las redes sociales, los sistemas operativos y ciertos softwares de Internet, los cabilderos estadounidenses creen que los gigantes de Internet operan en mercados que funcionan bien.

Al mismo tiempo, la ley de innovación y competencia de los Estados Unidos prevé subsidios de miles de millones de dólares, lo que podría no cumplir con los requisitos de la OMC para crear alternativas internas y eliminar la competencia en el mercado de los concurrentes europeos y coreanos.

Las prioridades más importantes de la política exterior del presidente Joe Biden también tiene un marcado carácter de red: “…los Estados Unidos buscan consolidar una sólida red de alianzas en su intento por mantener una posición hegemónica dominante para obligar a Occidente a oponerse a China…”. Para los comentaristas de los medios estatales chinos, por ejemplo, el comunicado de la Cumbre del G7 fue “…la condena reiterada en contra de China y una abierta interferencia en los asuntos internos del gigante asiático por parte de las principales potencias occidentales…”.

La iniciativa “Build Back Better World” de los Estados Unidos, basada en los valores, los altos estándares y una asociación de infraestructura transparente liderada por las democracias más grandes deja al descubierto la intención de los Estados Unidos para mantener la hegemonía mundial en la era posterior a la pandemia de COVID. En fin, que Washington está “explotando políticamente” a los aliados más débiles en la OTAN, donde Estados Unidos quiere crear una narrativa que equipare su propio afán de hegemonía con la ventaja estratégica colectiva de Occidente.

Como se puede apreciar, la experiencia en el diseño de diversas redes políticas por parte de los Estados Unidos es de una magnitud considerable, donde todas ellas se traducen en poderosas herramientas de influencia y manipulación.

Para deshacerse de todas ellas no solo es necesario destruir los nodos de estas redes y desconectar de ellas a las diversas comunidades (negocios, medios, grupos étnicos, organizaciones políticas, etc.), sino también crear redes propias que puedan servir como una alternativa más atractiva, especialmente si estamos hablando de la necesidad de transmitir sistemáticamente sus propias ideas en el entorno externo.

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